A nivel mundial, los ecosistemas de inversión de impacto han surgido y evolucionado con el tiempo, respaldados por organizaciones e individuos impulsados por un propósito y con una profunda convicción de que el capital se puede utilizar estratégicamente para reducir las brechas sociales y ambientales.
Las empresas sociales, las aceleradoras de negocios sociales, los fondos de inversión de impacto, la filantropía estratégica representa un cambio en la forma de hacer negocios y están demostrando que esto no sólo era posible, sino que también era urgentemente necesario.
Además, muchas organizaciones en los mercados financieros tradicionales ahora entienden que es crucial tomar en consideración variables sociales, ambientales y de gobernanza como complemento al análisis financiero, para lograr mejores resultados a largo plazo y una mejor gestión de riesgos.
Hoy tenemos una industria filantrópica y de inversión de impacto más desarrollada; por ejemplo, estamos viendo fondos filantrópicos y de impacto con una sólida trayectoria de resultados, con herramientas de medición y presentación de informes de impacto mucho más rigurosos y promoviendo cambios sistémicos.
Veo muy contenta en este contexto como cada vez más familias empresarias tienen un objetivo de mejorar sus estrategias de impacto y con una diversificación de la cartera en donde las inversiones de impacto van en aumento, lo que indica un creciente interés en este enfoque de inversión. También percibo un cambio generacional con mucho compromiso y muy formados en estas temáticas. Además, se involucran mucho en el proceso de toma de decisiones, así como en el establecimiento o desarrollo de un equipo profesional para sus oficinas familiares (family offices)
Sé que hacer buena filantropía, generar impactos profundos, no es fácil, algo que Aristóteles sabía bien ya en el siglo IV a.C.: “Regalar dinero es una cuestión fácil y está al alcance de cualquier hombre. Pero decidir a quién dárselo, cuánto, cuándo, con qué propósito y cómo, no está al alcance de todos ni es una cuestión fácil” por eso el rol de los buenos asesores es clave.
Aunque brindar un buen asesoramiento también es difícil, es una ciencia, y necesitamos conocer una amplia gama de causas, diferentes enfoques filantrópicos, de inversión de impacto, prácticas de medición del impacto, pero también es un arte. Porque un asesor experto hace las preguntas correctas en el orden correcto, gestiona el ritmo y la profundidad del proceso y juzgar cuándo compartir conocimientos y ejemplos y cuándo desafiar a su cliente a hacer más y mejor.
Si a esto le sumamos el hecho de que la filantropía y la inversión de impacto tiene mucho de personal y emocional y a menudo involucra a toda la familia, se puede ver que es un papel desafiante.
La sociedad está creando una demanda de modelos de negocio más respetuosos en términos medioambientales y sociales que favorecen el auge de empresas disruptivas y basadas en la tecnología. Si bien muchas de estas empresas están aún en una fase incipiente y entrañan un mayor riesgo, algunos family office están invirtiendo en estas empresas esperando buenos rendimientos.
Los sectores disruptivos van desde las tecnologías de la educación (que han registrado un gran auge por la Covid), los dispositivos médicos y el diagnóstico a distancia, hasta las tecnologías de baja emisión de carbono, y la próxima generación de energía solar, eólica… o nuevos materiales que hagan más sostenible nuestro consumo de recursos.
También hay un enorme crecimiento las empresas de gran impacto en los países en desarrollo, que prestan servicios financieros a grupos poblacionales desatendidos, aumentan el rendimiento de las cosechas y desintermedian las cadenas de suministro ineficientes, por citar sólo algunos ejemplos.
La experiencia me dice que cada familia empresaria define y documenta su propósito de impacto de una manera diferente, sus motivaciones que son los impulsos específicos o razones por las que actúan de una determinada manera, son la inspiración y la razón fundamental detrás de por qué quieren impactar.
Además, claramente puede cambiar con el tiempo. Sus valores, lo que es importante en su vida, son internos y subjetivos y también pueden variar con los años. Los principios, que es la brújula moral, que tienden a ser atemporales e incluso trascienden las diferencias culturales. Y las prioridades, que son las preferencias por poblaciones, lugares, problemas o cuestiones en las que más quieren hacer la diferencia, pueden variar según determinadas circunstancias.
La inversión de impacto y la filantropía ha recorrido un largo camino en los últimos años y estoy convencida de que son herramientas cada vez más importantes para las familias empresarias y sus family offices, no solo para generar cohesión en la familia, sino también para alinear los valores y objetivos de la familia con el despliegue de su capital con el fin de generar impacto social y ambiental
*** Rosa Madera Núñez es fundadora de Empatthy y asesora en filantropía e inversión de impacto.