Desde 1976, Gary Friedman ejerce como mediador en Mediation Law Offices. Y desde 1980 enseña mediación en el Center for Understanding in Conflict, del que es cofundador. En colaboración con su colega Jack Himmelstein, desarrolló un nuevo modelo de mediación –basado en el entendimiento– que ahora se practica ampliamente en Estados Unidos y Europa.
Como uno de los primeros abogados mediadores y uno de los principales impulsores del actual movimiento de mediación, ha utilizado este modelo para llevar a cabo más de mil mediaciones en las últimas dos décadas. Entre ellas se incluyen numerosos litigios entre dos o más partes en los ámbitos comercial y sin ánimo de lucro, en las áreas de propiedad intelectual, inmobiliaria, societaria, personal, constitución y disolución de sociedades y derecho de familia.
Además de formar a abogados, profesores de derecho y jueces a través del Center for Understanding in Conflict, también ha impartido cursos de negociación y mediación en la Facultad de Derecho de la Universidad de Stanford, el New College of Law, el Programa de Negociación de la Facultad de Derecho de Harvard y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en Ginebra.
[La mediación será obligatoria en España]
Escritor prolífico, Friedman ha publicado tres libros sobre mediación. Se muestra, al hablar con ENCLAVE ODS, preocupado por la situación global, con mas de 34 frentes abiertos y, sobre todo, por dos de ellos: Ucrania y la guerra entre Israel y Palestina.
Como judío que es –sus antepasados nacieron en Minsk, hoy capital de Bielorrusia, aunque emigraron a Estados Unidos–, le produce una inmensa pena ser testigo de lo que está sucediendo en Oriente Próximo. No le gustan ni el comportamiento de Israel ni tampoco el de Palestina; y defiende que todos deben cumplir el derecho humanitario que es de aplicación en situaciones de conflicto armado y establece obligaciones para ambas partes.
Para un mediador el mayor deseo es conseguir que las posiciones no se enroquen, porque la meta, el objetivo, siempre tiene que ser llegar al mejor de los escenarios posibles.
Friedman es un hombre tranquilo, sereno, que medita diariamente desde hace más de 30 años. Esta práctica que le conecta con el presente y le aporta la paz que necesita para conseguir que los puntos distantes se encuentren.
El encuentro de la diferencia, el encuentro de nuestra humanidad, porque todo lo que nos une es siempre mayor que lo que nos separa y ahí está él, para comprender, comunicar, observar y corregir. Cuatro palabras que son la base en la que se sustenta su método.
Comprender lo que la otra persona te está diciendo, comunicar lo que tú estás entendiendo, observar su reacción y comprobar que has entendido bien. Y, si no ha sido así, corregir e intentarlo de nuevo. Repetirlo todas las veces que haga falta hasta lograr comprender al otro correctamente, sin interpretaciones, buscando encontrar ese punto común que nos une porque, aunque nos cueste mucho verlo, siempre está ahí…
Después de un corto viaje por Italia acaba de aterrizar en Madrid invitado por el despacho de abogados Ius + Aequitas Trial Lawyers para impartir una clase magistral. Pocos han sido los elegidos que han tenido la suerte de poder escucharle y disfrutar de toda una mañana de sabiduría y bondad. Pero promete volver.
¿Por qué ha elegido España para impartir su masterclass?
He venido invitado por el despacho de abogados Ius + Aequitas Trial Lawyer, y me gustaría poder ayudar a los abogados españoles a que den un paso mas en el desarrollo de la mediación.
Ahora que nos conoce mejor, ¿cree que España es país para mediadores?
Considero que es un país que tiene algunas características que son muy interesantes y que lo hacen idóneo para el desarrollo de la mediación. Y, francamente, me asombra comprobar que no sea una práctica mas utilizada.
Su masterclass en Madrid está dirigida a directores jurídicos de empresas, abogados, ¿qué conocimientos son los que ha querido compartir?
Quiero que los abogados conviertan la abogacía en una profesión de ayuda que mejora la vida de la gente. La mediación les ofrece una fórmula para resolver problemas de una manera diferente, y no es justicia de segunda clase.
¿Cuáles son las asignaturas pendientes de los abogados?
La asignatura de los abogados que urge corregir es que aprendan a escuchar.
