Víctor Trabau espera a un grupo de periodistas frente a un todoterreno. Imponen su enorme estatura, su mirada penetrante y la profunda cicatriz que le cruza el rostro desde la frente hasta la barbilla. Como se dedica a organizar grupos de avistamiento de osos pardos en los parques naturales de Asturias, lo primero que uno piensa del joven es que esa característica marca fue fruto de un feroz encuentro con un úrsido.
"Llevo 11 o 12 años dedicándome a esto", confiesa Trabau mientras lidera la comitiva de comunicadores hacia las profundidades del Parque Natural de Muniellos, el enclave elegido por la fundación The European Nature Trust (TENT), Fundación Oso Pardo y Wild Life Spain para realizar varios encuentros de observación de animales en libertad.
Durante el trayecto, el experto diferencia con asombrosa habilidad los tipos de árboles y pájaros que rodean el camino. De vez en cuando encuentra huellas o arañazos de oso. El interminable repertorio de habilidades del guía incluye un manejo perfecto del inglés, fruto de haber estudiado durante varios años en Escocia e Irlanda, y un sinfín de conocimientos sobre anécdotas locales, como que la madera de los bosques de Muniellos ayudó a que la Armada Invencible alcanzara la gloria bélica o que en los años ochenta un conocido guardia forestal de la zona fuese asesinado a balazos por unos furtivos al defender a los osos pardos.
"Mi ambición siempre fue quedarme aquí", reflexiona cuando ENCLAVE ODS le pregunta si alguna vez trató de salir de Asturias y aprovechar fuera de España su manejo de los idiomas y sus vastos conocimientos sobre biodiversidad. "Yo no sería capaz de vivir sin estar en contacto con la naturaleza".
Por eso, además de colaborar con organizaciones regionales, montó su propia empresa de turismo sostenible: Trabau Ecoturismo. Un negocio que apuesta por un modelo de desarrollo en el medio rural que, según explica, "gira sobre un ecoturismo responsable como eje motriz basado en experiencias turísticas". El objetivo es "dar a conocer todos los recursos naturales y culturales auténticos de nuestra tierra".
Esa simbiosis entre "paisaje y paisanaje" que él promueve, así como su dominio del terreno y la cercanía con la gente, es lo que mueve a quienes viajan a Asturias para escogerlo a él como guía, instructor e intérprete.
"Tixileiro es el nombre que se daban a sí mismos los artesanos"
Su equipo, compuesto por profesionales locales con una amplia formación, lleva a los lugareños y turistas a enclaves específicamente seleccionados en plena montaña. A través de potentes telescopios o catalejos y prismáticos encuentran, en las rocosas laderas o en los frondosos bosques, a los tímidos osos pardos, una de las joyas de la corona de la biodiversidad de la cordillera cantábrica. Aunque no siempre hay suerte, la agilidad con la que suelen descubrirlos entre la maleza o sobre una roca es asombrosa: si hay algo a la vista, aunque sea a kilómetros de distancia, lo localizan en cuestión de minutos.
El último tixileiro
"Cada vez que me preguntan por la cicatriz digo que peleé con un oso", confiesa Trabau, entre risas, al preguntarle cómo se hizo la característica marca que le cruza la cara. Nada más lejos de la realidad, ya que lo que casi pudo ser una tragedia no tuvo ver con un animal sino con un proceso de elaboración artesanal hoy casi extinto: la elaboración de cuencos con madera autóctona asturiana. A sus maestros popularmente se los conoce como 'tixileiros' o 'cunqueiros'.
"La clave de la sostenibilidad es la diversificación, porque así se garantiza que no se sobreexplota ningún recurso"
"Tixileiro es el nombre que se daban a sí mismos los artesanos, ya que hacían unas vajillas de madera llamadas tixelas". A través de maderas autóctonas como la del fresno, el arce, el castaño, el nogal o el abedul, los tixileiros elaboraban finas y elegantes vajillas y cuencos. Estos últimos hoy se utilizan, principalmente, para beber vino, aunque históricamente tuvieron diferentes usos.
El proceso es lento y laborioso. Con un hacha bien afilada el artesano pule los extremos del pequeño tronco de árbol hasta quitarle la corteza. Después lo 'escurna', es decir, elimina las esquinas hasta convertir la pieza en un bloque circular. Tras este rápido proceso manual pasa el tronco por un torno con pedal con el que lentamente le da forma a la madera hasta convertirla en un cuenco. Precisamente de ahí deriva el nombre de la profesión: cunqueiro. Gracias a su tío Victoriano él aprendió el oficio. Hoy es el último que lo practica en la región.
Esta técnica, además de ser esencialmente rural, también es cien por cien sostenible, ya que promueve la circularidad económica en un entorno rico en biodiversidad."Antiguamente la viruta [de la madera] se utilizaba para hacer la cama del ganado. Eso, mezclado con el excremento de la vaca, servía para plantar huertos. Nosotros hicimos un programa llamado Nature Watch en el que plantamos árboles con todas estas técnicas. Así cerramos el ciclo: corto un árbol para hacer un cuenco pero con la viruta de ese árbol genero abono suficiente para plantar otros tres. Es una economía circular".
"La clave de la sostenibilidad es la diversificación, porque así se garantiza que no se sobreexplota ningún recurso", continúa Trabau, quien añade que lo que más falta hace en el medio rural es tener "la conciencia de hacer las cosas circulares y más sostenibles."
Finalmente desvela el misterio. Este oficio hoy olvidado, el de tixileiro o cunqueiro, fue el culpable de que este popular guía, muy famoso y querido en todo Asturias, casi se quedara ciego. "Estaba cortando madera para hacer los cuencos. Tenía una motosierra vieja que no tenía freno de seguridad. Me rebotó, di contra la pared y se vino contra mí. No me quedé ciego de milagro. Esto ocurrió en 2012, cuando yo tenía 20 años. Menuda broma, ¿eh?", desvela mientras, de reojo, observa los montes para no perderse ningún tipo de movimiento en la montaña.
*** Este artículo pertenece a una serie de entrevistas y reportajes publicados por ENCLAVE ODS. La pieza ha sido posible gracias a la colaboración de The European Nature Trust (TENT), Fundación Oso Pardo y Wild Life Spain.