Ámsterdam, Copenhague, Singapur, Londres, Nueva York, París y Río de Janeiro son algunas de las ciudades más estrictas en cuanto a políticas de movilidad sostenible. Con medidas que van, desde incentivar los vehículos eléctricos, el transporte público y la bicicleta, hasta eliminar por completo los coches de las calles. Aunque sean medidas, en muchas ocasiones, un tanto polémicas, son necesarias para que las personas podamos recuperar las ciudades en las que vivimos.

Los coches ocupan una gran parte del espacio en las calles que está dedicado tanto a su circulación como a su estacionamiento. En Madrid, por ejemplo, según el propio Ayuntamiento, el 61% del espacio público se destina a los vehículos, el 49% del espacio es para la circulación a motor y hasta el 12% para parking. Esto nos deja con solo un 39% para las personas, espacio que es compartido con las terrazas de hostelería, el mobiliario urbano y otros elementos situados en las aceras.

Además, debemos tener en cuenta el crecimiento de las zonas urbanas. Hoy en día, 4 mil millones de personas viven en estas áreas. Para 2050, la ONU predice que 2,5 mil millones más se mudarán a las ciudades. Y es que hoy en día en España tenemos dos coches por cada 3 habitantes y esto es insostenible. Esta expansión urbanística hará aún más evidente la necesidad de reconfigurar nuestras ciudades para que sean más habitables, priorizando a las personas por encima de los vehículos. 

Por esto, es indispensable optar por opciones de movilidad más sostenibles y eficientes, así como por modelos que nos permitan optimizar los recursos que ya existen. El uso que se da a los coches actualmente no solo contribuye a la congestión, sino que también representa un uso ineficiente. De hecho, cada vehículo pasa el 97% del tiempo aparcado, tiempo que podría ser aprovechado y contribuir a descongestionar las ciudades. 

Una de las alternativas más eficientes para hacer frente a esta situación es el alquiler de coches entre particulares. Este modelo no solo optimiza el uso de los vehículos, sino que también reduce la congestión en las calles. Por cada coche compartido o alquilado, es posible eliminar 11 vehículos de las calles.

Esta opción permite que el uso de cada vehículo pueda incrementarse hasta en un 75%, cuando la media es un 3%, lo que significa menos coches aparcados y una gestión más eficiente del espacio público. Asimismo, fomenta un modelo de economía circular, en el que se maximizan los recursos disponibles, beneficiando tanto a los usuarios como a las ciudades.

Uno de los mayores beneficios de la descongestión de las ciudades es la posibilidad de reconfigurar el espacio urbano. A medida que las calles se liberan de vehículos aparcados, surge la oportunidad de rediseñar los espacios para que sean más accesibles y seguros para los peatones.

La mayoría de las zonas dedicadas al aparcamiento podríamos utilizarlo para las personas, que pueden moverse libremente y optar por un estilo de vida más activo y saludable. Permitiendo así la creación de más zonas verdes en espacios antes ocupados por coches. Esto implica un impacto positivo tanto en la salud pública como en el medio ambiente.

Parques, jardines y áreas de recreo no solo embellecen la ciudad, sino que también mejoran la calidad del aire y actúan como amortiguadores contra el ruido del tráfico. Estos espacios son esenciales para el bienestar de los ciudadanos, reducen la ansiedad, depresión y hasta el suicidio, así como enfermedades circulatorias, respiratorias, diabetes, etc.

Imagina amanecer en una ciudad sin las calles abarrotadas de coches aparcados, en su lugar, podríamos disfrutar de amplias aceras, espacios naturales y espacios para la convivencia. En un mundo cada vez más urbano, la idea de reducir los coches de las calles puede parecer una idea utópica, pero igual que durante el siglo XX las ciudades pasaron de ser de los peatones y tranvías, a ser entornos repletos de coches, durante el siglo XXI esperamos poder revertir esta realidad. Este cambio no solo transformará nuestra experiencia diaria, sino que ofrece soluciones a la problemática medioambiental que estamos viviendo, el estrés, la salud y la falta de espacio público.

*** Alberto Bajjali es CEO de Amovens.