En sus redes, Maria Assumpció Rodés Serna, conocida como Assumpta Serna (Barcelona, 16 de septiembre de 1957), felicita siempre el día a sus familias, en plural. Como explica en exclusiva a ENCLAVE ODS, lo hace porque entiende que “todos formamos parte de grupos de personas, que son familias”.
Para ella, ser parte de ese “grupo de familias” hace que la vida en las ciudades sea “más amable, compartiendo ideas y valores, generando confianza, alegría”, y formar parte de estas familias hace que surjan “proyectos a desarrollar juntos, que dan felicidad”.
Por eso, cada primer martes de mes reúne a su 'Familia de cine [un grupo de profesionales del cine, teatro y TV pero también personas de otros sectores]' para compartir su experiencia y ayudar a “desarrollar ese concepto de familia y aprender entre todos”.
De hecho, actualmente, “estamos buscando productores, organizadores de eventos, periodistas... para que se sumen a más de 100 profesionales (actores, directores y técnicos) de más de 16 países de nuestra familia actual de cine. Es importante hablar entre nosotros mucho. Con el corazón y la escucha del otro se activa la sinergias y se comunican y aprenden realidades y experiencias”.
Vocación cultural y social
Para la conocida Assumpta Serna, “las personas tienen que estar antes de cualquier objetivo empresarial”. De hecho, considera que muchas instituciones están caducas “por esas decisiones hechas en comités que dan la espalda a sus miembros. Por pretender controlar a los demás hacia nuestras propias ideas, nos perdemos muchas oportunidades de compartir, sanar, crear. Hay que ser muy delicado en nuestras relaciones con los demás, porque nos han enseñado mal, a quitar, a decir lo nuestro en vez de dar…”.
En su opinión, habría que abrir los espacios físicos institucionales, “los que no se usan, para mantenerlos y que los ocupen las personas o miembros de todas las instituciones y que puedan usarlas libremente y organizadamente. Me dan pena los edificios como el de la Mutua Madrileña en Plaza de España de Madrid, o los edificios de la Casa de Campo, vacíos desde hace años regidos por el Ayuntamiento/ Madrid Destino. Nosotros, el año que viene, haremos actividades en el norte de Madrid”.
¿Cómo se creó su llamada 'Familia de cine'?
Fue durante la pandemia. Una semana después de la obligación de estar encerrados, nos vimos con la necesidad de hablar a nuestros alumnos, a nuestros compañeros de trabajo, a personas que queríamos e invitarles a hablar dentro de nuestros directos. Pronto nos encontramos con personas que al compartir, hacían una comunidad más rica en experiencias, en conocimiento.
En directo, diariamente, hemos comunicado y dialogado con personas de muchos países de Latinoamérica y de Europa. Los profesionales nos preguntaban cómo podían ayudarnos a que los directos siguieran haciéndose y Scott [su pareja, también en el proyecto] encontró Patreon, una plataforma desde donde recibimos el micromecenazgo de personas de muchos países que nos ayudan a mantener con su granito de arena el inmenso trabajo de los directos diarios que se cuelgan en nuestro canal de YouTube [más de cuatrocientos videos con un alto nivel de participación].
¿Cuál era su objetivo?
Estamos muy ilusionados por las personas con las que dialogamos, como por ejemplo, Phillip Noyce. También creamos en pandemia más de 15 cortometrajes y una obra de teatro [junto con Scott], Minerva, con y para miembros de la Familia, que la representamos este verano en el teatro romano de Mérida gracias al productor de teatro de la Familia, Fermín Núñez.
¿Cuál es su objetivo ahora?
Estamos buscando espacios para ensayar, para hacer fotografías, rodajes de largometrajes, cursos. Muchas cosas que nos hacen a todos levantarnos cada mañana y poner nuestro granito de arena para construir nuestra comunidad de profesionales del cine, teatro y TV que se llama familia de cine. Nos encanta colaborar con otras entidades, empresas, personas.
