Mientras que Europa se sume en un verano sofocante, hasta 40 países se reúnen este lunes en Berlín en lo que es la antesala de la próxima cumbre del clima de Naciones Unidas, que tendrá lugar el próximo noviembre en Egipto. En el encuentro Antonio Guterres, secretario general de la ONU, ha recordado que se necesitan medidas urgentes contra el cambio climático, porque de lo contrario, nos dirigimos al “suicidio colectivo”.
La masa de aire cálido que se extiende sobre Europa occidental es la mejor prueba de ello. Las altas temperaturas que se están alcanzando en países como España han puesto en riesgo de incendio extremo a todo el país, con decenas de focos activos que ya han calcinado más de 25.000 hectáreas. Pero, además, esta ola de calor ha dejado numerosas víctimas. Sólo por este episodio han fallecido en nuestro país 360 personas, según datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Esta nueva normalidad crece a lo largo y ancho del continente, con termómetros que están dejando temperaturas de récord y, en el caso de España, niveles menguantes en los embalses, con mínimos del 44%. Y todo en un contexto de crisis energética, en el que el consumo de aire acondicionado y agua se disparan.
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Ante los riesgos de suministro energético que pueden crearse en el continente europeo, la UE ha decidido aprobar este miércoles un paquete de medidas para ahorrar gas. En el plan, además de algunas decisiones como la limitación del termostato en el aire acondicionado o la calefacción, se incluye la opción de apostar por otras fuentes de energía alternativas para ayudar a paliar posibles problemas de suministro.
Entre esas opciones al gas ruso puede encontrarse también la apuesta temporal por el carbón. De hecho, países como Alemania ya han dado algún paso en este sentido al volver a autorizar la producción de sus plantas de este combustible fósil contaminante.
Al mismo tiempo, en Berlín, Guterres alerta en el Petersberg Climate Dialogue que el mundo está ya en un escenario muy peligroso. El secretario general de la ONU recuerda que “la mitad de la humanidad está en la zona de peligro, por inundaciones, sequías, tormentas extremas e incendios forestales. Ninguna nación es inmune”. Sin embargo, lamenta que sigamos alimentando la adicción a los combustibles fósiles.
Para Guterres, tenemos dos opciones: “Acción colectiva o suicidio colectivo”, y “está en nuestras manos”. Y es que el calor extremo no sólo está ahogando estos días al continente europeo. Hay que recordar que, en los últimos meses, varias olas de calor sin precedentes han golpeado a otros países como la India o el sur de Asia; las sequías han hecho estragos en varios países africanos, y las temperaturas extremas llegaron a aparecer de manera simultánea en los dos polos de la Tierra.
Estos datos acaban desdibujándose en un escenario en el que los precios de la energía y de los alimentos alcanzan máximos. La guerra de Ucrania y la amenaza de corte en el suministro de gas ruso nos han puesto contra las cuerdas.
Los esfuerzos están puestos ahora en asegurar el suministro energético, y justo en el año en que los países tenían que mejorar los compromisos que asumieron en el Acuerdo de París para limitar la temperatura media global a 1,5 grados. Ahora la vuelta a los combustibles fósiles puede poner en cuarentena este objetivo.
“El mayor problema de seguridad”
La lucha contra el cambio climático está retrocediendo. Annalena Baerbock, ministra de Exteriores de Alemania, señala que el calentamiento global que estamos experimentando es “el mayor problema de seguridad” que nos afecta en la actualidad. Reconoce que la apuesta por el carbón es un retroceso, pero subraya que es algo temporal.
Así, mientras ministros de unos 40 países se reúnen para preparar la próxima cumbre del clima, una de las peores caras de la realidad climática se muestra como telón de fondo. Miles de personas en países europeos como Portugal, España o Francia se han visto obligadas a abandonar sus casas por los incendios en una ola de calor sin precedentes.
La ciencia lo ha constatado ya: vamos por detrás del cambio climático. Por esta razón, son necesarias medidas urgentes, para poder paliar los peores efectos sobre la población. De acuerdo al último informe del IPCC, al menos 3.300 millones de personas viven en lugares que son altamente vulnerables a la crisis climática. Por no hablar de aquellas personas que afrontan una situación de pobreza energética, más allá de la situación económica o geográfica de su país.
Chiara Martinelli, directora, Red de Acción Climática de Europa, ha asegurado en el Diálogo de Petersberg, que “la UE falló a los países en desarrollo y las comunidades de primera línea en la financiación de pérdidas y daños”. Para la experta, “los llamados líderes climáticos resultaron ser solo habladores del clima”.
Martinelli ha recordado que para limitar las pérdidas y los daños futuros, los líderes de la UE también deben tomar medidas internas, intensificando el despliegue de las energías renovables y la eficiencia energética en lugar de reemplazar el gas ruso con gas de los países en desarrollo.
“Solo necesitamos soluciones climáticas, no depender de los combustibles fósiles”, reclama, y añade que “quienes estén realmente comprometidos con el Acuerdo de París y con limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados no seguirán invirtiendo en gas fósil, independientemente de la taxonomía de la UE”.