En el municipio de Gerena (Sevilla) están de luto. La sequía que lleva afectando a la localidad —y a la comunidad en su conjunto— ha terminado con la vitalidad del que fuera, presuntamente, su habitante más longevo: una encina llevaba en pie más 400 años en un campo de la localidad sevillana. La enfermedad fúngica ‘la seca’ es la responsable de su decaimiento.
Esta enfermedad, provocada por un grupo de hongos, “ha debilitado el interior” del ejemplar de Quercus Ilex subs rotundifolia. Así lo explicado el geógrafo Jesús Núñez en sus redes sociales. La encina “perdía músculo”, asevera. El experto señaló que en muchas ocasiones no se toma en cuenta lo que sucede en el interior -el tronco- del árbol, prestando atención al exterior. Por eso, explica, “es tan importante cuidar el interior”.
Pero Núñez aclara que hay “algunas señales” que pueden arrojar indicios de que algo anda mal con un árbol. Una de ellas, “es el puntisecado de las ramas”, que “se van secando y las hojas se caen, y en su proceso, antes de caerse, se ponen amarillas”, explica.
Por desgracia, la encina ya ha muerto, "pero los hijos brotan". Núñez reitera que es importante “cuidar la zona y dejar que los brotes de cepa, esos retoños que están abriéndose a la vida, dejarlos que crezcan con la protección que la misma encina está haciendo al caer y hacer una protección natural a la zona”.
Un factor incitante
La modificación de las condiciones climáticas está teniendo un papel decisivo en los procesos de debilitamiento del arbolado. Las enfermedades y el ataque de los insectos afectan cada vez más a la biota forestal.
El decaimiento de algunos árboles —la pérdida de vigor del arbolado— en Andalucía no es un problema nuevo ni localizado en esta autonomía. Las defoliaciones y decoloraciones de distintas especies en la península Ibérica llevan detectándose desde principios de los años ochenta.
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En el territorio andaluz son muy frecuentes, ya que muchas especies —como la Pinus uncinata Ram., Juniperus thurifera L., Quercus pyrenaica Willd., Quercus faginea Lam., Abies pinsapo Boiss— son más sensibles a cambios climáticos que modifican la aridez.
Un estudio de la Universidad de Huelva que analizó la incidencia de la seca en algunas especies en Andalucía, publicado en 2006, se señaló que el decaimiento de los árboles es "una enfermedad de etiología compleja", que se relaciona con la confluencia de varios factores. "Su principal factor incitante es la sequía", explican en el documento. De ahí proviene su peculiar nombre común: "la seca". También se suele referir a esta enfermedad como podredumbre radical.
Las dehesas, en peligro
'La seca' se origina a partir de la actuación de un pseudohongo, el Phytophthora cinnamomi Rands. Este patógeno ataca a más de 1000 especies, entre las que se encuentran muchas especies forestales, frutales y plantas ornamentales.
La destructora de plantas —nombre traducido del griego— está listada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Hay otros patógenos, como el Pythium spiculum, que también pueden ser los causantes de la seca.
"Es parecido a un hongo y vive en el suelo y devora las raíces finas de la encina, aquellas con las que bebe y come", describe José Luis Quero
Profesor Titular de Ingeniería Agroforestal de la Universidad de Córdoba para un artículo de The Conversation.
La encina es la principal especie arbórea que puebla las dehesas, ecosistemas localizados al suroeste de la península Ibérica, que sirven de sustento para muchas especies de las que dependemos, como el cerdo ibérico. Quero, en el artículo para The Conversation, recomienda "la detección temprana", facilitada por muchos métodos que hacen uso de la tecnología, como primer paso para evitar la pérdida de estos ecosistemas ibéricos.