Carlos Latre es humorista, pero sobre todo es un showman y como se define él mismo: el hombre de las mil caras capaz de imitar a alrededor de 600 voces diferentes. De hecho, tal es su don que ha sido objeto de estudio por parte de los científicos de la Unidad de Neurología Cognitiva y Afasia (UNCA) de la Universidad de Málaga (UMA).
Pero, fuera de su labor como creador de risas, también tiene un papel medioambiental. Recientemente, ha sido nombrado nuevo embajador del Año Internacional del Vidrio. Declarado por las Naciones Unidas, este año busca dar visibilidad a un material que es transparente, pero que tiene muchas cosas que ofrecer para un futuro más verde y sostenible.
Según cuenta, lo más fascinante que ha aprendido como embajador es la diferencia entre vidrio y cristal. Para Latre, es sólo una “cuestión de educación” y es algo fundamental para reciclar correctamente. “Gracias a ello, me he acercado un poco más al mundo del vidrio y ahora estoy para ponerme a hacer botellas”, bromea.
Como entusiasta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el humorista atiende a ENCLAVE ODS durante el evento organizado por ANFEVI y Friends of Glass en Madrid el pasado jueves para explicar sus claves para crear un futuro mejor.
¿Qué es lo que más te preocupa del futuro de la humanidad y del planeta?
Lo que más me preocupa es indudablemente el medioambiente. Es un tema absolutamente crucial, que no somos conscientes de la que se nos viene encima. Tengo la gran oportunidad de hablar con compañeros meteorólogos, de estar un poco al tanto de la actualidad.
Es terrorífico que se esté pasando de soslayo un tema tan importante y que no haya un acuerdo global para reducir las emisiones de CO₂. Ya hemos traspasado la línea de no retorno. Como diría el maestro Sabina, nos vamos al carajo.
¿Cuál es tu película favorita relacionada con el desarrollo sostenible?
Pues mira, te voy a decir una que a mí me parece que es de las más didácticas: Wall-E. A través de una visión absolutamente amable y absolutamente cercana, podemos ver en lo que nos podemos convertir. Es algo muy impactante.
¿A qué organización o causas te gustaría destinar una importante cantidad de dinero o tiempo?
Para mí, el tema de la reforestación es importantísimo. Para mí personalmente es también fundamental el tema de la infancia y el futuro que dejamos a nuestros hijos. No sé qué se invierte más en energías renovables, en educación… Son tantos temas que sería complicado elegir.
¿En qué país te gustaría hacer un voluntariado?
Me llama mucho la atención África porque realmente no he tenido la oportunidad de estar. Me encantaría adentrarme en el corazón de África. Aunque hay algunos países que es realmente peligroso acercarte. También la India y Latinoamérica, por cercanía de corazón.
Me has mencionado medio mundo.
Sí, pero es que yo me muevo mucho, soy muy inquieto. Me queda mucho por viajar y me gusta la idea de poder hacer muchos viajes. Estoy trabajando mucho para que llegue un día en que pueda decir ‘Hasta luego, Maricarmen’.
¿Qué acciones crees más importantes para trabajar por el final de la pobreza?
La concienciación. Si cada uno de nosotros hacemos algo por lo que vemos, una cosa individual se hace colectiva. Acabo de hacer una campaña de un nuevo documental que se llama Invisibles, que va sobre esas personas que se quedan en la calle después de la pandemia. Ha sido terrorífico la cantidad de gente que se ha quedado sin nada y que se han convertido en invisibles.
No girar la cara a los invisibles, no girar la cara a esa gente que lo necesita. Pero ya no me refiero sólo a ofrecerles una ayuda, sino que a acercarte, hablar, ayudar y tantas cosas que tenemos a la vuelta de la esquina. Por desgracia, tenemos demasiados miles de causas a las que ayudar sin necesidad de ir tan lejos.
Una reflexión sobre la salud después de la pandemia.
Yo he detectado dos cosas. La primera que es una maravilla ser portador de sonrisas y de buen rollo. No te puedes imaginar la cantidad de gente que al final de mi show se echa a llorar, que me da un abrazo, que se emociona: gente que ha perdido a algún familiar, gente que ha traído algún familiar que lo ha pasado muy mal, gente que me dice que es el primer día que sale de casa. La gente necesita reírse y olvidarse del mundo.
Y creo que tenemos un serio problema de salud mental. No somos conscientes del daño que ha hecho algo como la pandemia. Lo irascibles que estamos todos. No hay que darle la espalda, hay que echarse a pensar lo que está pasando, porque es algo grave.
¿Cuáles deberían ser los ejes de la educación de calidad?
El consenso. Parece sencillo decirlo: ‘Hola, señores políticos, ¿pueden ustedes ponerse de acuerdo para que todos nuestros pequeños crezcan en un acuerdo de educación común?’. Algo tan simple como eso, algo tan universal y que no debería tener ninguna frontera, ni ideológica, ni política. Pongámonos de acuerdo, sólo hay que tener un poco de sentido de estado y un poquito de sentido de sociedad.
