"La mitad de la población mundial sigue creyendo que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, y más del 40% cree que los hombres son mejores ejecutivos que las mujeres", señala el último informe sobre el Índice de Normas Sociales de Género (GSNI) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado este lunes 12 de junio.
“Las normas sociales que limitan los derechos de las mujeres perjudican también a la sociedad en su conjunto y frenan la expansión del desarrollo humano”, destaca Pedro Conceição, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.
El informe revela que los prejuicios contra las mujeres siguen tan arraigados como hace una década y los avances en igualdad de género han retrocedido. Esto se refleja en los resultados del Índice de Normas Sociales de Género (GSNI) que ha permanecido inmutable desde los datos recogidos hace más de una década: 9 de cada 10 personas de todos los sexos tienen prejuicios contra las mujeres.
Otro de los datos alarmantes que se extrae de este documento, que presenta las actitudes sobre las normas sociales de género en 80 países, remitiendo a los datos de la Encuesta Mundial de Valores, es que un 25% de la población cree que está justificado que un marido le pegue a su esposa.
Estos prejuicios, tal como señala el informe, impulsan los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres, que se manifiestan en un desmantelamiento de los derechos de la mujer en muchas partes del mundo, con movimientos contra la igualdad de género que ganan terreno y, en algunos países, un aumento de las violaciones de los derechos humanos.
Un retroceso
En declaraciones al diario británico The Guardian, Andrea Simon, directora de la Coalición para Acabar con la Violencia contra las Mujeres, afirma que "estas opiniones persisten debido a normas sociales y culturales que devalúan a la mujer y refuerzan el poder, el control y el sentimiento de derecho del hombre, además de promover creencias que trivializan y normalizan la violencia contra la mujer e incluso culpan a las víctimas de sus propios abusos".
Los autores del informe explican que el sesgo que existe hacia las mujeres y su participación en la vida pública se puede cambiar. Y sugieren que para impulsar el cambio hacia una mayor igualdad de género, hay que centrarse en ampliar el desarrollo humano mediante la inversión, los seguros y la innovación.
Esto incluye invertir en leyes y medidas políticas que promuevan la igualdad de las mujeres en la participación política, ampliar los mecanismos de aseguramiento, como el fortalecimiento de la protección social y los sistemas de atención, y fomentar intervenciones innovadoras que podrían ser particularmente eficaces para desafiar las normas sociales nocivas, las actitudes patriarcales y los estereotipos de género.
Además, la educación es una herramienta clave, según los autores del documento, para transformar las normas sociales. Por ejemplo, se puede poner en marcha estrategias para luchar contra la incitación al odio en internet y la desinformación sobre cuestiones de género. Esto puede contribuir a cambiar las normas de género dominantes hacia una mayor aceptación e igualdad, según el informe.
Poner en valor
El informe de la ONU pide que se reconozcan mejor las contribuciones económicas de las mujeres a la sociedad, incluido el trabajo no remunerado, que se promulguen leyes y medidas que garanticen la participación política y que se tomen más medidas para luchar contra los estereotipos.
“Un punto de partida importante es reconocer el valor económico del trabajo de cuidados no remunerado”, explica Raquel Lagunas, directora del Equipo de Género del PNUD. Según los datos de la OCDE de diciembre de 2014, se estima que en todas las regiones del mundo, las mujeres dedican de media entre tres y seis horas a actividades de cuidados no remuneradas, mientras que los hombres dedican entre media hora y dos horas.
Conceição reseñó que los prejuicios hacia las mujeres están perpetuando la crisis del desarrollo humano. “La falta de avances en las normas sociales de género tiene lugar en medio de una crisis de desarrollo humano: el Índice de Desarrollo Humano (IDH) global perdió valor en 2020 por primera vez en la historia del informe, y lo mismo ocurrió el año siguiente”. Por eso, sentencia: “Todo el mundo gana si garantizamos la libertad y la capacidad de actuar de las mujeres”.