En el habitual balance del curso político, este viernes 29 de julio el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha propuesto una medida para intentar crear conciencia sobre la eficiencia y el ahorro energético: que los ministros y funcionarios públicos no lleven corbata.
Sánchez, que no llevaba puesta esta prenda durante su intervención, ha remarcado: "No llevo corbata". Y ha insistido en que se puede ahorrar "desde el punto de vista energético" no usándola, tras lo cual ha adelantado que ya les ha pedido a los ministros de su gabinete y al resto de funcionarios que no se la pongan cuando no sea necesario.
Además de los responsables públicos, el líder del Ejecutivo también ha animado al sector privado a unirse a la iniciativa y ha adelantado que el próximo lunes se aprobarán una serie de medidas de carácter urgente enfocadas a la eficiencia y el ahorro energético: "Ahorrar energía es una tarea de todos, y es prioritario".
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Sánchez también ha avanzado que a lo largo del mes de septiembre llevará a Bruselas diversas propuestas para reformar el mercado eléctrico, entre las que se encuentra la de desvincular el precio del gas y una nueva intervención del mercado energético para poner límite al precio de las emisiones de CO₂.
Una "falta de decoro"
En verano la corbata puede dar calor, y la idea del presidente es que en los espacios públicos se alcance la eficiencia energética subiendo la temperatura del aire acondicionado o apagándolo cuando no haga demasiado calor.
Con todo, este debate ya viene de lejos. En 2011, el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, tuvo un encontronazo con el presidente del Congreso, José Bono, cuando sugirió que se bajase el aire acondicionado de la Cámara y que sus señorías pudiesen quitarse la corbata.
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El ministro argumentó que con cada grado que se aumenta la temperatura del aire acondicionado se ahorra casi un 10% de energía, pero Bono desechó la iniciativa alegando que no llevar corbata suponía una "falta de decoro".
A principios de este mes de junio el tema volvió a la Cámara, esta vez de la mano del diputado y portavoz de Más País-Equo, Íñigo Errejón. Aquel día, el diputado registró una petición en la Mesa del Congreso que de nuevo pedía moderar el uso del aire acondicionado en todo el Parlamento, no solo en el hemiciclo.
En aquella ocasión, el argumento de Errejón fue que subiendo la temperatura del aire acondicionado se contribuiría no sólo al ahorro, sino también a combatir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, por lo que sería una medida "positiva para la salud y para el planeta".