Septiembre es el mes de los regresos, de los nuevos inicios, de recomenzar. Muchos adultos vuelven al trabajo tras sus vacaciones, y todos los niños empiezan un nuevo curso en el colegio. Según la ONG Educo, cada familia gastará este año una media de 400 euros por hijo, pero hay familias para las que este gasto es directamente inasumible.
Este año, al gasto en ropa y material escolar necesario para el comienzo de las clases, se une la inflación que hace que el presupuesto dé para comprar menos cosas. Otro de los gastos fijos para numerosas familias es el del comedor escolar, a los que no todos los niños y niñas tienen acceso.
"Los niños son conscientes de la situación económica", dice Mayra, una madre de tres hijos. "Los pequeños se quedan en el comedor del colegio, si no tuviera esa beca lo pasaríamos mal, no tendríamos cómo cubrirlo, tendría que dejar de trabajar para cuidarlos [...] Me siento segura porque tienen un plato de comida asegurado".
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En España, el coste medio del comedor oscila entre los 70 y los 130 euros por estudiante. En nuestro país uno de cada tres menores está en riesgo de pobreza o exclusión social, y únicamente el 11% de ellos recibe algún tipo de beca o ayuda para poder comer en el colegio, por lo que son muchos los que, necesitándolo, se quedan sin comer en el centro de estudios.
Una bandeja de comedor gigante
Coincidiendo con la semana de la vuelta al cole, Educo ha colocado este miércoles una bandeja gigante en el centro de Madrid para visibilizar la importancia del comedor escolar y reivindicar el acceso de los niños y niñas más vulnerables porque, según comenta su directora, Pilar Orenes, el comedor es mucho más que asegurar la alimentación de la infancia”.
La organización reivindica que, en un momento de crisis económica como el actual, el comedor escolar debe ser una prioridad de país. “Por eso, pedimos que sea universal y gratuito, que toda la infancia tenga la oportunidad de ir, sea cual sea su situación económica. Todos los niños y niñas deben tener garantizado su derecho a la alimentación, a la educación y a la igualdad de oportunidades”, remarca Orenes.
Según las estimaciones de la ONG, el comedor universal y gratuito en todas las escuelas públicas de primaria supondría un coste para las administraciones de 1.664 millones de euros anuales. “Mientras esto no sea posible, hay que poner el foco en los casi 500.000 niños y niñas que viven en contextos de vulnerabilidad y que no reciben una beca pública o esta no cubre todo el coste”, sentencia la directora.
Desigualdad y clase social
Tal y como recalca Educo, las familias con rentas más bajas van menos al comedor escolar y lo usan menos de forma diaria. Es decir, mientras que en el caso de las rentas altas asiste al comedor el 50% de los niños y niñas, en el caso de las familias con menos recursos económicos solo asiste el 36%. Por lo tanto, la situación económica es una barrera clara que impide el acceso al comer en el colegio.
La organización denuncia que tan solo la mitad de las personas que piden ayudas y becas comedor públicas las reciban, y apuntan a diversos motivos. Por ejemplo, las familias tienen que presentar los datos de la renta del año anterior, que no siempre es un reflejo de la situación económica que se vive en ese momento en el hogar.
“Siendo familia monoparental te ponen muchas trabas. Por ejemplo, para alquilar un piso, donde piden nóminas, o te piden las nóminas de tu pareja, o directamente te dicen que para madres solteras no”, explica Vivian, madre de una niña de 11 años.
También hay familias que, al tener ingresos muy bajos, no están obligadas a hacer la declaración de la renta y, por lo tanto, no poseen la documentación imprescindible para obtener la beca. Además, como el proceso para pedir las becas y ayudas no es fácil, muchas familias ni siquiera lo intentan”, explica Pilar Orenes.