El gobernador de Santiago de Chile, Claudio Orrego, anunció el lunes pasado un plan de racionamiento de agua para la capital ante la posible necesidad de cortar los suministros hídricos, según recoge la agencia EFE. Un escenario que las autoridades chilenas no descartan en el corto plazo ante una grave sequía que atraviesa el país desde hace más de una década.
"Hay que darse cuenta de la situación en la que estamos. Ya llevamos 12 años de sequía, por lo tanto, existen hartas posibilidades de que tengamos este tipo de situaciones", dijo Orrego a la prensa.
El programa planteado podría llegar a afectar a 1,56 millones de las 7,1 millones de personas que viven en la Región Metropolitana de Santiago y que se abastecen de los ríos Mapocho (142.000 personas) y Maipo (1,5 millones de personas).
El documento, que fue encargado por el gobernador a la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), describe principalmente cuatro tipos de alertas basados en el nivel de abastecimiento que dispongan ambos ríos.
Este plan entraría en vigor si fuese decretado desde el Gobierno central un racionamiento de agua, algo que no ha descartado el nuevo presidente Gabriel Boric en el corto o medio plazo.
Cuatro panoramas previstos
El plan anunciado consta de cuatro tipos de alertas o panoramas. Una primera, la alerta verde, pondría en marcha la priorización del uso de las aguas subterráneas y el ahorro en el uso del recurso.
El plan afectaría a más de un millón y medio de personas
La segunda y tercera, la alerta preventiva y la alerta amarilla, implicarían la reducción de la presión del agua y la verificación del uso de los recursos hídricos.
En la cuarta y más grave, la alerta roja, se aplicaría un corte rotatorio del suministro de agua en periodos de 4, 6 o 12 días. Además, el racionamiento tendría como prioridad atender a las personas con situaciones más críticas y no podría exceder en ninguno de los casos las 24 horas.
Un problema sistémico
Chile, por su situación geográfica y condiciones climáticas, es uno de los países a los que más afecta el cambio climático en el mundo, y la escasez de agua es una de sus principales manifestaciones.
Según el World Resources Institute (WRI), el país se encuentra en la posición 18 de 168 países en el ranking mundial de riesgo hídrico, siendo el país con peor proyección dentro de la región latinoamericana.
En 2021, registró un déficit de precipitaciones de más del 50%, lo que supuso una gran disminución de las reservas de agua de los embalses y de los caudales de los principales ríos del país. A finales del año pasado, 184 municipios chilenos tuvieron que declarar la escasez extrema de agua.
Si la situación continúa así, el WRI vaticina que para el 2040, Chile tendría que importar agua dulce para poder abastecer las necesidades hídricas de su población.
Las principales razones para la crisis hídrica, según descubrió el estudio Transición hídrica: el futuro del agua en Chile de la Fundación Chile, son la gestión y gobernanza deficiente del agua (44%), el aumento de la demanda (17%), la contaminación del agua (14%) y la disminución de la oferta (12%).
Uno de los sucesos más sonados durante los últimos años fue la crisis social en El Melón, en el centro del país, donde el auge del sector minero y del cultivo del aguacate dejaron sin agua a la población.
El mismo estudio señala que es necesario “cambiar el actual enfoque y generar nuevas formas de gestión del agua”. Y añade: “Chile debe cambiar la tendencia e iniciar una transición hídrica, reconociendo los problemas y limitaciones que ponen en riesgo nuestro propio desarrollo”.
La Región Metropolitana de Santiago no es el primer caso. La comuna de Los Nogales en la región de Valparaíso tuvo que implementar en febrero de 2022 un racionamiento del agua potable entre sus habitantes.