Pedro Ramón Jiménez posee algo de místico y de chamán. Sus pinturas, expuestas la semana pasada en la feria de arte BADA Madrid, emergen ante los atónitos ojos de los asistentes como un destello de lucidez proveniente de otro mundo; un universo ancestral, inclasificable y mágico. Bajo el nombre artístico de Ultramaro, este galerista de 70 años nos recibe junto a sus obras de arte. Lleva una camisa blanca, corbata azul oscuro con jeroglíficos blancos, zapatos verdes y tirantes. A su lado siempre está su esposa, la restauradora María Elizari, junto a quien ha erigido la prestigiosa galería Theotokópoulos.
Una de las peculiaridades que definen el carácter de este pintor es la ilusión. Por su trabajo, por el arte, por descubrirse a sí mismo mientras mastica las preguntas que le lanzan. "¿Sabes que sensación tengo yo de lo que es vivir? Que es un misterio y un milagro", dice.
Misterio. Una palabra que forma parte del ADN de la familia, ya que él es también padre del legendario periodista Iker Jiménez. El talento y la pasión del padre parecen alimentar las del hijo, y viceversa, ya que Ultramaro confiesa que las composiciones musicales del presentador de Cuarto Milenio y Horizonte son la base de su arte. Estas, a su vez herederas del espíritu de Jean-Michel Jarre, Ashra, Vangelis, Tangerine Dream y de otros tantos genios de la electrónica, son las que inducen a Pedro Ramón Jiménez a largos trances creativos en los que conecta con lo que Jung denominaba 'inconsciente colectivo'.
El hilo conductor de sus obras parece ser el surrealismo. También el primitivismo, entendido en su sentido hierático o representante de lo sagrado, es decir, propio del arte trascendental prehelénico como expresión de superstición y magia. Figuras a caballo sobre peces, contrastes de colores dorados y esmeralda y pinceladas de óleo sobre lienzo con fuertes relieves que trazan contornos de figuras oníricas son los motivos principales de sus cuadros.
¿Cómo comienza su carrera como galerista?
Yo soy hijo y nieto de anticuario. Nosotros siempre hemos querido ser pintores [se refiere a él y a su esposa, María Elizari]. Ella hizo restauración tras terminar secretariado de dirección y yo después de hacer decoración. En mi caso me había destacado ya en mi casa porque dibujaba desde pequeño. Me gustaba mucho. Era joven, un niño de diez años, y ya restauraba cosas y dibujaba. Mis padres compraban y vendían de todo: muebles, plata, escultura. No había una especialidad. Como a mí me gustaba, empecé a estudiar los cuadros que llegaban, los que me parecía que tenían calidad. Como yo dibujaba mucho, tenía elementos para darme cuenta de que aquello era relevante.
"Yo quería pintar surrealismo, pero sin referentes"
Aparte de la emoción que me despertaba, también comprendía y analizaba. A partir de los 15 años yo era el que estudiaba las pinturas y ponía los precios. Eso que dio paso a que nosotros, viendo el panorama del arte, decidiésemos hacer lo que mejor sabíamos: seleccionar cuadros y venderlos. La práctica la tenía, ya que en verano mi padre me hacía ir con él y otros anticuarios a buscar cosas, a encontrar. En esa búsqueda ya me había dado cuenta de que yo sabía hacer un juicio crítico de una obra y que eso se traducía en una buena respuesta en el mercado. Tras ver lo difícil que era ser artista, pensamos que ese era el camino. Decidimos compatibilizar el mercado con nuestro amor al arte y nuestro deseo de comprenderlo.
De galerista a pintor. ¿Por qué este salto, precisamente ahora?
Yo siempre he sido muy ambicioso y pensado que iba a hacer cosas importantes. Hice cuatro años de decoración donde dibujé escayolas. Luego hice cuatro años de modelo vivo en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria, con un buen profesor. En su momento trabajé junto a Santos Iñurrieta. ¡Llevo pintando desde los catorce años! Pero eso a mí me parecía insuficiente. Yo quería pintar surrealismo, pero sin referentes. ¡Ah, conmigo pinta tanta gente y me dicen cosas que a veces son tan tremendas! Picasso, Monet, El Bosco. ¡Me arman unos cristos que no me han permitido creerme realmente que lo que estaba haciendo tenía valor!
Ahora expongo porque alguien me recomendó por Instagram esta feria. Así que sí, es la primera vez. Expuse en una ocasión una cosa muy conceptual en un restaurante en Vitoria, pero no significó nada. He rehuido propuestas de exposición. Es muy probable que en Feriarte participe en una conferencia sobre la creatividad para que todo el mundo vea cómo se forman estos cuadros.
Menciona la creatividad. Hay muchas teorías sobre su origen.