Una reflexión sobre la igualdad de género.
Por suerte, se han dado muchos pasos en los últimos años, pero queda la vida para llegar a la ansiada igualdad total. España tiene cosas no demasiado buenas, pero hay otras cosas que sí. Es un país absolutamente avanzado, solidario, que lucha por los derechos de la gente.
En nuestro país estamos mucho mejor que en otros, pero tenemos que luchar por la normalización. Y hablo desde la sorpresa porque para mí no existe otra cosa que no sea la normalidad y la igualdad total.
Un nombre de hombre y otro de mujer en la historia de los derechos humanos o de la defensa del planeta.
Te voy a decir algo que me lleva a la infancia. Había dos personas que me maravillaban. Uno es David Attenborough, que me parece un señor absolutamente increíble. El otro es Jacques Cousteau. Se me siguen erizando los pelos cuando oigo aquello del ‘Doctor Calypso’.
Y una mujer, Rigoberta Menchú. Tuve la oportunidad de conocerla hace poco en Nueva York cuando nos dieron un premio conjunto. Me pareció una mujer que es un ejemplo y me dio una energía brutal. Es muy importante lo que está haciendo.
¿Qué hábito ajeno no sostenible no soportas?
No sé si es sostenible o no, pero empiezo a no soportar la falta de civismo. Yo he sido fumador, soy fumador social, pero que llegues a un edificio y que haya una montaña de humo en la puerta y que esté lleno de colillas… Imagínate que es la primera vez que vienes a Madrid y de repente lo primero que ves son colillas, suciedad y humo. Me parece algo terrible.
[De Egipto al contenedor verde: todo lo que celebramos en el Año Internacional del Vidrio]
¿Cómo reciclas?
Reciclo como puedo. Estoy en mi lucha con el marrón y el amarillo, pero hago un intento real. En casa se recicla y ya no hay botellas de plástico. Todas son de vidrio. Además, tienen una fundita de plástico maravillosa para poder llevársela al gimnasio. Tiramos mucho de fuente. Por ejemplo, en Atresmedia está repleto de fuentes donde podemos llenarlas. Al final, como te decía, es la individualidad lo que hace que se llegue a la colectividad.
¿Qué harías para reducir la brecha digital?
La brecha digital es lo que nos va a tocar vivir, nos guste o no. Lo que hay que incentivar es la formación y la reubicación en otros puestos de trabajo. Hay que hacer un esfuerzo para que no se margine a parte de la sociedad, sino que se recicle para que entre a formar parte de nuevos trabajos y nuevas oportunidades. Sé que se van a destruir el 75% de los empleos que conocemos a día de hoy, pero también se van a crear otro 75% de empleos nuevos que todavía están por conocer.
¿Un hecho de paz que admires?
Un ejemplo que admiro es lo que está haciendo mi amigo José Andrés con World Central Kitchen. La cocina, los alimentos y la solidaridad son una manera fantástica de propagar la paz.
¿Qué tipo de energía te parece más atractiva para el futuro?
La energía solar. Tenemos que hacer que todo el mundo pueda recurrir a las nuevas formas de energía, que sean alcanzables para todos y no poner un impuesto al sol. Utilizar la lógica, básicamente.
Si tuvieras que comprar un coche ahora ¿comprarías un híbrido o eléctrico?
Lo compraría completamente eléctrico y, de hecho, estoy ya mirando uno. Pero claro, estamos al principio del camino: la autonomía, el tiempo de recarga, etc. La mayoría son geniales, pero para hacer recorridos todavía tiene algún que otro hándicap. Me gustaría dar el cambio total al eléctrico.
¿Qué paraje o entorno natural has visitado y te ha sorprendido por su estado de conservación (por ejemplo, que estuviese muy bien o muy mal conservado)?
Te voy a dar un ejemplo que he vivido en mis propias carnes. He vivido en Tarragona durante toda mi vida y me parece fascinante la conservación de todos los monumentos romanos que tienen más de 2.000 años y que siguen ahí en pie. Pero hay algunos que están en un mal estado de conservación y de abandono. Deberíamos cuidar y querer un poco más todo lo que tenemos alrededor.
Para terminar, un deseo en clave de ODS.
El mayor de los deseos para el presente y para el futuro es la concienciación, pero que venga con educación. La concienciación debe partir desde casa, desde que somos pequeños. También que nuestros políticos se hagan personas y que hagan caso a los expertos. Que no dejen que esto se vaya de las manos.
Me parece absolutamente loco ver cómo no somos conscientes de lo que se nos viene encima. Es importantísimo que desde pequeños la gente tenga claro que hay que hacer las cosas de otra manera.