¿Han impulsado un Código de buenas prácticas y un programa de sostenibilidad de rodaje verde?
Para mí, es nuestro “mejor grano de arena” en la Industria del cine, una guía para trabajar con ilusión, transparente entre personas en el audiovisual. En el Código, se repasan y previenen conflictos y se establecen soluciones. Y se intenta, desde nuestro colectivo y en conjunción con nuestro sector, establecer un protocolo para que estemos de acuerdo. Intentamos difundir a través de nuestras redes el Código de buenas prácticas, que estamos en proceso de actualización constante.
En nuestro código están reflejados los Objetivos de desarrollo sostenible 2030, tan necesarios para que el sector audiovisual sirva también a difundirlos. Varias productoras de cine, han subido al carro de la sostenibilidad, a través del protocolo del “rodaje verde”.
Una vida de cine
De su extensa experiencia, ¿qué papel definiría como el más complicado de su carrera?
El primero más importante para mí fue la película de Carlos Saura, Dulces Horas. Tres personajes en uno: era consciente que era un papel muy importante para mi carrera. Tenía que hacerlo muy bien.
Tenía una gran responsabilidad, pero nunca tuve miedo. Menos mal que gustó mi interpretación a los críticos, a las personas. Los premios de interpretación que me dieron entonces, el reconocimiento y todos mis personajes posteriores, se los debo a Carlos Saura. Las personas exigentes son las que más me gustan. Carlos Saura lo es, Pedro Almodóvar, Tom Fontana (la serie Borgia), Pablo Moreno...
Con Pablo Moreno, se trata de la quinta película que hacen juntos…
Sí, es curioso como de los 20 a los 40, mi vida profesional me llevó a trabajar con muchas personas de muchos países; me interesó cambiar el mundo a los 40 y fue a los 60 años que encontré a mi media naranja profesional. Antes no repetía con los directores y me preguntaba el porqué…
Me gusta ver trabajar a Pablo Moreno. Respeta mucho el trabajo como guionista de Scott Cleverdon, sus ideas, su conocimiento del cine. Y eso me encanta, que un director pueda conocer su / nuestro talento, nos anime para encontrar puntos de encuentro. Pablo Moreno es un verdadero líder, generoso, siempre poniendo el cuidado de las personas en el centro de su trabajo.
¿Qué es lo que más le gusta?
Me gustan los temas que explora. Son siempre mujeres y hombres valientes, anónimas, que tienen como misión en la vida, hacer el bien a los demás. Me gustó regalarle lo mejor de mí en Red de Libertad (2017), yo diría una de mis mejores trabajos como actriz.
Tengo siempre ganas de ayudarle, de crear cosas juntos. Me apasiona su cabeza y la de su mujer, María, con la que trabaja siempre también. Son unas excelentes personas. Eso es lo más nuevo, encontrar a personas con las que puedas hacer equipo. El cine es equipo. Hay que respetarse y son los detalles de humanidad los que hacen la diferencia. Yo no lo tuve en mis primeros años en la profesión y me dolía. Ahora ya estoy en paz.
¿Cómo podemos apoyar mejor a la gente que empieza y a cortometrajistas?
El cortometraje es el patito feo de la industria. En el Festival de Málaga, o en el Festival de San Sebastián, tendrían que apoyar más al cortometraje como género en sí mismo. El Festival de Málaga apoya el cortometraje con secciones de ficción, animación y documental, San Sebastián, festival de clase A, no tiene cortos en competición, solamente algunas sesiones fuera de la sección oficial, es el único festival del mundo de clase A sin cortos en su programación, como los tiene Cannes, Venecia, Berlinale, Sundance, Toronto, etc., no tiene explicación…
Resalta usted que el corto no es sólo un paso hacia el largo…
El cortometraje no es sólo un vehículo para un largo. El poder de un cortometraje es como el poder de una idea original. Te motiva, quieres saber más del tema, del mundo que expresa el director.
