"Si la sostenibilidad es sólo para unas élites, si es tan cara como lo está siendo ahora, fracasará". Con estas palabras, el arquitecto Ignacio Vicens hacía ayer un alegato en pro de la necesidad de democratizar la sostenibilidad en el ámbito de la cultura, y en cualquier otro.
Pero para que lo sostenible llegue a alguien más que esos pocos privilegiados, como recordó el presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, en la inauguración de sus jornadas celebradas el lunes y el martes, "el arte tiene las herramientas más poderosas para actuar".
Y la cultura o, más bien, las culturas son el vehículo a través del cual las sociedades dan comienzo a sus procesos de transformación. Así, por ejemplo, ha venido ocurriendo a lo largo de la historia con los movimientos anticoloniales o los propios feminismos, que encuentran en las diferentes expresiones artísticas la plataforma para llegar a la sociedad y remover conciencias.
El arte más verde
Las jornadas del Teatro Real abrieron sus puertas entrando directamente al corazón de los museos y de las artes plásticas. La artista Cristina Almodóvar; el director del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Evelio Acevedo; y el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, fueron los encargados de debatir sobre cómo el arte más puro, aquel que se recoge en museos y galerías, guía la sostenibilidad del sector.
Borja-Villel, por ejemplo, recordó que los artistas, tras salir de la cuarentena provocada por el coronavirus, cuestionaron con sus obras la normalidad a la que queríamos volver. Con ellas, por tanto, impulsaron un cambio que ahora se podría redireccionar hacia la sostenibilidad.
"El que no haya igualdad de género o exista discriminación racial, el que no se tengan en cuenta los elementos ecológicos, todo ello está ligado a una concepción egoísta y heteropatriarcal del mundo", aseguró. Y añadió: Para el director del Museo Reina Sofía, "el feminismo es ya fundamental" y sin él, y una mirada decolonial, la sostenibilidad medioambiental no se entiende.
“Ya Van Gogh y otros autores de la revolución industrial reflejaban esa preocupación ecológica en sus obras. Tenemos muchos campos en los que actuar en nuestras prácticas, pero también en ese entorno de mantenimiento de colecciones y programas expositivos. Habrá que pensar en otros formatos”, recordó Acevedo.
Para Almodóvar, su arte –centrado en su caso particular en la naturaleza– ofrece paz y acerca a su público la visión de que “puede haber algo mejor, porque el mundo merece ser mejor que nosotros”. Por ello, apuntó que los artistas intentan "reflejar la belleza" y también "el dolor", ambas sensaciones necesarias para sensibilizar y movilizar al público y, por ende, a la sociedad.
Brillar sobre el escenario
Y si las artes plásticas remueven las entrañas para hacernos pensar, las escénicas son, como reivindicó Natalia Menéndez, directora artística del Teatro Español y las Naves de Matadero, "el espejo de lo que sucede fuera". En la segunda mesa de las jornadas de cultura sostenible, todas las voces se centraron en reflexionar sobre el papel de las artes escénicas y la música en promover esa transformación más eco.
Junto a Menéndez, José Luis Rivero, representante de la Red de Teatros; Narcís Rebollo, presidente de Universal Music; Natalia Menéndez, directora artística del Teatro Español y las Naves de Matadero; Sandra García San Juan, fundadora de Starlite y Miguel Deparamo, CEO y director creativo de WAH, tomaron las riendas de la conversación.
Propuestas sostenibles para "montar espectáculos", debates acerca de la mejor manera de llevar la sostenibilidad a una obra o sobre las tablas y un objetivo común: despertar conciencias. Todos los participantes en esta mesa coincidieron en su poder para cambiar el mundo desde sus puestos en las diferentes empresas e instituciones.
Y el presidente de Universal Music aprovechó la ocasión para destacar la importancia del talento con el que trabajan: "No son sólo artistas, sino grandes canales de comunicación". Todos los artistas que pertenecen a las escénicas y la música cuentan con millones de seguidores en diferentes canales, como las redes sociales, por lo que pueden contribuir a crear esa conciencia y convertirse en un claro altavoz que construya redes.