Escuchar para ser capaces de entender y usar el poder de la comprensión en lugar del poder de la coerción, gastar las energías resolviendo problemas y no creando conflictos, para alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes…
Así es, debemos intentar ayudar a la gente a encontrar su camino y para eso tenemos que escuchar bien. La comprensión tiene mucho potencial para ayudar.
La paz no significa la ausencia de conflicto sino la presencia de alternativas creativas para gestionar el conflicto por medios pacíficos…
Efectivamente. Empecé a mediar porque la gente ya no quería que los abogados les dijeran cómo dirigir sus vidas. Y si los abogados sirven de verdad a sus clientes, entienden que lo que quieren es lo verdaderamente importante.
¿El mediador pone a las personas primero?
La mediación convierte la abogacía en una profesión de ayuda, que mejora la vida de las personas y ayuda también a darle un significado personal a la figura del abogado.
Estaría contento y satisfecho si en la clase magistral de hoy hubiera conseguido…
Que las personas que han participado hayan disfrutado mirando en su interior y hayan conseguido aprender algo nuevo que aplicar a sus vidas, no importa si median o no…
Gary Friedman ha escrito extensamente sobre mediación y resolución de conflictos. Es autor de A Guide to Divorce Mediation (Workman Publishing, l993) y coautor, con Jack Himmelstein, de Challenging Conflict: Mediation Through Understanding (publicado por la American Bar Association y el Harvard's Program on Negotiation, 2008). Ahora está inmerso en la escritura de su próximo libro.
Usted es autor de varios manuales de referencia que se estudian en diferentes universidades entre ellas, Harvard, ¿qué trasmite en sus libros?
He escrito sobre mediación en divorcios y comercial, y también Inside Out, que es un libro en el que he intentado enseñar a cómo trabajar nuestro interior. A menudo, no sabemos o no entendemos qué es lo que pasa dentro de nosotros, no nos conocemos bien, y ese desconocimiento disminuye nuestro poder como abogados o mediadores para ayudar a otras personas.
Usted habla mucho sobre los conflictos.
El conflicto es pernicioso, y la gente se siente muy herida por su culpa. Ahora estoy trabajando en un nuevo libro donde pretendo enseñar a aquellos que lo lean a resolver sus propios conflictos sin tener que recurrir a personas externas…
Cuando le pregunto si piensa mucho en el legado que va a dejar a las nuevas generaciones, me dice que no, que él solo desea aportar su granito de arena para que el mundo, cuando él ya no esté, sea un poco mejor de como se lo encontró. Y le gusta remarcar que "somos pequeños, pero importantes".
¿Es la mediación un método pequeño pero importante?
Es la intervención de una persona u organismo en una discusión o enfrentamiento entre dos partes para encontrar una solución. Lo más importante es que no sea coercitiva y se base en la comprensión.
¿Cuándo eligió ser mediador?
Eso no se decide de un día para otro. Después de muchos años como abogado litigante en los tribunales me cansé y decidí dejar la abogacía.
¿Y qué hizo?
Dejé mi casa en Connecticut y viajé hasta California. Una vez allí me decidí a buscar alternativas legales que pudieran darle a la gente la posibilidad de no tener que poner sus vidas en manos de los abogados.
¿Fue fácil?
No, no lo fue. Para encontrar el camino de la mediación tuve antes que pasar por una gran transformación personal, que fue muy poderosa y que me empujó a experimentar.
¿Y cómo fue esa experimentación?
Me dejó dos cosas muy claras: tenía que estar abierto a lo que me pidieran y no iba a hacer nada que me pareciera incorrecto.
Mediar no debe ser fácil.
El verdadero reto de la mediación es hacerla de forma que no se reproduzca el problema del sistema tradicional imponiendo soluciones a las personas y siendo coercitivo.
¿Cuáles son las cualidades que necesita tener un buen mediador?
Estar en paz contigo mismo, no sentir que vas a presionar a las personas, interesarte por ellas y querer ayudarlas, y que la solución salga tanto de tu corazón como de tu cabeza. Si tienes estas cualidades, las herramientas que necesitas para ser un buen mediador las puedes aprender.
Usted le da tanta importancia al corazón como a la cabeza, ¿medita cada día?
