El mundo se calienta y, además, lo hace de manera insoportable. Sin ir más lejos, los primeros días de este mes de octubre fueron históricos. En la península ibérica se llegaron a registrar 37 grados centígrados en pleno otoño en El Granado (Huelva). Un absoluto disparate para esta temporada del año. Antes, los meses de julio, agosto y septiembre fueron los más calurosos jamás registrados. Unos datos que avisan de que los efectos más devastadores del cambio climático ya están aquí.
Entre la comunidad científica existe un amplio consenso de que si bien el calentamiento global es un proceso natural, la actividad humana ha tenido un efecto acelerador. De hecho, según datos de la ONU, los humanos son responsables de prácticamente todo el calentamiento global durante los últimos 200 años.
Actividades como la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), la deforestación, la agricultura y los cambios en el uso de la tierra son los principales responsables de que hayan aumentado la cantidad de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera.
Ante esta situación, será fundamental las medidas que adopten los gobiernos, ciudadanos y empresas para mantener a raya el cambio climático. Descarbonizar la economía será, en todo caso, el gran desafío para poder mantener el calentamiento por debajo de los 1,5 ºC establecidos en los Acuerdos de París. Y, para ello, será necesario reducir a la mitad las emisiones netas para 2030 y alcanzar las cero emisiones netas para 2050.
En este aspecto, las empresas, que son las grandes responsables de las emisiones globales, también pueden ser la solución al problema. Hablamos con Mónica Zuleta, directora corporativa de sostenibilidad de MAPFRE, sobre cómo es posible encontrar ese equilibrio entre beneficios económicos y la sostenibilidad.
La degradación medioambiental es un factor de riesgo para las empresas, pero la explotación de la naturaleza es también el sustento para muchas de ellas. ¿Es posible explotar la naturaleza de forma sostenible?
Como aseguradores, nuestro compromiso medioambiental es ir elevando la exigencia para contribuir a frenar el cambio climático y conservar la biodiversidad de una manera firme y progresiva, acompañando a la sociedad en una transición justa, y ayudando a nuestros clientes y las personas que dependen de su actividad a converger también en esa dirección sobre la que no tenemos ninguna duda de que debemos ir todos.
Creemos que la descarbonización de la economía es esencial para el planeta, pero, como decía, también lo es para las personas que dependen del actual modelo. Por este motivo, la transición energética, además de urgente, también tiene que ser justa intergeneracionalmente, es decir, teniendo en cuenta el impacto que supone para la generación de personas a las que les ha tocado acometerla.
No podemos dejarles sin actividad económica por razones medioambientales, sin ofrecerles una alternativa sostenible para seguir ganándose la vida, pero sí podemos contribuir a que estas opciones sean cada vez más sostenibles.
En su caso, se han propuesto ser neutros en carbono para el año 2030, ¿cómo van a conseguirlo?
Para nosotros, ser neutros en carbono implica conocer nuestra huella actual e identificar estrategias a corto, medio y largo plazo para reducirla, así como compensar la parte que no podamos eliminar. En este sentido, estamos muy satisfechos de los últimos resultados, ya que hemos superado todos los objetivos de reducción que nos habíamos propuesto, con una disminución al cierre del 2022 de nuestra huella de carbono global en un 26% respecto a 2019.
Actualmente, tenemos compromisos ambiciosos dirigidos a reducir nuestra huella operativa (50% para 2030) y alcanzar la neutralidad en carbono en los principales países para 2024 y en todos, para 2030. En este sentido, contamos con un Plan de Huella Ambiental para reducir nuestro consumo de energía, adquirir energías renovables, promover el trabajo en movilidad, impulsar la flota de vehículos ECO, reducir los viajes, y reducir el consumo de papel y agua.
También contribuimos a la descarbonización a través de dos importantes palancas: la inversión y la suscripción, y en esta línea nos hemos comprometido públicamente a no asegurar ni invertir en compañías de carbón, gas y petróleo que no desarrollen un plan de transición energética que permita mantener el calentamiento global en torno a 1,5 ºC.
En relación con las inversiones, también nos hemos marcado como objetivo que el 90% de la cartera de inversión a nivel global esté calificada con criterios ESG en 2024, así como reducir la huella de carbono de nuestra cartera de inversión en un 10%.
El sector de los seguros no es precisamente uno de los grandes contaminadores del mundo, pero ¿por qué es importante que una empresa como MAPFRE se involucre en la lucha contra el cambio climático?