El cine piensa en 'verde'
Y qué mejor altavoz que el de las artes audiovisuales, aquellas que dieron nombre a la tercera mesa de las jornadas del Teatro Real. El cine y las series llegan a millones de personas a diario, de edades, contextos y condiciones tan diferentes como distintos somos los seres humanos.
Marta García Larriu, directora del Another Way Film Festival; Álvaro Longoria, productor de Morena Films; Elena Valderrábano, Global Chief Sustainability Officer de Telefónica; y Miguel Ángel Tobías, director de cine y productor; y Carlos Antón, director de EGEDA, fueron los encargados de de acercar la gran y la pequeña pantalla al Teatro Real. Y sobre todo, de hacer un alegato por la sostenibilidad.
García Larriu recordó que en el sector "hace falta exigencia" y menos "escurrir el bulto". Porque, como demuestra Tobías, ser 100% sostenible es posible. Y eso que él lo consiguió cuando nadie se lo habría propuesto todavía. Porque, como afirmó Longoria, "no hay nada más potente que un producto de consumo que millones de personas pueden ver".
Eso sí, añadió, "estamos muy retrasados en normalizar la sostenibilidad. Un buen ejemplo (de buena praxis) es No mires arriba. Esto es igual que la diversidad o el 'no fumar': ya no se hace en las películas", por lo que una actitud proclive a la sostenibilidad "se tiene que incorporar en el cine".
Valderrábano, además, matizó que hay que "predicar con el ejemplo". Y es que, dijo, "si quieres hacer estas cosas, todo en tu casa debe estar limpio". Y Antón apoya esta tesis: "El cine tiene esa responsabilidad: dar un mensaje claro, clave como el del 'conductor designado', porque cambia comportamientos. Puede concienciar, formar y educar".
El plato más sostenible
Aunque tal de masas como el cine, y casi tan educativo como él, es la gastronomía. Estrella de abrir la segunda jornada de cultura sostenible, celebrada ayer. Personajes de la talla de Jorge Hernández-Gil, director general del grupo Trocadero; el chef Ramón Freixa; Pepe Vieira, chef estrella Michelín; Melinda Padilla, ingeniera de la Guía Repsol; Nino Redruello, propietario del Grupo Lancha; o Xandra Falcó, presidenta del Círculo Fortuny, se dieron encuentro para hablar del buen comer.
Pero no sólo en el sentido de la cantidad o de la calidad, sino también de la responsabilidad ecológica del mismo. Y para ejemplo, el de una croqueta: Freixa recordó que este plato estrella de la tradición culinaria patria "tiene que ver con las abuelas, con el desperdicio cero, con el qué hacer con las sobras".
Por eso, recordó este genio de la gastronomía, que se trata de "una cocina de sabiduría y de proximidad. El reto de los cocineros debe ser auspiciar esa sostenibilidad para que luego se traspase a las casas. La misión es enseñar y promover una 'gastronomía circular' y sostenible".
Para Vieira, que viene del ámbito rural, la sostenibilidad siempre ha estado ahí. "Es nuestra forma de estar en el mundo. Hoy ser sostenible no es una cuestión de querer hacerlo, de moda, de religión: es una necesidad", concluyó. Porque, como remató Padilla, la sostenibilidad "está en el ADN de la gastronomía".
'Slow fashion'
Aunque la sostenibilidad no esté en el código genético de la industria de la moda desde su creación, sí que es cada vez más un must de cualquier armario ecofriendly. Y así lo demostró la segunda mesa de ayer, moderada por la vicepresidenta de EL ESPAÑOL y editora de ENCLAVE ODS, Cruz Sánchez de Lara.