Bueno, bueno, bueno. ¡Hay para todos! Nos metemos en terrenos tan complejos que vamos a ver si podemos abordarlos. Tú escribes, ¿verdad? Pues depende de la ambición que tengas, ahí tendrás tu ambición y tu castigo. ¿Castigo por qué? Porque si te empiezas a enterar de lo que es escribir, vas a descubrir no sólo lo que es el lenguaje, sino la profundidad del lenguaje. Y si te gusta y te gratifica, vas a estar jodido, porque tu vida va a ser escribir. Como no te apasione, vas mal. ¿Pero cómo se puede tener creatividad si no hay lenguaje?
"Cada cuadro es una experiencia única; cada uno lo vivo con la misma intensidad porque no sé lo que va a aparecer"
Si desconoces la historia del lenguaje, si desconoces escritores, si desconoces periodistas, ¿cómo vas a escribir? Por muy talentoso que seas, tú tienes que beber, incorporar, digerir la historia de tu disciplina para poder aproximarte y tener un lenguaje que haga posible, lo primero, tu autoconocimiento. Te tienes que descubrir. Y eso cuesta tiempo. De ahí nace todo lo demás. Tú puedes saber dónde estás y ser consciente de a dónde quieres llegar, pero todos los buenos se han matado a trabajar. Aparte de tener virtuosismo, han sufrido una lucha titánica. Eso no se dice muchas veces. No sé por qué.
¿El artista debe tener algo de mártir?
Yo veo sufrir a Leonardo ¡Lo conozco muy bien! He estudiado todos sus dibujos profundamente y comprendo lo que le ha costado. Aparte del talento, que indudablemente era un genio, tenía que realizar una obra y dibujar miles de cosas que no conocía para poder llegar a un resultado. ¿Y sabes lo que me dice Rubens? 'Mira mi cuadro, el primero que tienes en la National Gallery, para que sepas lo que cuesta llegar a ser Rubens'.
Da la sensación de que hay una fina línea que separa arte de locura
Ramón y Cajal, ¿qué es? ¿Un chalado? Pues sí. ¿Nuestra cultura por quién está formada? Por gente chalada y enferma. No se puede vivir toda la vida mirando por un microscopio salvo que seas un ser excepcional y también un sacrificado. Sacrificado por tu ambición, pero una ambición tan especial que sólo se consigue con el compromiso profundo hacia algo. Rubens me lo cuenta, pero Picasso también.
Actualmente eso de la libertad y de la creatividad nos ha llevado a un vacío. ¿Por qué? ¿Arco no te aburre un poco? Es muy repetitivo. Cada año nos encontramos con las mismas cosas. No sorprende nada. Los que quieren sorprender no tienen sorpresa. Yo creo que la causa son ciertos maestros de la vanguardia. Picasso o Matisse. Abrieron un mundo para gigantes. Pero es para eso: gigantes. El resto es enano y no puede entrar ahí. Hay que hacer el camino que ellos hicieron. Si no, no entras.
¿De dónde le viene a usted la 'creatividad'?
Yo, por ejemplo, no sé lo que voy a pintar. Esos cuadros que ves ahí [señala el espacio entero]: es la primera vez que los veo juntos, porque cuando acabo con uno sigo con el siguiente. Todos son diferentes, pero todos pertenecen a la misma familia.
"¿Sabes que sensación tengo yo de lo que es vivir? Que es un misterio y un milagro"
Es como el estilo cinematográfico o el literario: hay un mismo lenguaje. Lo que yo creo que no se puede hacer, o al menos yo creo que es la antítesis de la creatividad, es repetir. Eso aburre, y yo no quiero aburrir. Para mí cada cuadro es una experiencia única, y cada uno lo vivo con la misma intensidad porque no sé lo que va a aparecer.
¿En qué piensa cuando está frente a un lienzo?
Antes de abordar un cuadro yo medito. Hago meditación antes, y luego me pongo música. La música de Iker Jiménez, mi hijo. Tipo Jean-Michel Jarre. Y una curiosidad: nadie puede entrar en mi estudio sin avisar. Si no, me da mucho miedo, porque no sé dónde estoy. Si alguien irrumpe me da un sustazo tremendo. ¿Por qué? Porque estoy abstraído de tal forma, tratando de captar el inconsciente, que no quiero saber nada más.
A veces sé que ahí o allá va una figura, pero no sé qué es. Tardo mucho en saber si es mujer u hombre o si está interrelacionando. El cuadro se forma por esa interrelación. Yo me muevo por sugerencia. Aquí va a ir una figura y no sé por qué ni tampoco qué es. Esos que están en ese cuadrito... Yo me pregunto por qué no me han salido más así. Me encantan los peces. Meto muchos. De repente hay gente cabalgando los peces y digo: '¡Joder, es genial!'.
Sus cuadros son místicos, cuanto menos...
¡Yo soy muy místico! Pero esto también es la pintura de un señor que es filósofo, porque soy amante del conocimiento y me interroga mucho sobre todo. Fíjate hasta qué punto que cada mañana, cuando me despierto, no sé de dónde vengo y tengo casi que preguntarme: '¿Qué es esto? ¿Qué es y quién soy?'. Soy una persona muy reflexiva. He leído muchísimo toda la vida.
