Si Dorothy tuviera que elegir a un profesional de este siglo para que alicatara su camino hacia Oz, sin duda sería Iván Alvarado (Alicante, 47 años), el Mosaista. Quizá no sería un camino de baldosas amarillas, pero su magia sí sería comparable a la del Mago. Porque ha sido capaz de convertir los suelos más tradicionales y rurales en objeto de deseo para decorar los pisos más vanguardistas y urbanos.
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Ha sido y es uno de los motores que ha logrado que estos suelos, asociados a la típica casa de pueblo, no solo no se queden obsoletos, sino que emigren a las capitales y abanderen los espacios más sofisticados.
Alvarado acaba de cumplir 20 años al frente de Mosaista, la firma de suelos hidráulicos más apetecibles de pisar. Y confiesa que toda su vida ha estado rodeado de arte, talento y belleza. Y parte de la responsabilidad recae en su padre, Antonio Alvarado, diseñador oficial de la Movida madrileña que vistió a McNamara, Tino Casal, Alaska, Luz Casal o Mecano, y cuya costura también estuvo presente en películas tan icónicas como Mujeres al borde de un ataque de nervios” o La ley del deseo.
Su padre recibió el premio nacional de Diseño de Moda en 2021 y hasta el próximo 26 de marzo de 2023, tendrá una exposición retrospectiva Antonio Alvarado. Baja Costura, en el Museo del Traje de Madrid. Su hijo ha sido el comisario de la muestra.
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Con este antecedente familiar, probablemente el camino más fácil habría sido seguir los pasos de su padre. Pero él apostó por solar otros suelos y de esos, toca hablar ahora.
Volviendo la vista atrás, a la infancia de Alvarado, a los años 80, encontramos a un niño que no coleccionaba cromos de la serie V. Ni de Arconada ni Butragueño. Ni los cambiaba en el patio del recreo a base de sile, nole, sile, nole. En cambio, atesoraba pedazos de suelo que recogía de ruinas y casas derruidas.
¿Con esas piedras en los bolsillos eras un poco Iván el Terrible o es que ya estaba escrito en tu carta astral que tu futuro pasaba por fabricar baldosas?
No las lanzaba, las atesoraba. Y a fabricar baldosas hidráulicas llegué, pero no fue un camino recto. Comencé como diseñador gráfico y de interiores, que hacía escaparatismo, servicio integral de diseño… pero hubo un momento en el que la época dorada del diseño se acababa y era difícil mantener el tipo en un sector tan saturado; así que decidí reinventarme sin perder mi parte creativa. Y mirando mi colección de baldosas hidráulicas de niño, decidí que mi nuevo camino lo iba a construir con ellas y sobre ellas.
Viajé, visité los poquísimos talleres que se dedicaban al oficio, busqué fabricantes que me dieran formación, pero a nadie le interesaba, hasta que una amiga me puso en contacto con Miguel Adrover, un magnífico artesano de Menorca. Y fue él quien me dio la formación necesaria para lanzarme después a investigar por mi cuenta, a probar, a fallar, y a llegar a conseguir un producto de diseño gráfico en formato baldosa hidráulica.
Y todo esto a pesar de que el suelo hidráulico había quedado sepultado por el sintasol y el terrazo en los años 60 y 70.
Desde luego. La fiebre del plástico llegó en esas décadas y los sintasoles y los terrazos de producción industrial rompieron el mercado, con niveles de producción enormes y precios reducidos. Y excepto los que se adaptaron a la moda del terrazo, la mayoría de los fabricantes tuvieron que cerrar.
¿Entonces te consideras un visionario? Era un poco arriesgado empeñarte en resucitar este suelo de pueblo.
Más que visionario, era un enamorado de este suelo desde niño y decidí apostar por él pasase lo que pasase. Quizá sí fue un poco arriesgado porque la baldosa hidráulica era un suelo muy tradicional, muy de pueblo, pero yo estaba empeñado en mezclar la artesanía del ayer con el diseño más contemporáneo y darle una visión renovada para adaptarlo al presente y al futuro.
¿Es en esa época en la que creas 'Artistas por los suelos'?
Sí, ese fue el motor inicial de mi andadura por la baldosa hidráulica. La idea era rescatar lo que en su día hacían las pocas fábricas de baldosas que existían y que era contratar a artistas de la época como Gaudí o Domenech i Montaner para diseñar sus catálogos.
Así nace 'Artistas por los suelos'. Varios amigos relacionados con el arte diseñan algunas piezas y lo convertimos en colección. El problema es que este proyecto nace antes de tiempo y no funciona como esperábamos porque la gente lo seguía viendo como un suelo rural, de pueblo.
¿Y cuándo crees que se produce el sorpaso del rechazo absoluto al amor eterno?
Didiría que hace unos 10 años, comienza a haber ganas por recuperar estos suelos antiguos en lugar de taparlos o tirarlos a un contenedor. Se empezó a comprobar que es un suelo que envejece muy bien, que se deteriora muy poco y se puede restaurar dándole el carácter de suelo para toda la vida.
Yo aprendí a restaurarlo con un artesano catalán y a partir de ahí es un servicio más que ofrecemos y también hacemos la reproducción de piezas que faltan para rellenar los huecos que se han quedado en pavimentos antiguos. Está claro que me adelanté 10 años, por eso creo que me voy a pensar el rescatar la idea de 'Artistas por los suelos'.
¿Cómo es el proceso de creación de una baldosa hidráulica?
Es una baldosa decorativa de cemento pigmentado que nace en el sur de Francia a mediados del siglo XIX y estuvo presente en la Exposición Universal de París en 1867. Fue un tipo de pavimento muy utilizado en época modernista, muy usado en Cataluña. Y nosotros, en Mosaista seguimos la técnica de fabricación artesanal de baldosa hidráulica que aprendí de Miguel Adrover. Con cemento blanco, áridos, pigmento y mármol.
