Carmen y María José, las herederas que producen vino de altura: "La mujer está cambiando el sector"
Las viticultoras explican cómo conseguir que una bodega centenaria, en plena Ribera del Duero, despunte en sostenibilidad.
16 mayo, 2023 02:25“Siempre hay gustos diferentes con independencia del género, pero es cierto que la incorporación de la mujer como consumidora de vino está impactando en nuestro sector. En los últimos años, en la Ribera del Duero contamos con vinos más afrutados y de maderas elegantes", explican Carmen y María José Basconcillos, herederas de las bodegas Dominio de Basconcillos, una de las bodegas de más altura de España.
"En nuestro viñedo, además de Tempranillo, tenemos cabernet sauvignon, merlot y malbec que van acompañados de una madera más sutil y elegante, pues hacemos su crianza en barrica nueva francesa", añaden.
“La altura se la debemos a los 1.000 metros sobre el nivel del mar de nuestros viñedos, ubicados en el Paraje del Alto del Cura, la zona noreste más desconocida de la Ribera del Duero. En la Edad Media los monjes benedictinos ya llevaron la viña alrededor de su monasterio. Y también le debemos la 'altura' y certificación ecológica a nuestra calidad excepcional, resultado de un cultivo de bajo rendimiento", cuentan.
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Y continúan: "Mientras que la vid podría dar hasta 7.500 kg de uva por hectárea (según la regulación de Ribera del Duero), nosotros solo permitimos que nos dé unos 4.000 kg. Un rendimiento con menos kilos para que la uva concentre su sabor y el viñedo tenga más salud, ya que con menos cantidad de racimos de uva por viña, los racimos están aireados y reciben más sol. A lo que hay que añadir la diversidad de nuestros suelos (arcillo-calcáreos, grava y arena), las diferencias de temperatura entre el día y la noche, la ventilación y la pureza del aire de la zona".
Para Carmen y María José el vino es familia. “El relevo generacional siempre es un reto en las empresas familiares, aunque nos alegra decir que en nuestro caso no lo ha sido tanto, ya que fue un proceso paulatino y de años que hicimos de forma natural. Nuestro mentor fue nuestro padre, José María, que sigue acompañándonos y que hace 20 años decidió arriesgar y elegir este lugar tan especial y diferente para crear vino: un terreno entre montañas, a mil metros de altitud", cuentan.
"Dominio Basconcillos representa el trabajo de nuestro padre durante los últimos 20 años, el nuestro a día de hoy y, por suerte, el de nuestros hijos que ya van aprendiendo de su abuelo el proceso de la vid y el cariño por la tierra, y esperamos que el de las siguientes generaciones de la familia. Lo que hemos conseguido no se puede improvisar y aspiramos a llegar a ser una bodega centenaria, posiblemente tras cuatro generaciones al frente de la misma y mejorando día a día la calidad de nuestros vinos", añaden las hermanas.
"Para nosotras el aprendizaje fue muy natural porque lo vivimos desde pequeñas, viéndole amar el campo y al viñedo, nos explicaba por qué hacía cada cosa, por ejemplo, cosas tan sencillas como que la maquinaria del campo y los caminos estuviesen bien cuidados. Por qué tomaba una decisión u otra y qué era lo más adecuado en cada momento, sobre esto tenemos recuerdos de cuando vendimiar. Por ejemplo, siempre pensando en conseguir la mejor uva, aunque a veces le quitase el sueño esperar algunos días más. Nuestro padre siempre ha ido un poco más allá, siempre ha buscado la excelencia", cuentan a ENCLAVE ODS.
Y añaden: "Así, aprendimos sin darnos apenas cuenta cómo funcionaba el viñedo, y lo que es aún más importante, nos caló la 'forma de hacer'. Un ejemplo es cómo hemos aprendido de él a trabajar el campo con mucho orden y rigor y con calma tomar las decisiones ante las sorpresas de la meteorología, entre otros eventos de la naturaleza.
