Desde el Instituto Español de Oceanografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IEO-CSIC), Eugenio Fraile investiga junto con un equipo multidisciplinar, la vida de los volcanes submarinos, "los grandes desconocidos", asegura. Lleva 10 años estudiando desde el Centro Oceanógrafo de Tenerife los procesos físico-químicos, biológicos y geológicos asociados a la vulcanología submarina de las islas Canarias con el objetivo de descubrir los entresijos de las perturbaciones de este tipo de erupciones y sus efectos en los ecosistemas marinos.
Las consecuencias que puede tener la erupción de un volcán submarino no se conoce con detalle. No existen muchos grupos de investigación en el mundo que se centren al 100% en este tipo de estudios. Uno de los motivos principales es la presión en el océano, lo que supone una barrera para alcanzar las grandes profundidades marinas, donde muchos suelen encontrarse. Recientemente, lo sucedido con el volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai en Tonga, al sur del Pacífico, ha vuelto a despertar el interés y las alarmas sobre el tema. Según informaban los científicos, la columna de piroclastos ha llegado a alcanzar los 30 kilómetros de altitud.
Sin embargo, mucha de la información obtenida ha sido a través de satélites: "Cerca de la isla de Hunga Tonga, no hay ningún tipo de instrumentación oceanográfica para monitorizar sus efectos, lo que demuestra lo inaccesible que pueden ser y lo poco estudiados que están", explica el experto. Y afirma que, aunque se desconoce el estado del ecosistema marino, "en la cercanía de esa isla, poca vida puede haber en estos momentos".
Actualmente, lidera el proyecto Vulcanología Canaria Submarina (VULCANA). Se trata de una investigación de más de una década que estudia la erupción y el impacto del volcán submarino Tagoro que tuvo lugar en 2011 al sur de La Restinga en la isla de El Hierro. "No estábamos preparados para hacer frente a esa crisis sísmica porque nunca se pensaba que en el archipiélago canario pudiera haber una erupción submarina", cuenta Fraile. Y añade: "La probabilidad de erupción submarina es muy alta, pero pueden ser a grandes profundidades y, quizás ni nos enteramos". En el caso de El Hierro, todos se percataron.
El experto indica que las consecuencias que puede llegar a generar en los ecosistemas marinos este fenómeno son notables, pues en su investigación en El Hierro pudieron monitorizar "cómo esa vida fue aniquilada casi por completo, más del 90% durante la etapa eruptiva".
Pregunta: ¿Cómo se recuperan los ecosistemas marinos tras una erupción así?
Respuesta: Aunque parezca raro, los ecosistemas marinos se pueden recuperar mucho más rápido que los terrestres. Después de la erupción de Tagoro en El Hierro, tardó entre 3 o 4 años en recuperarse casi por completo. Pero a día de hoy, 10 años después, tenemos un ecosistema más rico que antes del volcán. Sin duda, el medio marino tiene una tasa de renovación más rápida.
Para contribuir a ese proceso de recuperación, Fraile cuenta que, cuando llega el final de la erupción, el volcán puede seguir emitiendo diferentes gases en cantidades más pequeñas y "una adición de nutrientes y hierro bioasimilable que pueden producir un efecto de fertilización natural único". Esto ayuda a una regeneración mucho más rápida. No obstante, señala: "Eso no quita que el grado de aniquilación pueda ser muy alto en los primeros estadios de la etapa eruptiva".
Asimismo, como ha ocurrido con el volcán de Tonga, estas erupciones pueden producir variaciones en el clima. En concreto, Fraile explica que esta última explosión "ha podido provocar una disminución de 0,1 °C o 0,2 °C a nivel mundial por esa gran emisión de compuestos a la atmosfera". Y a su vez, esta variación de temperatura podría influir, en mayor escala, en variaciones migratorias de especies.
El efecto mariposa llega a Baleares
El meteotsunami o perturbación de la presión atmosférica que producido la erupción del volcán en Tonga ha dado la vuelta al mundo. "Puede provocar en el océano una variación en la altura de ola produciendo un mini tsunami en el punto más alejado de Tonga - antípodas", explica Fraile. Y detalla: "En Baleares se ha detectado una alteración del nivel del mar, un mini tsunami por efecto de esta variación tan importante de la presión atmosférica".
La labor que realizan desde el IEO del CSIC es determinante para poder tomar medidas y descubrir más sobre los volcanes submarinos. Por este motivo, Fraile defiende la necesidad de invertir en su investigación y es tajante con este tema. "Sabemos muy poco y hay mucho más de los que pensamos. En canarias somos pioneros en este tipo de investigaciones, pero necesitamos financiación, pero por la gran profundidad no nos enteramos", zanja.