¿Siempre ha sido un proceso tan artesanal?
En su momento se presentó como proceso semindustrial porque veníamos de pintar la cerámica a mano y este sistema suponía un gran avance: no se necesitaba horno y era mas económico a nivel de consumo ya que las primeras prensas de balancín no necesitaban ni electricidad. Se podía crear un dibujo con coste energético cero y sin tener que hacerlo todo a mano. Ahora, sin embargo, si lo comparamos con las técnicas que tenemos, resulta totalmente artesanal.
¿Y cuál es momento 'guau' del proceso?
Pues lo tiene y es cuando echas toda la pintura en el molde que da la impresión de que va a salir una castaña, pero cuando lo prensas y rematas y le das la vuelta y ves el resultado final, ves también la magia.
¿Y solo vale para suelos?
No, que va. Fue ideada como pavimento, pero hoy en día se le dan otros usos, como revestimiento en frentes de cocinas o cuartos de baños, por ejemplo. En Mosaista tenemos una línea de productos para casa, y usamos baldosas hidráulicas también en mesas, bandejas, salvamanteles, cuadros… Aunque la mayoría de las colecciones son propias de Mosaista, a veces, tenemos artistas colaboradores. Mi última colección, por ejemplo, la Stone Tissue, está ideada con mi padre y se inspira en los tejidos de la sastrería londinense.
¿Ves futuro con este suelo?
El futuro queda lejos. Yo de momento pido seguir como hasta ahora porque es un oficio que tiene sus limitaciones y tampoco puede crecer mucho. Seguiré pensando nuevas propuestas y si mis genes cumplen su función, dentro de otros 20 años haré como mi padre: disfrutar tanto como hasta ahora.
Hablando de propuestas, ¿Cuántos modelos de baldosas vendes y cuál es tu Top 10?
Tenemos un total de 520 referencias distribuidas en 10 colecciones. Tres de ellas son de autor, como la Stone Tissue, diseñada con mi padre, y el resto son diseños propios. Nuestro top de ventas es la colección Hexagon y, para el que busca una visión renovada de un estilo tradicional, sería la colección Trama, la Nolla y también la de mi padre para el que busca un ambiente especial. Nuestros clientes se van cada vez más a las piezas más contemporáneas, a nuestros nuevos diseños.
¿Por qué me recomendarías la baldosa hidráulica para mi casa?
Sobre todo porque es personalizable para superficies desde 3 metros. Puedes adaptar el diseño que tú quieras a tu espacio y esto le da un carácter único y singular tanto al material como al espacio.
¿Y para qué estancias las ves más apropiadas?
Todo depende. Por ejemplo, en las islas, se utilizan para la vivienda completa; en Madrid, para cocinas y baños, en restaurantes para pavimentos y revestimientos de sala pero nos las han llegado a pedir para el techo, cabeceros, mesas…
¿Y qué me dices del terrazo, ese suelo que siempre me recordó a una tableta de turrón del duro y que me da la sensación de que quiere volver a casa sea o no sea Navidad?
Si te soy sincero, es un material que nunca me gustó, pero de 4 años a esta parte veo que existen ganas de repescarlo y dejar de asociarlo al terrazo feote de casa de la abuela. Nosotros ahora estamos haciendo piezas y mobiliario con aire más contemporáneo y los clientes preguntan por él. Con cierto miedo, porque lo asocian con las viviendas de los 60 pero con curiosidad.
Creo que viene con fuerza y con ganas de quedarse, como el hidráulico. Y ojo con el barro artesanal que también está de vuelta.
¿Quién os compra?
Principalmente arquitectos, constructores y decoradores. Al tener showroom en el barrio de las Letras de Madrid y venta online también atendemos a particulares y fuera de España a países como Portugal y Holanda pero en pocas cantidades porque nuestro volumen de producción es reducido.
¿Y es caro?
Nuestros precios (de los 40 a los 130 euros por m2) son razonables sobre un material de producción artesanal que se hace pieza a pieza. Además, siempre hay opciones más económicas usando menos material o diseños que abaraten coste, o buscando combinaciones de monocromo…
¿Es un lujo ahora solar tu apartamento con baldosa hidráulica?
Lo que es un lujo es que sigamos manteniendo algunos oficios desde nuestros ancestros y con resultados tan bonitos; sobre todo aquellos en los que se combina diseño con artesanía. Estamos viviendo un momento dulce de reconocimiento por lo artesano que se agradece y nos ayuda a posicionarnos mejor en el mercado.
La artesanía huye de la velocidad de esta era y eso es lo que sugieren nuestros suelos. Además de fabricarlos, también los restauramos y algunas baldosas tienen más de 100 años. Eso sí que es lujo.
¿Puedes contarnos qué suelos importantes has solado?
Nuestro fuerte es la personalización de los proyectos porque es un valor que posee la baldosa hidráulica y que aprovechamos. Estamos orgullosos de muchos proyectos, pero entre los más sonados quizá esté el del mercado gastronómico de José Andrés, Little Spain, en Nueva York. Fue una colaboración muy divertida entre los arquitectos Juli Capella, encargado del proyecto y Pedro Feduchi, el creador de nuestra colección Serpentinas y confetis para solar su espacio.
También disfruté mucho con Teresa Sapey y su proyecto en el hotel Petit Palace. Ella fue de las primeras arquitectas en darse cuenta de que la personalización de estas baldosas podía aportar distinción a espacios únicos. Y el que me pareció súper chulo fue el solado de las 20 plantas de las torres Kio de Bankia en Madrid, sus zonas comunes, con un diseño de nuestra colección hexagon.