Según Agustí Argelich, director de uno de los mejores festivales de cortometrajes que hay en España, Filmets (48 años haciendo el festival de cortometrajes) "hay un público fiel del cortometraje, prueba de ello es la gran asistencia de público de todas las edades en los festivales de cortos, producciones que difícilmente se pueden ver en las salas de cine, televisión y plataformas. La gran ventaja del cortometraje es la libertad creativa del género en si, sin presiones de las productoras o las distribuidoras, un buen cortometraje es como una flecha que te llega al corazón”. "Si tienes una historia para contarla en 7 o 10 minutos, el corto es la mejor solución”.
Código de buenas prácticas
¿Cómo han impulsado un Código de buenas prácticas?
Implementamos en todas las fases de una obra audiovisual el Código de buenas prácticas del sector audiovisual creado en la Fundación First Team. Ofreciendo criterios para la resolución de posibles conflictos de intereses en contratos. Promovemos la defensa y el respeto de la dignidad de los miembros del sector en todos los niveles.
Favorecemos la inclusión e igualdad de oportunidades, el respeto por la diversidad en todas sus formas, la no discriminación, el diálogo intergeneracional e intercultural como principios de aprendizaje y construcción de una sociedad creativa, pacífica y colaborativa. Innovamos a través del fortalecimiento de capacidades y el acompañamiento profesional de expertos del sector.
Respetamos valores y principios éticos y cumplimos con los preceptos de sostenibilidad para que nuestros “rodajes sean verdes”, siguiendo los preceptos de los objetivos de desarrollo sostenibles recogidos en el protocolo que promueve Morena Films desde 2017 y empezamos a aplicar medidas concretas de sostenibilidad en todas nuestras producciones para ayudar a minimizar el impacto de la huella de carbono que marca la Agenda 2030.
¿Qué significa en su opinión “buenas prácticas”?
Buenas prácticas significa actuar con responsabilidad cuidando la sociedad que representamos, servirla, cuidarla, mimar el mundo en que vivimos. Es responsabilidad de todos el que todas las actividades que emprendamos sean buenas, sostenibles para asegurar la salud del futuro de otros.
Cada persona, cada colectivo, cada familia, cada empresa, debemos preguntarnos si nuestras actividades sirven para dejar a los demás un mundo mejor. Hay que estar atentos a la destrucción de nuestros mares, a la conservación de nuestra naturaleza, proteger a las especies en peligro de extinción. Podemos recuperar mucho lo perdido, pero siempre hay una segunda oportunidad y es la labor constante, pequeña, de gota a gota, de cada día, que cambian lo que a veces parecen montañas o abismos insuperables.
Respecto a la fundación, ¿por qué la creó y cómo le sirve para desarrollar sus ideas?
Nos parecía después de consultas con nuestro abogado Juan Muñoz (BBVA), fundar una fundación, una figura jurídica que nos convenía, no para hacer una escuela-negocio, sino que nuestro objetivo era cambiar a mejor el sector audiovisual a través del arma de la educación, de compartir aquello que aprendimos. Y nos aconsejó muy bien. La fundación era el ropaje que necesitábamos para tener nuestra escuela en buen funcionamiento.
El mestizaje entre el mundo de la empresa y los creadores nos ha dado muchas herramientas; organizativas, de visión, de trabajo por objetivos… Queríamos poder personalizar la formación dando otros actores lo que no nos habían enseñado a nosotros: la formación audiovisual con visión empresarial para actores. Y creamos el primer curso universitario de postgrado en la especialidad pionera de Interpretación audiovisual a través de la Fundación First Team, creada en 2004.
¿Cómo fue el proceso?
Del 2006 al 2011, conseguimos subvenciones de Consejerías de Cultura y de Educación nacionales (Mº de Cultura) y de la Comunidad de Madrid, del Ministerio de Exteriores (Aecid) , con los que pudimos cerrar convenios con más de 100 entidades y en 20 países en los casi 20 años que llevamos de actividades y cursos en la especialidad pionera de Interpretación cinematográfica.