A día de hoy sigue a nuestro lado, apoyándonos con su conocimiento, su buen hacer y, sobre todo, el cariño que siente por el viñedo”.
¿Qué es lo que más valoran del vino?
Hay muchos factores que valoramos en un buen vino, pero lo cierto es que el principal siempre es el momento de compartirlo. Cuando me viene a la mente algún gran vino que haya probado, el recuerdo es mucho mejor cuando está asociado a momentos especiales y rodeado de personas a las que aprecio.
¿A una cena de amigas qué vino llevarían?
Llevaríamos alguna de las novedades que descubrimos en nuestros viajes, un pinot noir de Oregón, tenemos en mente un vino chileno maravilloso, y ya con más presupuesto nos iríamos a Borgoña. ¡Un clásico! Lo cierto es que hoy día podemos decir que todas las regiones producen vinos realmente maravillosos que vale la pena probar y cada uno de ellos tiene su encaje en un momento especial.
¿Y de su bodega?
Tanto Viña Magna, crianza o reserva, serían opciones increíbles para una cena llena de matices. Viña Magna Crianza es un vino que ayuda a iniciar una conversación interesante. Es una manera de conocer la variedad tempranillo ensamblada con cabernet sauvignon y malbec.
Buscar los matices de la uva, de la madera y luego compararlos por ejemplo con Viña Magna Reserva. Además, después de una cena, y de haber catado varios vinos, siempre podemos poner a prueba nuestra memoria de cata y hacer una cata a ciegas para ver si sabríamos identificar cuál es cada vino de los que hemos tomado.
¿Qué vino recomendaríais para alguien que no es entendido?
Al principio, le recomendaríamos dejarse llevar por su gusto personal y explorar las diferentes denominaciones de origen reguladas. Esto le daría una buena base desde la que decidir cómo seguir explorando y aprendiendo. También le recomendaríamos dejarse asesorar por expertos. En este mundo hay un maravilloso profesional, el sumiller, que va a saber traducir nuestros gustos a un vino de su carta.
¿Cómo implementan la sostenibilidad en la bodega?
La sostenibilidad fue un factor importante desde los inicios y todos los procesos se diseñaron de forma muy natural e integrada con el entorno, velando por su biodiversidad.
Nuestro viñedo está certificado como ecológico desde el año 2004. Fue un trabajo que desarrolló nuestro padre e implica mucho más que la certificación. Es la manera en que concebimos Dominio Basconcillos como chateau (bodega y viñedo en un único pago). La bodega está al servicio del viñedo, formando una unidad, minimizando desplazamientos y manipulación de la uva, mejorando la sostenibilidad y todo ello da vinos de gran calidad.
Así, en la bodega se ha reducido la circulación de tractores en favor del cuidado de la uva y se trabaja con las universidades de Burgos y Salamanca en el desarrollo de proyectos que permiten mejorar la calidad del suelo a través de procesos de agricultura regenerativa y de eco esquemas con cubierta vegetal.
Se ha incorporado teledetección vía satélite que nos permite identificar las necesidades de agua de cada planta, lo que unido al biochar [carbón vegetal] presente en el suelo optimiza la cantidad de agua necesaria proporcionando a la vid todo lo que necesita para desarrollarse.
Para nosotras lo más importante es la coherencia integral y el hilo conductor de quienes somos: un viñedo en altura con rendimientos controlados, circunstancias óptimas y viticultura ecológica.
Estos son unos vinos especiales porque los llevan las hermanas herederas de Dominio Basconcillos, que por su amor a la tierra han logrado la certificación ecológica y posicionan a la Ribera del Duero a nivel internacional. Sus vides son especiales, crecen a 1.000 metros sobre el nivel del mar.
El tipo de bodega está inspirado en los châteauxes franceses, donde viñedo y bodega son la propiedad (el dominio), y así que todos los pasos de elaboración, cuidado del campo, vendimia y elaboración son coherentes y respetuosos con la biodiversidad y la tierra con el fruto.