La acompañaron, para hablar de moda sostenible, Brezo Tejerina, directora de sostenibilidad de El Corte Inglés; Carolina Álvarez-Ossorio, directora de marketing y comunicación de ECOALF; Constan Hernández, fundador de Is Coming; María Lafuente, diseñadora; y Gema Gómez, fundadora de Slow Fashion Next.
Todos ellos debatieron en torno a lo que la sostenibilidad significa tanto para productores como para consumidores. Y estos últimos, especialmente, cada vez ponen más el foco en cómo se han producido las prendas que compran. Sobre todo, como recordó Lafuente, la gente joven, que "es más consciente y va a ser mejor consumidor".
Aunque, en palabras de Hernández, sigue habiendo "un gran desconocimiento de lo que se contamina". Algo que, sin embargo, cada vez es más fácil descubrir gracias a las nuevas tecnologías.
Consumir demasiado, devolver compras sin control, almacenar prendas casi sin usar… todos ellos son conceptos que para los integrantes de esta mesa se quedarán obsoletos dentro de poco. Porque, como aseguró Gómez, "tenemos que empezar a entender que la felicidad no viene de comprar, sino de consumir mejor y alinearlo con las necesidades que tenemos".
Revolución ecológica
"La sostenibilidad tiene que ser accesible para que todas las personas puedan beneficiarse. La ecología y la economía suelen ir de la mano, así que ¿por qué no ponerlo en valor?". Con estas palabras, Teresa Serrano, directora de Comunicación de Grupo Index, reivindicó la necesidad de un cambio de paradigma en el sector de la arquitectura y de la construcción de nuestro país, que también es cultura y que puede servir para llevar la sostenibilidad al corazón de nuestras vidas y, sobre todo, de nuestras casas.
Junto a ella, Iñaki Alonso, arquitecto, CEO y socio fundador sAtt Arquitectura; Ignacio Vicens, arquitecto; Daniel Boluda, director general Huawei Digital Power en España, se reunieron para hablar de esa tercera piel que son nuestros hogares.
"Las viviendas tienen que ser productoras de energía, ser activas. En España tenemos unas 1.500 horas de producción fotovoltaica, mientras que en Centroeuropa son unas 900. Sin embargo, en Alemania la potencia instalada está muy por encima de España", recordó Serrano. Y Alonso lo refrendó: "Tenemos que entender los edificios como un organismo de vida que produzcan energía, que puedan gestionar el agua".
Eso sí, la arquitectura, recordó Vicens, "está hecha para ser transformada". Y, sobre todo, para llegar a todos. Porque, como insitió Serrano, esta revolución tecnológica debe "ser accesible a todas las familias". Y concluyó: "Tenemos que ir a todo aquello en lo que nos abarate. Lo caro es no actuar y la sostenibilidad no puede ser apta para unos pocos".
Financiación verde
Las dos jornadas de debate concluyeron con sendas charlas sobre cómo financiar la sostenibilidad, tanto desde el ámbito público como del privado y, por supuesto, en colaboración.
Para hablar del sector privado se reunieron María Canal Fontcuberta, consejera económica de la Representación de la Comisión Europea en España; Isabelle Le Galo, directora de Fundación Daniel y Nina Carasso; Marisa Aguilar Villa, directora de Allianz Global Investors; y Paula Toledano, directora de Filantropía Beka Finance.
Todas ellas coincidieron en poner en valor la financiación y las inversiones público-privadas para fagocitar la cultura sostenible. Pues, recordaron, la transición ecológica acarrea costes y puede haber obstáculos, pero mucho más caro es no actuar.
Con ellas coincidieron los representantes de las instituciones públicas. El subsecretario general para la Transición Ecológica, Miguel Suela; la directora general de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, Adriana Moscoso del Prado; la delegada del Área de Gobierno de Hacienda y Personal del Ayuntamiento de Madrid, Engracia Hidalgo; y el consejero de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, se encargaron de recordar el papel de la Administración, a todos los niveles, en el impulso sostenible de la cultura.