Gracias a la fundación pudimos cerrar acuerdos con Universidades y hacer nuestro primer curso universitario de formación cinematográfica. Las escuelas de teatro más importantes de Gran Bretaña, (Lamda, central), nos llamaron de Gran Bretaña para ser asesores de la especialidad de Formación audiovisual, una especialidad que ellos no tenían...
¿Tienen también su propia editorial?
Sí, a través de la fundación creamos también nuestra propia editorial, con libros de autores que nos parecían indispensables para nuestros alumnos, como: “Las directoras pioneras del cine español", de la autora Conchita Martínez. Después del 2011, no hemos podido conseguir ninguna subvención.
¿Por qué?
En parte, creo que porque las consignas de los objetivos de la UNESCO sobre desarrollo sostenible ODS no han contemplado la riqueza cultural como objetivo prioritario a proteger. Los gobiernos centrales y las comunidades autónomas se han dedicado a hacer sus propios proyectos culturales, ahogando la creatividad y dirigiendo demasiado la orientación en temas “sugeridos” y que han forzado la expresión de los creadores. Las empresas quieren un retorno inmediato de prestigio basado en números, no en intangibles culturales, que por cierto, son muy medibles si se tiene dinero para hacerlo...
También en parte, ahora mismo, las fundaciones culturales son difíciles de encontrar, a no ser que sean museos o protegidas por capital como 'La obra social de la Caixa'. Cada empresa grande ha hecho su propia fundación con objetivos más sociales que culturales. Las fundaciones son caras de gestionar. Además, parece que la cultura no es un “bien tan necesario y prestigioso” como todo lo “social”. Tampoco ha ayudado la recesión económica del 2007, ni el COVID, ni la guerra de Ucrania para un patrocinio filantrópico...
Ahora mismo creemos que una asociación es un mejor camino para la difusión de nuestras actividades en comunidad, así que estamos estudiando la figura de una Asociación de interés público para que los profesionales se sientan el código más suyo. La labor de las Fundaciones pequeñas es enorme, son organismos privados con una función pública que no se reconoce, pero que hacen un gran servicio a nuestra sociedad.
Resaltaba usted "el trabajo con Scott", ¿cómo es la relación con la pareja en lo profesional, cuando es continuada, cuál es la clave para que funcione?
Scott y yo somos muy diferentes y hemos aprendido en los 27 años de nuestra relación a ser complementarios. Por amor al otro, hemos aprendido a hacer cosas que el otro no quería hacer, nos hemos dividido el trabajo y las tareas, adoptando actitudes diversas y desarrollando habilidades diferentes para poder trabajar unidos para la locura de “cambiar el mundo a mejor”. Creo que todo creador, autor, actor, tiene ese motor dentro y es un noble servicio el que ofrecemos a la sociedad. Para que funcione una relación de trabajo con tu pareja, a nosotros nos han funcionado estas claves:
1) Deja espacio para la equivocación, la tuya y la del otro.
2) Respeta las ideas, pero dialoga. Di siempre lo que piensas, con total transparencia.
3) Mírale a los ojos cuando hables, pero escucha mucho, todo el rato.
4) No digas muy deprisa el “no". Lo que piensas, dilo con positividad y cariño.
5) Cultiva el sentido del humor y busca tiempo para no hacer nada, juntos.
6) Arriesga siempre. Busca proyectos para hacer mejorar al otro.
¿Sus objetivos para 2023?
El año que viene queremos [con Scott Cleverdon], sacar dos libros: El Código y el libro de La ciencia de la interpretación, parte II, continuación del libro que escribí en 1999 sobre El trabajo del actor de cine. Creo que será un libro importante, porque recogerá no solo nuestra experiencia como actores de los últimos cuarenta años, sino también como profesores de los últimos veinte.