Conocí la meditación hace mas de 30 años y, desde entonces, medito a diario, y me resulta muy útil.
¿Le ayuda a encontrar la solución a los conflictos?
La meditación te enseña a familiarizarte con todas tus facetas, las oscuras y también las luminosas.
Todos tenemos un lado oscuro.
Es esencial aprender que la oscuridad es interesante porque forma parte de la vida. Ignorarla es pretender que no sabemos que todos vamos a morir, una lástima, por cierto, porque la vida es realmente interesante.
Creo que lo más importante es que la gente también se dé cuenta de que los sentimientos son una parte importante de cualquier disputa. Y que los mediadores también tienen sentimientos. Y que, como mediadores, podéis utilizar vuestros propios sentimientos para acercaros, para conectar con la gente y ayudarlos a conectar entre sí.
Eso es brillante…
¿Dónde funciona mejor la mediación?
Funciona en cualquier lugar donde la gente tenga un problema y quiera poder solucionarlo.
Actualmente, en España, hay un debate sobre la mesa. ¿Debería ser obligatoria o no la mediación antes de acudir a los tribunales?
Obligar a las personas a hacer algo siempre es malo, porque estás usando el poder de la coerción y ese, desde luego, no es el espíritu de la mediación. El espíritu de la mediación que la gente elija. Por eso, es bueno llevar a las personas hasta la mesa de negociación y una vez allí que puedan elegir si quedarse o marcharse.
No hay camino hacia la paz. La paz es el camino, que decía Gandhi, ¿podemos decir que uno de los caminos que nos acerca a la paz sería la mediación?
No creo que traiga paz tener a personas ajenas que te digan lo que tienes que hacer. Cuando alguien toma una decisión por ti va a mantener de alguna manera la olla hirviendo para que sigan pasando mas cosas, para que el conflicto no quede resuelto a la primera…
Antes usted decía que somos pequeños, pero importantes, y las decisiones que tomamos dicen mucho de nosotros.
No me hago ilusiones de estar cambiando el mundo, esa es la verdad, pero si puedo cambiar pequeñas cosas dentro de mí, que es lo más difícil, ya me doy por satisfecho, porque esos cambios van ayudar a mi familia y a las personas que me importan.
¿Qué opina del momento global que estamos viviendo? ¿Vamos a encontrar una solución?
Lo primero que tenemos que hacer es llorar por las guerras. El horror, el dolor, la brutalidad, la mezquindad, la ira, el odio son muy fuertes en este momento, pero, lamentablemente, esta situación ya había ocurrido antes y volverá a ocurrir.
¿Está preocupado?
Solo espero que podamos despertar a tiempo para poder salvar el planeta. Y por mucho que digamos e insistamos en que las personas dejen de matarse entre sí, no va a pasar, no van a parar.
¿Por qué?
La gente está frustrada, enfadada y el mayor problema que tenemos ahora mismo es la gran diferencia entre los que tienen y los que no tienen, la brecha entre los ricos y los pobres.
¿Y lo que está sucediendo en Oriente Próximo?
Siento lo que está sucediendo entre los judíos y los palestinos. No estoy contento con muchas de las cosas que ha hecho Israel y tampoco lo estoy con otras que ha hecho Palestina.
¿Dónde está la solución?
No podemos dividir el mundo entre lo que está bien y lo que está mal. Me gusta pensar que en cada persona hay bondad y que ninguno de nosotros es tan bueno como para no tener lados oscuros en su interior. Darnos cuenta de que no somos peores que otras personas, pero tampoco mejores, es esencial para encontrar la paz.
¿Su sueño?
Sueño con ayudar a las personas a que sientan aprecio por ellas, por los demás, por sus vidas… ¡Le estoy tan profundamente agradecido a la vida por todo lo que me ha dado! Me siento afortunado por haber encontrado la mediación, por tener la familia que tengo. Me siento bendecido y si muriese mañana, diría que he hecho mucho, sí, pero que queda mucho por hacer…
¿Cómo qué?
Me gustaría sentir que puedo seguir ayudando, sosteniendo, estoy viviendo ese momento en el que puedo dar un paso atrás para apoyar a otros y eso me gusta, porque no estoy dispuesto a que mi ego dirija mi vida.