Una mujer china se enfrentará a los tribunales tras haber soltado clandestinamente 25.000 bagres, una especie invasora, en un lago de la provincia de Jiangsu —en el este de China y limítrofe a Shanghái—. Los fiscales ya iniciaron una demanda civil de interés público contra la mujer, de apellido Xu, por poner en peligro la seguridad del ecosistema del lago Changdong. Actualmente, el caso se encuentra en juicio.
Según relata el medio local thepaper.cn, la mujer fue al mercado de Liu y compró los peces a un minorista. Después arrojó las 12,5 toneladas de Clarias, una especie de bagre, en el lago con el objetivo de mejorar la suerte de su familia y amigos. Como resultado de su imprudencia, una gran cantidad de peces murieron y las autoridades pesqueras tuvieron que invertir 10 días para poder limpiar el lago.
El caso, que se está viendo en un tribunal de la ciudad de Changzhou (de unos 5 millones de habitantes), según informa el periódico hongkonés South China Morning Post, ha puesto de relieve el riesgo que supone llevar a cabo este ritual de 2.000 años de antigüedad. Aunque busca crear un buen karma, a menudo conduce a la crueldad animal y plantea serios riesgos medioambientales.
Una tradición que pone en riesgo el ecosistema
Este tipo de ritual budista es común en China. La tradición de liberar animales para la buena fortuna existe desde la antigüedad, aunque la liberación de ciertas especies puede tener un impacto fatal en la biodiversidad local, destruir el equilibrio ecológico e incluso conducir a la propagación de enfermedades zoonóticas.
A menudo, en el gigante asiático, señalan en thepaper.cn, se liberan incluso especies peligrosas como serpientes venenosas o cocodrilos. Esta práctica ha causado continuos dolores de cabeza a las autoridades competentes. Por ello, en los últimos años, el gobierno chino ha tratado de poner coto a este tipo de prácticas con una legislación más dura.
Actualmente, está completamente prohibido que individuos u organizaciones capturen, comercialicen o liberen animales salvajes sin autorización, tanto si están bajo protección nacional como si no. Según la Ley de Protección de la Vida Silvestre, “cualquier persona que libere animales silvestres a voluntad, causando daños personales o materiales o poniendo en peligro el sistema ecológico, será responsable legalmente de conformidad con la ley”.
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Aun así, esta práctica, conocida en chino como fangsheng, ha tenido un gran impacto sobre el mercado de los animales vivos. Tal y como informan desde SCMP, el ritual “ha estimulado la creación de una industria lucrativa donde las tortugas, los peces y las aves se capturan en la naturaleza y luego se venden como animales ‘cautivos’ para volver a liberarlos en la naturaleza”.
En septiembre, por ejemplo, un hombre de la provincia de Guangxi, al sur de China, fue multado con 28.000 yuanes (aproximadamente 4.000 euros) por liberar en un embalse 10 bagres, 10 tortugas y más de 10 kilos de lochas de estanque.