Las artes, las emociones y la creatividad son fundamentales para el desarrollo humano en sí mismas, pero también están relacionadas entre sí: en el ámbito personal, las habilidades de gestión y regulación emocional son cruciales para la salud mental y el bienestar, y los estudios científicos ofrecen cada vez más evidencia de que las artes y la creatividad mejoran el estado de ánimo y el sentido profundo de nuestra vida.
En el ámbito social, el Foro Económico Mundial —en su lista de las competencias profesionales más importantes para la economía del futuro— incluye cinco grupos de competencias relacionadas con la creatividad, desde la ideación hasta la resolución de problemas complejos y la innovación; también hace referencia a otros tres grupos que tienen que ver con las emociones y el trabajo en equipo. En resumen, las habilidades emocionales y creativas son fundamentales para el bienestar y la evolución de la sociedad, y las artes juegan un papel crucial en su desarrollo.
La semana pasada, y tras una primera edición en 2019, el Centro Botín y el Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale organizamos el II Encuentro Internacional sobre artes, emociones y creatividad, una iniciativa que surge de la intensa labor de investigación que hemos realizado ambas instituciones los últimos 12 años sobre el papel de las emociones en el proceso creativo y el gran potencial de las artes para contribuir al desarrollo de las habilidades emocionales y creativas.
En este encuentro se presentaron los últimos avances científicos sobre el desarrollo de la creatividad y, además, se abordó la naturaleza de la "creatividad transformadora", esa que tiene la capacidad de producir cambios positivos en la sociedad.
Para ello, y gracias a la colaboración con la Dra. Zorana Ivcevic, científica e investigadora senior del Centro de Inteligencia Emocional de Yale, reunimos en Santander a algunos de los mejores investigadores dedicados a estudiar la creatividad en el mundo, desde Japón hasta Estados Unidos, pasando por Polonia e Irlanda, que expusieron sus últimos hallazgos científicos y debatieron con 220 profesionales del ámbito educativo, empresarial, sanitario, artístico, tecnológico, etc. Todos ellos, unidos por el interés común en la creatividad como fuerza transformadora y clave para contribuir a la creación de un futuro mejor.
Las conferencias de los investigadores se complementaron con talleres y experiencias vivenciales, impartidas por el propio equipo de desarrollo de la creatividad del Centro Botín, así como la artista visual Marta Fernández Calvo y la actriz y bailarina Mafalda Saloio, quienes llevaron la teoría a la práctica y permitieron a los asistentes vivir en primera persona cómo el arte nos inspira y genera asombro, curiosidad y bienestar.
Hubo muchas y diversas conclusiones, pero creo que dos cuestiones se repitieron más y con más fuerza a lo largo de los dos días que duró este encuentro. En primer lugar, dejemos de vincular la creatividad exclusivamente con los procesos artísticos. No son solo creativos los artistas que pintan, esculpen, bailan o interpretan…, lo son también los profesionales de otros ámbitos en su trabajo diario, resolviendo problemas o superando retos; lo somos todos en nuestra vida cotidiana, con nuestra familia y nuestros amigos; buscando el camino para dar sentido a lo que hacemos, superando dificultades y logrando encontrarnos bien con nosotros mismos y con los demás.
En definitiva, todos tenemos el potencial para ser creativos y debemos activarlo si queremos avanzar. En segundo lugar, se habló mucho de que las artes son un medio excepcional para ayudarnos a desarrollar nuestra creatividad. Una vez más, no es necesario saber cantar, bailar o pintar; disfrutar de un buen concierto, una película, ver bailar u observar una obra de arte nos emociona y, aprender a identificar y gestionar emociones, es clave para ser capaz de superar los altibajos que se producen en un proceso creativo (resolución de un problema).
Además, las artes nos ayudan a mirar de forma diferente a lo que nos rodea, a cambiar nuestra forma de pensar, a generar multitud de ideas y posibilidades, a asociar conceptos diferentes y, entre muchas otras cosas, estas contribuciones nos ayudan a desarrollar las habilidades creativas.
Aleksandra Zielińska, del Instituto de Psicología de la Universidad de Wrocław (Polonia), presentó resultados que confirman la importancia de la autorregulación para conseguir más y mayores logros creativos. Takeshi Okada, de la Escuela Superior de Educación y Centro de Arte en la Universidad de Tokio (Japón), mostró cómo el arte nos inspira y cuanto más profundamente conectamos con una obra de arte, más capaces somos de pensar de forma inédita y crear nuestras propias y nuevas ideas. Izabela Lebuda, del Instituto de Psicología de la Universidad de Wrocław (Polonia), presentó su investigación sobre la gran influencia que tienen los medios de comunicación en la creatividad de personas y de sociedades, destacando los beneficios potenciales del uso pasivo y activo de los medios para contribuir a que las personas crean y confíen en su propia creatividad.
James C. Kaufman, de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos), introdujo en el debate el reciente concepto de "creatividad transformadora" para hablar del papel de la creatividad como generadora de una serie de beneficios de los que no se suele hablar; entre ellos, la autopercepción, la curación, las conexiones sociales, la equidad y la posibilidad de dejar un legado, siendo todas ellas vías con las que el ser humano puede dar sentido a su vida. Sareh Karami, de la Universidad Estatal de Mississippi (Estados Unidos), planteó que precisamente el debate actual sobre la IA demuestra que en este momento necesitamos la creatividad más que nunca, y no la mera enseñanza de la ella, sino la formación de una creatividad que sea positiva, unida a la sabiduría y, por tanto, que contribuya a la construcción de un mundo mejor.
Por último, Vlad Glaveanu, de la Universidad de Dublín (Irlanda), puso el acento en la importancia del contexto sociocultural cuando hablamos de creatividad transformadora y de que esta genere nuevas posibilidades "buenas" para los seres humanos, la sociedad y el planeta.
En definitiva, estos dos días han permitido al Centro Botín seguir cumpliendo sus objetivos, como centro de arte internacional y lugar de encuentro y referencia para investigadores, expertos y profesionales de todo el mundo en el ámbito de las artes, las emociones y la creatividad. Y especialmente, dar más fuerza y proyección a su misión social, que no es otra que potenciar la creatividad a través de las artes, con un programa pionero e innovador que genere desarrollo humano.
***Fátima Sánchez Santiago es directora ejecutiva del Centro Botín