Por lo que me dice intuyo que no sólo pinta
También escribo: yo pienso escribiendo. Me gusta mucho el mundo de la filosofía, aunque me encanta la psicología. ¿Sabes que sensación tengo yo de lo que es vivir? Que es un misterio y un milagro. Podrían ser las dos cosas. ¿Sabes por qué? Porque ignoramos lo que somos. Todo nuestro conocimiento.
Fíjate, la psicología ha puesto el foco en las emociones hace poco más de veinte años. Hay muchas cosas que todavía no ha tocado porque el método científico de ahora es así. Están haciendo descubrimientos importantes sobre muchos aspectos que nos van a facilitar la vida en los próximos cinco años. Va a ser magnífico y vamos a comprendernos mejor.
¿Cree que el artista se debe conocer bien a sí mismo para poder compartir su experiencia a través de su obra?
Todo en la aventura de la vida es conocerse. Hace mucho tiempo que tenían que haber cambiado las cosas. Por ejemplo, no hay una disciplina de autoconocimiento para los niños. ¿Por qué no? ¿Los niños no pueden comprender eso? Pueden comprenderlo. Te lo digo yo, que tengo una nieta de diez años cuyo cuadro, por cierto, hemos colgado ahí [señala un lienzo con un paisaje de colores].
Hay aventureros, exploradores, que nos han dejado su huella. Yo creo que hay que ir asimilando su conocimiento. Esta mañana, que estaba escribiendo, me dije: por la máxima conciencia de esta experiencia de vivir y de ser, tú, como individualidad única, tienes a tu alcance la posibilidad de usar gradualmente ese poder y conseguir más riqueza, más llaves, más contenido. Cuando escribes mucho, aprendes cosas, y ese aprender se incorpora a tu ser. Eso es el arte.
Lo que me dice pasa por mejorar el sistema educativo. ¿Necesitamos una educación de calidad?
No lo sé. Quizás eso es algo que deberías preguntarte tú. Yo ahí me paro. Puedo decir que no se hace, y es lamentable porque los niños tienen mucho potencial de conocimiento. Al ver a mi hijo Iker cuando era pequeño, yo decía: '¿Por qué esto no ha evolucionado? ¿Por qué no se enseñan estas cosas que ya sabemos?'.
Hablo de cosas básicas, simples, para ayudarles a comprender que están dentro de un proceso de cambio. Que puedan entenderlo. Resulta que ese modelo de autoconocimiento y de capacidad de decisión es verdad, pero no nos preparan para ello. Entonces, ¿qué pasa? Que te tienes que encontrar a ti mismo, con mucha suerte a los 28 o 30 años, y ver si hay algo que te ilumine, que te haga ver las cosas de forma diferente.
¿Tienen los artistas una responsabilidad con la sociedad?
Yo asumo la responsabilidad de ser, pero antes que pensar en una sociedad, en un entorno, en una familia, creo que la primera responsabilidad es uno mismo. Porque si tú no te comprometes a ser tu máxima expresión, te vas a confundir. Esto es una lucha a muerte porque todos vamos a morir. La cosa no es una broma. Hay que vivir una vida en orden a lo que tú hayas decidido ser. Ahora, si quieres tener todas las prioridades, no vas a hacer nada. Esa confusión no puede ser.
"¿Cómo puede ser que haya tanta sabiduría y tanta ciencia en mí, en eso que digo que soy yo, y yo, al mismo tiempo, soy tan torpe?"
Te pongo un ejemplo: si a alguien le gusta mucho ser carpintero, debe soñar con ser un gran carpintero. Anhelar comprender la madera, la estética, los muebles. Si no se compromete con ese desarrollo, va a dar poco de sí tanto para él mismo como para los demás. No hay que pensar tanto en el entorno, sino en uno mismo, responsabilizarnos con lo que somos. De ahí nacen las prioridades. Tú eres tus prioridades. Lo demás es una entelequia, una mentira: para que todo el mundo sea feliz cada uno debe descubrir cuál es su proyecto de felicidad y cómo la percibe.
El otro día me decían: la píldora de la eterna juventud es la curiosidad. ¿Está de acuerdo?
¡Guau! Eso, eso es. Te voy a contar una cosa. Yo me rompí una uña. No sé cómo exactamente, pero fotografié todo lo que pasaba. Me pareció fascinante ver cómo iba naciendo una y la otra aún existía. Lo hice por comprender, por asombrarme de la naturaleza que era yo. Soy yo. ¿Quién soy yo? ¿Ese dedo? ¡No! Eso es algo que forma parte de mí, pero ¿qué soy yo en realidad?
Me asombro ante la maravilla de un cuerpo que es capaz de hacer eso, pero yo soy tan torpe. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ser que haya tanta sabiduría y tanta ciencia en mí, en eso que digo que soy yo, y al mismo tiempo yo soy tan torpe? Lo jodido del tema es que es real. Es comprobable. Es un proceso que nos pasa a todos. Y te digo una cosa, amigo, tú vas a vivir mucho. Y yo también. ¿Sabes por qué? Porque necesitamos ese tiempo. Y yo creo que la providencia me lo va a dar para realizarme con más plenitud.