Que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hayan alcanzado el actual nivel de notoriedad es, sin duda, un éxito de las Naciones Unidas del que todos debemos congratularnos. En un entorno cambiante como el actual, en el que debemos afrontar grandes retos globales en medio de incertidumbres, es imprescindible contar con marcos de referencia y herramientas. Esas que nos permitan establecer una hoja de ruta común para lograr conjuntamente las metas de desarrollo sostenible a nivel mundial.
La relevancia de este marco de referencia es también incuestionable en el entorno empresarial. Lo es claramente en el sector privado, en el que ha calado de manera profunda y también en el público. De hecho, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas hace un llamamiento explícito a que los objetivos solo podrán alcanzarse con la colaboración entre las administraciones públicas, las empresas privadas y la ciudadanía.
Los desafíos de la transformación de nuestro modelo de crecimiento y la necesidad de incorporar dinámicas de economía circular, requieren una cooperación fluida entre múltiples agentes, cada uno desde su ámbito.
La actual crisis sanitaria puede suponer algún retroceso en los avances, con metas – aún desde antes de la irrupción de la pandemia - lejos de ser alcanzadas. En todo caso, la covid-19 ha puesto de manifiesto que vivimos en una realidad cada vez más globalizada y es importante, por esto, tener un lenguaje compartido y unos ejes que nos permitan una trazabilidad sobre los logros que estamos consiguiendo de manera colectiva.
Como compañía, nuestra guía de actuación, a la vez que herramienta de diagnóstico, son los ODS. Y en ese sentido, las Naciones Unidas nos han facilitado el camino, no carente de ambición a tenor de la definición de las metas. Aplicamos así los 17 objetivos a nuestra empresa y lo hacemos estableciendo cuatro principales: el 1 (fin de la pobreza), el 6 (agua limpia y saneamiento), el 13 (acción por el clima) y el 17 (alianzas para lograr los objetivos), pero también otros en un segundo nivel.
En función de todos ellos dirigimos la estrategia de la compañía, desde nuestro propósito de mejorar el futuro de las personas gestionando el agua y los recursos naturales de manera sostenible y contribuyendo a la transformación ecológica.
El papel destacado del agua en los ODS queda efectivamente reflejado en un objetivo propio, el número 6. Aunque para nosotros abrir el grifo o disponer de un retrete sea una cuestión cotidiana, no hay que olvidar que, según datos de las Naciones Unidas, en el mundo hay 1.800 millones de personas que no tienen acceso a una fuente de agua potable y 3.600 millones de personas -alrededor de la mitad de la población- que carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura.
Además, el agua, como elemento esencial para la vida, cuenta con un papel transversal en todos los demás ODS, pues una mejor gestión de este recurso es imprescindible para alcanzar los demás objetivos.
La covid-19 ha puesto de manifiesto que vivimos en una realidad que está cada vez más globalizada
Desde el sector del agua, por su relevancia para la actividad económica y social y por su papel central en la transformación ecológica, estamos proponiendo iniciativas para avanzar en la consecución de los objetivos, estableciendo los fundamentos para una reconstrucción verde e inclusiva. Este sector tiene un efecto tractor porque contribuye al desarrollo de otras industrias, genera confianza y empleo en la economía verde, ejecutando proyectos para avanzar en el desarrollo sostenible de las comunidades.
Es imprescindible contar con herramientas para evaluar qué iniciativas nos permiten avanzar hacia los ODS. En este sentido, los criterios Environmental, Social, Governance (ESG) están cada vez más vigentes para establecer cuándo una actuación es sostenible. Nos permiten contar con mejor trazabilidad sobre aquellas propuestas y poder así progresar hacia la consecución de los objetivos. Es importante establecer mecanismos para definir una gobernanza efectiva que garanticen avanzar en soluciones realmente transformadoras.
Está implícita en los ODS su esencia como herramienta técnica que permite la medición y la trazabilidad y, con ello, la posibilidad de rendir cuentas. Deben dar estructura e impulso, por ejemplo, a la rendición de cuentas que las empresas realizamos hacia los grupos de interés. En ese sentido, me gustaría citar la Junta General de Grupos de Interés, que como compañía realizamos el 9 de junio del año 2021. Demostrar y compartir el avance en los diferentes indicadores, ya sea a nivel empresa o a nivel agregado general, suponen un reconocimiento al esfuerzo conjunto y, sobre todo, un aliciente para seguir trabajando en la consecución de las metas.
Desde el sector del agua estamos estableciendo fundamentos para una reconstrucción verde e inclusiva
En definitiva, los ODS sientan las bases para avanzar hacia un nuevo modelo con el impulso y el acuerdo de todos, teniendo en cuenta la participación público-privada con las personas en el centro, las llamadas 'PPPP', participación público-privada con las personas en el centro.
La crisis actual ha evidenciado que hay que seguir reforzando la colaboración público-privada, pues sólo podremos afrontar los desafíos a los que nos enfrentamos con altura de miras, desde la fuerza de las alianzas.
Ante el abanico creciente de corrientes de opinión e ideológicas de diferente sello, debemos abrazar aún con mayor convicción el llamamiento al trabajo coordinado y colaborativo que representa la Agenda 2030. Los progresos no son menores, pero debemos acelerar y actuar con mayor determinación si queremos cumplir los ODS para 2030. Queda menos de una década. Sigamos concretando acciones y diálogo para garantizar un futuro más próspero a las generaciones actuales y futuras.
*** Ángel Simón es presidente de Agbar.