El pantano de la imagen es el de Rialb y se acerca a la sequía total. Es uno de los más grandes de Cataluña. Su caída en picado, como las de las cuenca del Ter-Llobregat, en Barcelona, ya causan cortes de agua para la industria, la agricultura y su uso en parques y jardines. Además, desde la declaración de sequía a finales de noviembre por la Generalitat, unos 6,7 millones de habitantes residentes de al menos 550 municipios se mantienen en alerta. Las temperaturas más cálidas y la falta de lluvias no perdonan.
El calor que hemos sufrido este año en nuestro país no ha pasado indiferente. Comenzó de manera muy temprana y se ha alargado más de lo que nos gustaría. Se ha inmiscuido en meses en los que las lluvias y las temperaturas más frescas deberían haber hecho un mayor acto de presencia. Las previsiones para el próximo año tampoco mejoran. Aunque pueden darse episodios fríos, todo apunta a que el próximo año continuará la tendencia cálida e, incluso, puede llegar a aumentar.
Según el balance climático que ha presentado hoy la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) –aún a falta de unos días para que finalice– ha sido el año más cálido en todo un siglo en España e incluso el tercero más seco de las últimas dos décadas. Unos datos preocupantes si nos atenemos a que, bajo el influjo periódico del fenómeno meteorológico de La Niña, los termómetros tienden a bajar.
Sin embargo, durante este 2022 se han dado varios récords que nos sitúan en un escenario de calentamiento progresivo en nuestro país. De acuerdo con los datos recopilados, España ha superado por primera vez la temperatura media anual de los 15 grados hasta colocarse en los 15,3. Esto son 1,6 grados más de lo normal. “Es el más cálido con diferencia”, comenta Rubén del Campo, portavoz de la AEMET, quien añade que “no hay precedentes de un año tan extremadamente cálido en 100 años” en nuestro país.
Si se atiende al registro de temperaturas a lo largo de todo este 2022, se puede observar que ha habido varios episodios cálidos a partir de mayo que han sido recurrentes y, como comenta Del Campo, “solo ha habido dos episodios fríos en abril”. “Es una barbaridad”, señala, porque esto ha hecho que hayamos tenido hasta 30 días de récords de días cálidos y pocos días con temperaturas inferiores a las normales para la época.
La situación tampoco ha cambiado durante el otoño. Desde la AEMET informan que “ha sido el más cálido de la serie histórica (desde 1961) y empatando únicamente con el de 1983”. Esto “nos sitúa hasta dos grados por encima de lo normal para estos meses”, subraya Del Campo. Por su parte, Beatriz Hervella, también portavoz de la agencia, apunta que, “para entendernos, este aumento de las temperaturas es mucho”, hasta el punto de que “una persona lo nota bastante en la elección diaria de su vestuario”.
Un calor que ha ido acompañado de pocas lluvias. A lo largo del otoño meteorológico (septiembre, octubre y noviembre), en España ha llovido un 24% menos de lo normal. En total, 152 litros por metro cuadrado. Pero es que, además, si nos vamos al conjunto del año, el porcentaje sigue siendo negativo, porque ha habido un 16% menos de precipitaciones. Si la media está en 608 litros por metro cuadrado, este año se han acumulado 509 litros por metro cuadrado.
¿Hacia "una sequía socioeconómica”?
Son datos alarmantes teniendo en cuenta que arrastramos una sequía meteorológica desde principios de año, motivada a su vez por un déficit de precipitaciones acumulado del otoño e invierno pasados. Esto nos sitúa, asegura Del Campo, “al borde de una sequía socioeconómica”.
Según la definición que recoge el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), este tipo de sequía es la que afecta a la escasez de agua a las personas y a la actividad económica.
