Marta Foncillas estaba de viaje por un paradisíaco paraje de Costa Rica cuando se dio cuenta de que las hamacas que se balanceaban entre dos palmeras eran de plástico. Primero llegó la consternación; pero después, informaron a la joven abogada de que se trataba de plástico reciclado. Fue en ese momento cuando dio con su momento eureka: "Si este hotel lo hace todo superbién, ¿cómo podemos replicar el modelo en España?, se preguntó.

De esa inquietud nació Revolución Limo, la primera firma española (y europea) dedicada a la fabricación de mobiliario con plástico reciclado. La fundadora de la marca cuenta en su estudio, localizado en pleno corazón de Madrid, mientras sostiene una de las muestras, que “para mí lo más sostenible en cuanto a materiales era la madera, porque la veía más natural y ecológica”. Investigó y se dio cuenta de que el plástico también se presenta como una alternativa viable para la fabricación de muebles.

Ya existía el mobiliario de terraza hecho de plástico reciclado”, cuenta, “pero no era atractivo”. Por eso decidió apostar por un upcycling o reciclaje creativo e incorporar los muebles en interior: “Ahí fue cuando empezó todo”, explica. Y se puso manos a la obra.

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Lo primero fue buscar un proveedor. “Fue complicado; queríamos que todo estuviera hecho en España, pero la calidad de los materiales de plástico reciclado que valoramos no era suficiente; no era lo que buscábamos”, señala. Así que optaron por confiar en una de las empresas referentes en materiales circulares, la holandesa The Good Plastic Company, de la que son partners y distribuidores en España.

“Concebimos la empresa como un business to consumer (B2C), es decir, vendíamos directamente a particulares”, explica Foncillas. Sin embargo, Revolución Limo fue dejando atrás este modelo de negocio para sustituirlo por uno enfocado a empresas con pedidos grandes. En paralelo, trabajaban directamente con arquitectos e interioristas que obtenían los tableros vírgenes, o bien los componentes para montaje. Esta línea de trabajo, aclara, la mantienen.

Retrato de Marta Foncillas, fundadora de Revolución Limo. Esteban Palazuelos Madrid

En todo este proceso, Foncillas fue aprendiendo de los errores. Echando la vista hacia atrás, recuerda que la difusión del proyecto fue un punto fuerte, pero "no acertamos en el modelo de negocio y el canal de distribución". En este periplo, la pequeña empresa mantuvo un principio: “la esencia de nuestra compañía es que seguimos utilizando el plástico 100% reciclado”.

Y añade: “Nuestro objetivo es promover el uso de este tipo de materiales”. Foncillas condensa en unas frases lo que le motivó a bautizar la iniciativa como Revolución Limo: "Revolución porque queríamos hacer una llamada al cambio. Y Limo porque evocamos a una arcilla que se forma durante las crecidas de los ríos; el plástico desechado tiene que ser un material fértil en el siglo XXI, como lo es el limo". Durante la entrevista, la abogada reconvertida en empresaria sostenible explicaba en detalle la composición de los muebles en exposición (y en uso).

Tableros de neveras y teclados reciclados

La misma mesa en la que se desarrolló la entrevista estaba hecha de plástico 100% reciclado: una mezcla de frigorífico blanco, secadores de pelo y teclados de ordenador. En el patrón cromático del tablero se aprecian los componentes. Revolución Limo no emplea ningún tipo de pigmento y se limita a reciclar poliestireno, un plástico “de tacto mineral y altamente resistente”, creando tableros macizos. 

Las granzas de polietileno se funden para crear los tableros de Revolución Limo. Esteban Palazuelos Madrid

La elección de este tipo de plástico es premeditada. "Muchas iniciativas de upcycling  están haciendo lo mismo con polietileno (PET), del que están compuestas las botellas de plástico", destaca Foncillas. A diferencia del poliestireno, este tipo de polímero "es mucho más flexible y maleable; lo que buscábamos era un material más rígido y estable"

Muestras de tableros fabricados en plástico reciclado de Revolución Limo. Esteban Palazuelos Madrid

De esta forma, se desmarca del estándar del sector, que emplean aglomerados —normalmente virutas prensadas— recubiertos por una capa de melamina. “Son materiales muy baratos, pero poco sostenibles”, explica Foncillas. Además, presentan otra desventaja: si se rayan o se forman desperfectos en la superficie, es necesario sustituirlos.

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En el caso de los materiales que fabrica la empresa española en la fábrica de The Good Plastic Company, si se raya o se mancha el material, “se puede pulir y queda como nuevo”. La colección estándar de la empresa, tal como lista su página web, es de un tamaño de 1.400 x 2.800 en espesores de 12 y 19 mm y acabados mate, semi-mate o brillante. Con estos paneles se puede revestir una pared, suelos, barras o mostradores, y también elaborar muebles.

Marta Foncillas se entrevista con ENCLAVE ODS en su oficina. Esteban Palazuelos Madrid

Empresas de la talla de Inditex, Adidas o la Mercedes Benz-Fashion Week han confiado en la marca para sus stands. Uno de los últimos encargos, señala Foncillas, llegó de la mano de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). "No había ninguna firma que estuviera haciendo diseños de interior únicamente con plásticos 100% reciclado y queríamos demostrar que es posible; tenemos que empezar a buscar soluciones circulares, para que el mundo sea viable a largo plazo", secunda la empresaria.