Las redes sociales tienen la capacidad de hacer el bien, pero también están inundadas de noticias falsas y discursos llenos de odio, lo que nos perjudica, principalmente a nuestros hijos. La sociedad necesita fuentes de verdad en las que podamos confiar, en una era en la que es tan fácil para cualquiera difundir mentiras. Necesitamos apoyar a los editores de la web abierta, ya sea una empresa tecnológica o un consumidor de noticias.
La introducción de la IA generativa ha abierto nuevas oportunidades para cualquiera, incluidos los editores, para crear contenido, pero con esta oportunidad también vienen riesgos. Este riesgo radica en asegurar que las empresas detrás de la IA generativa están atribuyendo y compensando a los editores de noticias, los que alimentan su tecnología, de la manera correcta.
Esta perspectiva se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen el objetivo específico de "garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de acuerdo con los tratados internacionales".
Los editores necesitan tener éxito para poder proporcionar información transparente, veraz y accesible a las personas. Las empresas tecnológicas, como las que desarrollan IA generativa, deben trabajar con los editores para ayudarlos a tener éxito, no en su contra.
Sin embargo, ¿están dispuestas las empresas de IA generativa a ayudar a los editores?
Si nos remontamos al pasado, las perspectivas no parecen demasiado halagüeñas. En 2015, Facebook lanzaba una iniciativa pionera que permitía a sus usuarios consumir contenidos periodísticos en su plataforma, Instant Articles. Los medios no recibían grandes compensaciones —en ocasiones ninguna— por el uso de sus publicaciones por parte de este servicio. Con el tiempo, la red social de la actual Meta dejó incluso de enviar tráfico a sus sites.
A medida que fue creciendo, la plataforma fue desarrollando una navegación más ágil para una mejor experiencia de usuario. Una evolución en detrimento de unos medios que, finalmente, acabaron abandonando Instant Articles. Entre ellos había cabeceras tan notorias como The New York Times, a la que siguieron otras muchas.
Como podemos ver, la inteligencia artificial ha hecho que esta historia vuelva a repetirse. Sin ir más lejos, empresas como OpenAI están replicando esta metodología cuando hacen uso de noticias de acceso público para entrenar y nutrir a su algoritmo. Quede por delante que podrían estar en su derecho, de igual manera que cualquier particular puede emplear un browser y navegar por la web.
No obstante, hay escenarios en los que conviene volver a plantearse cuestiones más importantes como las implicaciones culturales, la misión de la empresa o los valores que se persiguen con una determinada acción. O en este caso, como comentábamos antes, la posible repercusión en términos democráticos.
En este aspecto, OpenAI podría aspirar a convertirse en el caballero blanco que abandere el periodismo de calidad apoyando contenidos de valor y la open web. Por el contrario, podría decidir jugar el papel de villano y, como ocurrió en su día con Facebook, no remunerar ni referenciar por el uso de contenidos de terceros.
Sin lugar a duda, la IA, y con ella la IA generativa, es una de las funcionalidades más disruptivas desde el nacimiento de Internet. No obstante, si las 100 principales webs mundiales bloquearan a OpenAI o le exigiesen que borrase los datos que ha obtenido en el pasado, su plataforma de IA sería mucho menos valiosa.
Probablemente OpenAI termine por hacer lo correcto. Recientemente, el diario tecnológico norteamericano The Information informó que OpenAI está considerando efectuar un desembolso de 5 millones de dólares para licenciar el contenido de los periodistas que emplee para entrenar su IA. Personalmente, soy de los que opina que OpenAI debería pagar lo que los medios estimen oportuno o incluso más.
A diferencia de lo que ocurrió en su día con Facebook, OpenAI tiene en sus manos la oportunidad de poner su tecnología al alcance de muchos millones de usuarios y, consecuentemente, hacer que estos paguen por ello. Entonces, ¿cuál sería el obstáculo para pagar a los medios aquello que merecen por sus contenidos? ¿Acaso no merece la pena tomar la decisión correcta, a diferencia de lo que hizo Facebook cuando tuvo la oportunidad?
Además, la estrecha relación que tiene OpenAI con Microsoft —que, sin lugar a duda, es un mejor aliado para el periodismo de calidad que Facebook— es otro punto a favor que hace pensar que hará lo correcto para fortalecer la web abierta y la práctica periodística. Y, por ende, la democracia. Un camino que, como comentábamos antes, empieza por pagar a los medios aquello que merecen por sus contenidos.
Esto es precisamente a lo que tenemos que aspirar. En mayor medida, porque el futuro depende en gran medida de incentivar una open-web y un periodismo sólido y de calidad. Una aspiración que las redes sociales pueden poner en peligro si siguen alimentándose a base de noticias falsas, bulos y rumores.
En definitiva, ocupar el lado correcto de la historia es estar junto a los medios, ya que son los que tienen el criterio y las herramientas para informar de forma precisa y adecuada, y así ejercer su papel de cuarto poder.
*** Adam Singolda es CEO y fundador de Taboola.