La incertidumbre global está en su punto más alto. Desde conflictos prolongados hasta elecciones decisivas, el panorama internacional se caracteriza por su volatilidad. En este contexto, la gestión de riesgos políticos ya no es solo una opción para las empresas; es una necesidad urgente.

La era de la globalización sin trabas ha llegado a su fin. Ahora, la regionalización, los controles de exportación y las nuevas barreras al comercio y las finanzas están remodelando el escenario económico mundial. Los gobiernos están adoptando medidas para asegurar la resiliencia de sus cadenas de suministro y proteger su seguridad nacional, lo que a su vez introduce una serie de riesgos que las empresas deben anticipar y gestionar eficazmente.

Esta transición no es meramente coyuntural; representa un cambio estructural en cómo operan las economías y cómo las empresas deben adaptarse a estas nuevas realidades. La capacidad de una empresa para navegar en un entorno donde las reglas del juego cambian constantemente puede determinar su éxito o fracaso.

Las barreras comerciales, las sanciones económicas y las políticas proteccionistas están rediseñando las estrategias empresariales globales, obligando a las corporaciones a reevaluar sus modelos operativos y a buscar nuevas formas de mantener su competitividad.

Elecciones y desinformación

En 2024, más de 60 países, que representan al menos el 40% de la población y el PIB global, celebrarán elecciones. Estas contiendas políticas no solo son eventos clave en la esfera pública, sino que también son focos de inestabilidad para las empresas.

Las políticas resultantes de estas elecciones pueden inclinarse hacia el proteccionismo y generar preocupaciones de seguridad que afecten las relaciones internacionales. Además, la desinformación, amplificada por herramientas de inteligencia artificial, puede escalar la violencia electoral y los disturbios civiles, creando un entorno aún más hostil para los negocios.

La naturaleza de las elecciones en sí ha cambiado. La información se mueve a una velocidad sin precedentes y, con ella, la desinformación. Las campañas de desinformación no solo tienen el poder de influir en los resultados electorales, sino también de desestabilizar mercados enteros.

Las empresas deben ser conscientes de cómo las narrativas falsas pueden afectar su reputación y sus operaciones. Es fundamental que desarrollen estrategias de comunicación y gestión de crisis robustas para contrarrestar los efectos de la desinformación y mantener la confianza de sus stakeholders.

Cambio climático y proteccionismo

Los esfuerzos gubernamentales para mitigar el cambio climático y proteger las inversiones también plantean riesgos significativos. Aunque estas políticas son cruciales para un futuro sostenible, pueden poner en peligro la estabilidad de contratos y el retorno de inversiones en diversos proyectos.

La incertidumbre en torno a las políticas medioambientales puede afectar a sectores enteros, desde la energía hasta la manufactura, obligando a las empresas a ajustar sus estrategias de inversión y operación.

Sin embargo, no todo es negativo: estas mismas políticas abren oportunidades en sectores como la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del acceso al agua, áreas donde las empresas pueden encontrar nuevas oportunidades de crecimiento.

Las empresas que inviertan en tecnologías verdes y sostenibles no solo contribuirán a un futuro más limpio, sino que también pueden obtener ventajas competitivas significativas en mercados emergentes. La clave está en identificar y capitalizar estas oportunidades de manera efectiva, mientras se gestionan los riesgos asociados.

Conflictos prolongados

Desde 2005, el número de conflictos en el mundo se ha duplicado, y esta tendencia no muestra signos de disminuir. La percepción de que las intervenciones militares tienen menos consecuencias y la falta de mecanismos de resolución efectivos hacen que los conflictos sean más duraderos e impredecibles. Esta realidad desafía los modelos económicos actuales, que no están diseñados para manejar una volatilidad de tal magnitud.

Para las empresas, los conflictos prolongados significan interrupciones en la cadena de suministro, aumento de los costos operativos y mayores riesgos para la seguridad del personal. La capacidad de anticipar y responder a estos conflictos es crucial.

Las empresas deben invertir en inteligencia geopolítica y desarrollar planes de contingencia para minimizar el impacto de los conflictos en sus operaciones. Además, es esencial que colaboren con gobiernos y organizaciones internacionales para fomentar la estabilidad y apoyar iniciativas de paz.

Preparación y mitigación

Enfrentar estos desafíos requiere que las empresas sean más proactivas y dinámicas en su gestión de riesgos. Identificar, prepararse y mitigar estos riesgos es esencial para sobrevivir y prosperar.

La adopción de soluciones de transferencia de riesgos y una asignación eficiente de recursos permitirán a las empresas asegurar su capital, acceder a la liquidez y gestionar la incertidumbre de manera más eficaz. En un año marcado por elecciones críticas y conflictos prolongados, estas estrategias no solo protegerán a las empresas, sino que también las posicionarán para aprovechar las oportunidades que surjan en medio del caos.

La gestión de riesgos políticos ha dejado de ser una cuestión secundaria para convertirse en una prioridad estratégica. En un mundo donde la incertidumbre es la nueva norma, las empresas deben adaptarse rápidamente a los cambios macroeconómicos y geopolíticos, entender los riesgos específicos de cada región y desarrollar estrategias sólidas para mitigar estos desafíos. Solo así podrán navegar con éxito este tumultuoso escenario global y encontrar oportunidades en medio de la incertidumbre.

La capacidad de una empresa para anticipar y responder a los riesgos políticos será un factor determinante en su éxito futuro. Las firmas que inviertan en la gestión de riesgos estarán mejor preparadas para enfrentar las adversidades y capitalizar las oportunidades que surjan en un mundo en constante cambio como en el que vivimos.

*** Iñigo Albizuri es practice leader strategic risk advisory en Marsh España.