El cambio climático nos afecta a todos, y no solo en el balance financiero de las aseguradoras. La escasez de recursos, la degradación de los ecosistemas y su impacto en la biodiversidad amenazan no sólo la pérdida irrecuperable de la riqueza natural, sino también nuestra salud y nuestro modelo social de bienestar, por ello es importante que todos sumemos a esta transición hacia un mundo más sostenible.
El mundo ha cambiado y nosotros no nos conformamos con ser testigos de ese cambio, queremos ser también protagonistas de este nuevo modelo económico y social que persigue el concepto de sostenibilidad, y trabajamos para que esto no sea solo un concepto, sino una hoja de ruta que guíe toda nuestra actividad, porque creemos que las empresas no solo deben generar riqueza exclusivamente material, sino también ética y, sobre todo, humana. Esto es algo que tenemos muy claro.
Al ser una de las empresas más grandes de nuestro país, ¿considera que podrían ser un modelo para que otras empresas también emprendan acciones de este tipo?
En MAPFRE, sabemos que, ante desafíos globales, la respuesta sólo puede ser colectiva. Estamos en un momento de cambio histórico, en la Década de la Acción, un contexto de urgencia en el que tenemos la oportunidad única de colaborar para hacer frente a los retos sociales y medioambientales. Somos conscientes de que cada pequeña parte suma al beneficio de todos, por ello queremos estar presentes en esa transformación mediante compromisos exigentes y rotundos en materia ESG, que nos permitan continuar avanzando de forma responsable en la dirección correcta.
La situación que vivimos exige que las empresas demos un paso adelante y asumamos el compromiso de trabajar conjuntamente por la transformación sostenible, es una cuestión de responsabilidad, pero también es una obligación ineludible, y es que el futuro del planeta y de las personas depende de ello. Afortunadamente, la sostenibilidad ya no es una opción para nadie, la sociedad demanda un nuevo modelo y, quienes se opongan a esta transformación, quedarán excluidos del sistema de mercado.
Nosotros, como una de las aseguradoras líder a nivel global, siempre hemos querido ser un ejemplo para el resto de las compañías del ecosistema empresarial, implantado medidas y acciones innovadoras que impliquen a todos los actores de la gran cadena de trabajo que es MAPFRE, manteniendo un compromiso firme con el cuidado de las personas y del planeta.
Al hablar de sostenibilidad, normalmente, dirigimos nuestra mirada hacia el medioambiente. Sin embargo, también incluye el aspecto social y de gobernanza. ¿En qué consisten?
En nuestro plan de sostenibilidad actual, decidimos que nuestra gran apuesta debería estar en la ‘S’ de Social, aunque también trabajamos el aspecto medioambiental, sin duda, así como otros relacionados con el gobierno corporativo, pero tenemos claro que donde más podemos contribuir a la transformación es ayudando a las sociedades a reducir las brechas para poder avanzar.
Para ello, ponemos el foco en programas para mejorar la inclusión social, el empleo justo, el conocimiento financiero y, con ello, un mejor acceso a la protección del seguro. No hay duda de que estamos en un momento de progreso histórico en el que hemos dado grandes pasos para avanzar hacia una sociedad diversa e inclusiva, pero aún existen importantes brechas de desigualdad que impactan directamente en el bienestar de las personas. Con esta visión, trabajamos para seguir avanzando hacia un mejor modelo de sociedad que garantice a todos, sin exclusión, la igualdad de oportunidades.
Hablando de brechas, una de las cuestiones que más trabajan es el de la brecha de género. De hecho, se han propuesto eliminarla para el año 2024. ¿Cómo van con ese objetivo?
Uno de los principales pilares de la estrategia de sostenibilidad de MAPFRE es el de inclusión, donde nos hemos marcado como objetivo, eliminar la brecha salarial de género para 2024 y seguir avanzando para conseguir alcanzar la igualdad plena en todos los ámbitos de la sociedad.
En la actualidad, contamos con el talento de más de 17.300 mujeres, que representan el 55,4% de la plantilla, y estamos muy satisfechos de que actualmente el 42% de los puestos de responsabilidad están desempeñados por mujeres y de que el número de mujeres en el Consejo de Administración se sitúe prácticamente en la paridad (47%), con 7 mujeres y 8 hombres.
Además, desde 2010, la compañía cuenta con un Plan de Igualdad, así como con una Política de Diversidad e Igualdad de Oportunidades, aprobada en 2015, que le permiten avanzar y cumplir con sus compromisos en esta materia, como incrementar al 35% el porcentaje de mujeres en puestos de dirección. El año pasado, el 54,7% de las nuevas incorporaciones a la plantilla fueron mujeres.