Las estaciones de esquí, en 'peligro de extinción' por la crisis climática
De España a Suiza, los puntos de encuentro de los esquiadores expertos e inexpertos agonizan por el calentamiento global y la falta de nieve.
26 diciembre, 2023 16:40La Navidad no ha sido blanca para los españoles. Diciembre llegó (y casi pasó) con temperaturas inusualmente calurosas para la península ibérica, algo que ha retrasado sobremanera el inicio de la temporada de esquí.
2023, ese año de temperaturas de récord, promete despedirse como ha vivido los últimos (casi) 365 días: convirtiéndose en el más cálido de la historia desde que hay registros. España, además, entró en el invierno después de haber vivido cuatro olas de calor tan solo en verano.
El calor inusual para un arranque del invierno y la predicción de la Aemet de lluvias dispersas y escasas hasta febrero marcan el rumbo de los deportes de invierno y del próximo verano. Sin nieve, las pistas de esquí no se llenarán, pero es que la primavera tampoco vendrá acompañada del deshielo y, por ende, en verano podría escasear, una vez más, el agua.
Pero el aumento de las temperaturas y la falta de nieve no son un problema exclusivo de España. Como el pasado diciembre, los Alpes han pasado buena parte de este diciembre con un manto blanco insuficiente para que estaciones de esquí como Morzine o Les Gets, en la zona francesa de la cordillera, pudiesen abrir sus pistas.
No fue hasta dos días antes de Navidad cuando los amantes del frío pudieron disfrutar de los deportes de nieve en ellas. Algo que, tal y como asegura el diario británico The Guardian, ha supuesto un año más una "amenaza mortal" para una industria que solo en los Alpes alcanza los 30.000 millones de dólares (o más de 27.200 millones de euros).
Según uno de los últimos informes publicados este año sobre la situación de la nieve en el mundo, el aumento de temperaturas por encima de los 2 °C por encima de los termómetros preindustriales llevaría a que el 53% de las estaciones de esquí europeas se tuviesen que enfrentar a una escasez de nieve preocupante.
Si, por el contrario, las ambiciones climáticas de países y empresas se quedasen en papel mojado y la Tierra se calentase 4 °C, serían el 98% de las estaciones de esquí las que tendrían que meditar si echar el cierre.
Además, recuerda The Guardian, el manto blanco de los Alpes ha sufrido una "reducción sin precedentes" en los últimos 600 años. Ahora, la cobertura de nieve dura 36 días menos que hace seis siglos.
La FIS, en el punto de mira
El papel de la Federación Internacional de Esquí (FIS, por sus siglas en francés), aseguran desde el medio británico, está en el punto de mira ahora que el deporte rey de invierno está en riesgo de extinción. Y es que más de 500 deportistas de invierno profesionales remitieron este año una carta a la organización pidiendo que tomen medidas contra el cambio climático.
Los atletas pusieron de manifiesto en su misiva incoherencias como un programa de competiciones que les obliga a volar de un lado a otro del Atlántico cada semana. Algo que, recordaron, no hace más que crear una huella de carbono "innecesaria". Además, quieren que su federación retrase el inicio de la temporada deportiva y adelante su fin para acompasarla con los cambios en el clima.
Tras esta petición, el pasado octubre 35.000 personas pidieron a la FIS una acción más activa, valga la redundancia, para luchar contra la emergencia climática. En concreto, en ella solicitaban, entre otras cosas, que la federación midiese y publicase su propia huella ecológica y que utilizase su influencia para impulsar la acción climática a nivel gubernamental.
Todo esto llega después de que, en 2019, el presidente de la Federación Internacional de Esquí, Gian Franco Kasper, se autoproclamase como negacionista del cambio climático. Aunque desde entonces ha sido sustituido por Johan Eliasch, la FIS se mantiene en el imaginario colectivo como una organización que, si no niega, al menos no asume la realidad climática en la que desarrolla su actividad.
Por su parte, la FIS asegura que está comprometida con la reducción de sus emisiones de CO₂ en un 50% para 2030, al igual que el resto de signatarios del programa de Naciones Unidas sobre deportes por la acción climática.