“Para hablar de sequía socioeconómica no es necesario que se produzca una restricción del suministro de agua, sino que basta con que algún sector económico se vea afectado por la escasez hídrica con consecuencias económicas desfavorables”, recogen en su web. No obstante, añaden que “la creciente presión de la actividad humana sobre el recurso agua hace que cada vez sea mayor la incidencia de la sequía socioeconómica, con pérdidas económicas crecientes”.
Desde el punto de vista de la sequía prolongada, y según el último informe del MITECO al respecto, “se ha producido una ligera mejoría, debida a la cierta normalización de la pluviometría en algunas zonas”. No obstante, sólo supone un descenso del 44,6% del territorio afectado al 43,3%.
Los embalses, según el último boletín hidrológico, han experimentado una pequeña subida del 6,3% (ahora están al 42% de su capacidad) posiblemente motivada por la llegada de las últimas lluvias de diciembre. No obstante, como ha informado la AEMET en rueda de prensa, han podido ayudar en parte a la sequía meteorológica que comenzó a principios de año, pero no la han solucionado.
En lo que respecta a la escasez coyuntural –aquella relacionada con los posibles problemas de atención a las demandas–, la situación no ha mejorado. Desde las precipitaciones de abril, “no se han vuelto a registrar precipitaciones importantes, y la situación es muy preocupante en las demarcaciones intercomunitarias que ya entonces tenían los principales problemas (Guadalquivir y Guadiana), y también en otras cuencas donde se ha agravado la situación, como en zonas del Duero, Ebro y Distrito de Cuenca Fluvial de Cataluña”.
El invierno que nos espera
La situación prevista para estas Navidades seguirá la estela de lo que hemos podido conocer hasta ahora de 2022. En concreto, la situación prevista para las Navidades puede no ser una buena noticia para las estaciones de esquí. Según la AEMET, habrá precipitaciones sobre todo en el cuadrante noroeste, pero no se espera la caída de nieve en cotas altas. Un dato preocupante también para las reservas hídricas, porque del deshielo dependen gran parte del agua que llega a primavera.
[Mario Picazo, experto en clima: “Este invierno vamos a tiritar, pero no va a ser lo habitual”]
“No pasaremos, previsiblemente, unas Navidades frías este año en nuestro país”, apuntan desde la AEMET, y las predicciones relativas a la temperatura prevista en lo que resta del mes indican que diciembre de 2022 presentará una clara anomalía positiva que incluso puede convertirlo en uno de los más cálidos de su serie mensual.
Todo ello a pesar de que el fenómeno meteorológico de La Niña continuará afectando durante la primera parte del año a nuestro país. No obstante, las temperaturas más cálidas de lo habitual continuarán durante el invierno. En cuanto a las lluvias, todavía “no hay una señal clara”, asegura la agencia.
José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored, comenta que “los últimos (3) años con eventos de La Niña han sido cálidos a escala global, de los más cálidos de la serie histórica, por lo que el enfriamiento provocado por La Niña no consiguió compensar la acelerada subida de las temperaturas debida al calentamiento global”.
En este sentido, apunta el experto, la llegada esperada de El Niño, que tiende a calentar más las temperaturas, “potenciará el calentamiento global”, pero puntualiza que “eso no implica, por ejemplo, que vayamos a tener un verano más caluroso que el pasado, que fue extraordinario”, y es que, “aunque el mundo se está calentando, hay diferencias regionales y de unos años a otros”.
Eso sí, sobre el papel, comenta que, con El Niño, “es más probable que se ponga fin al ciclo de sequía que si siguiera el evento de La Niña”, pero insiste que, “en cualquier caso, no se puede ser categórico en este sentido”. Entre los motivos está en que estos fenómenos meteorológicos periódicos están disminuyendo a medida que va aumentando la magnitud del calentamiento global.
Aparte de esto, comenta Viñas, “puede haber un año cálido o muy cálido a escala global en el que coincida que en una región como la nuestra o cualquier otra las temperaturas hayan quedado por debajo de la media”. Habrá que esperar, por tanto, para poder obtener nuevas conclusiones.