Mientras el ciclón Gabrielle está devastando el país, el ministro de Cambio Climático de Nueva Zelanda, James Shaw, ha llamado la atención esta mañana al Parlamento neozelandés por las décadas de inacción sobre la crisis climática en un discurso muy crítico. “No podemos enterrar la cabeza en la arena cuando la playa se está inundando. Debemos actuar ahora”, afirmó.
“Esto es cambio climático”, dijo Shaw sobre los efectos más devastadores de Gabrielle. “Creo que nunca me había sentido tan triste o enfadado por las décadas perdidas que pasamos discutiendo y discutiendo sobre si el cambio climático era real o no, sobre si ha estado causado por los humanos o no, si es malo o no, sobre deberíamos hacer algo o no, porque claramente está aquí ahora". Y avisó: "Si no actuamos, empeorará”.
Este mismo martes, el gobierno de Nueva Zelanda ha declarado por primera vez en su historia un estado de emergencia por un desastre climático que ha impactado sobre todo en la Isla Norte, la más poblada del país y donde se encuentran Auckland —la ciudad más poblada— y Wellington —la capital—. Es la tercera vez que el país oceánico recurre a este régimen de excepción en su historia. Las anteriores veces fueron por los atentados de Christchurch en 2019 y la pandemia de la Covid-19.
La declaración de emergencia de esta mañana, según ha informado la Agencia EFE, se aplica a las regiones de Auckland, Northland, Tairāwhiti, Bay of Plenty, Waikato, Hawkes Bay y el distrito de Tararua.
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El primer ministro neozelandés, Chris Hipkins, ya ha calificado al ciclón como el “fenómeno meteorológico más severo de este siglo”. "La gravedad y la amplitud de los daños que estamos viendo no se han visto en una generación", afirmó Hipkins en una rueda de prensa en Wellington.
Miles de desplazados
Aún se desconocen los daños que ha ocasionado el ciclón, pero según NZ Herald, al menos 2.500 familias han sido desplazadas y 225.000 personas se han quedado sin electricidad. Algunos de ellos han sido informados de que podrían estar sin electricidad durante “días o semanas”.
“Todavía estamos construyendo una imagen de los efectos del ciclón a medida que continúa desarrollándose. Pero lo que sí sabemos es que el impacto es significativo y generalizado”, remarcó Hipkins en la rueda de prensa.
Debido a las inundaciones, algunos vecinos han tenido que refugiarse en sus tejados y las fuertes lluvias han dejado aisladas a numerosas regiones como Gisborne/Tairāwhiti o partes de Hawke's Bay y Northland. Según ha informado NZ Herald, hay grandes áreas en el país que están completamente inaccesibles, sin redes móviles y sin acceso por carretera.
El Gobierno ya ha ordenado el despliegue militar para las tareas de evacuación y rescate, informa Efe. "Hasta ahora se han desplegado 200 efectivos de las fuerzas de defensa y hay más a la espera", señaló Hipkins e insistió que la prioridad es la seguridad de los neozelandeses afectados por el temporal.
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Por el momento no se ha registrado ningún fallecimiento, aunque un bombero está desaparecido tras un deslizamiento de tierra en Muriwai, un pueblo al oeste de Auckland, la ciudad más poblada del país.
“Estamos enfocados en prepararnos para que la búsqueda se reanude mañana por la mañana. Estamos haciendo todo lo posible para recuperar a nuestro bombero, amigo, colega y ser querido desaparecido en lo que es una operación muy desafiante”, dijo Kerry Gregory, director ejecutivo de Bomberos y Emergencias a NZ Herald.
Los efectos del cambio climático
Este ciclón se produce dos semanas después de las inundaciones que acaecieron en Auckland y Northland a finales de enero, que dejaron cuatro muertos y provocaron numerosos deslizamientos de tierra, inundaciones y carreteras destruidas. Algo que recordó Shaw durante su discurso en el Parlamento: “Justo cuando pensábamos que habíamos tenido nuestro peor desastre relacionado con el clima en este país hace sólo dos semanas, nos enfrentamos a un desafío aún más importante”.
Los científicos han señalado durante mucho tiempo que el calentamiento global está alterando los patrones de precipitaciones del planeta Tierra. "La forma de llover está empezando a ser distinta", señaló en una entrevista a EL ESPAÑOL Beatriz Hervella, portavoz de la AEMET. Si bien la cantidad de lluvia es parecida a lo largo del año, cae en menos días y ocurre de una forma más intensa. Y esto ocurre principalmente en lo que se denomina "hotspots del cambio climático".
Según informa The Guardian, la Isla Norte de Nueva Zelanda ha experimentado lluvias extraordinariamente fuertes este verano —ahora mismo, el país oceánico está en su periodo estival—. MetService, el servicio meteorológico del país, informó que Auckland tuvo el 48% de su precipitación anual en tan sólo 45 días este año.
El ministro de Cambio Climático también destacó esta mañana la necesidad de cambiar el paradigma de construcción en el país, preparando a las comunidades antes nuevos posibles eventos climáticos extremos.
“Necesitamos ver la sostenibilidad de algunos de los lugares donde hemos construido anteriormente”, dijo en declaraciones recogidas por The Guardian. “Tenemos una larga historia de malas decisiones pasadas en Nueva Zelanda a las que nos enfrentamos en este momento”.
Y citando a Winston Churchill, concluyó: “La era de la procrastinación, de las medias tintas, de la calmante y desconcertante conveniencia de los retrasos está llegando a su fin. En su lugar, estamos entrando en un período de consecuencias”.