Virginia Fradejas dejó su puesto de trabajo para emprender en sostenibilidad: así es Kamarere, una iniciativa 100% vegetal
- Con el foco puesto en "ser sostenible", esta mujer ha logrado convertirse en la ganadora de la 5ª edición del Programa TalentA.
- Más información: Ellas también recogen aceitunas: las agricultoras oleicas reivindican su papel histórico en el campo
"Ingredientes y productos para una gastronomía sensata, moderna y sostenible". Así define Virginia Fradejas el proyecto por el que ha logrado convertirse en la ganadora de la quinta edición del Programa TalentA. Una iniciativa que, explican en su página web, "nace con el objetivo de visibilizar el talento y el emprendimiento de las mujeres en el entorno rural".
Presente ya en nueve países de todo el mundo, ha servido de apoyo para más de 1.000 féminas. De este modo, a través de financiación económica, formación, asesoramiento y una campaña de visibilidad, ha sido presentado como "un caso de éxito en el Parlamento Europeo".
Desde su creación, este programa suma ya cinco ganadoras, dotadas con un premio de 8.000 euros para destinarlos a su proyecto, además de nueve finalistas a las que se entregan 1.000 a invertir en su iniciativa. Y aunque todas ellas rebosan talento, en esta ocasión, ponemos el foco en Fradejas, la última galardonada de esta iniciativa.
Esta mujer, que al inicio se dedicaba a la industria alimentaria, sentía que tenía "coartadas" sus inquietudes al trabajar en un lugar por cuenta ajena que no le llenaba. Fue así como, tras meditar la idea, decidió aventurarse al emprendimiento, consciente del desperdicio alimentario. Así, explica a ENCLAVE ODS, nacía Kamarere en 2023, el que ya podríamos decir que es el proyecto de su vida.
'Huida' al emprendimiento
A través de su experiencia previa en la industria alimentaria, su deseo por conocer más "sobre esta problemática" se vio incentivado. En concreto, cuenta, le sorprendía "cómo había una materia prima descartada para los lineales por motivos estéticos", pese a que esta era "totalmente aprovechable".
Con la idea del proyecto definida, lo siguiente fue escoger el nombre que, si bien en este caso podría parecer una palabra aleatoria, nada más lejos de la realidad. Kamarere, asegura Fradejas, "es un eucalipto único en el reino vegetal", y son varios los motivos que confirman su perfecto alineamiento con el proyecto.
En primer lugar, cuenta, su corteza destaca por mostrarse en diferentes colores, tonos que, podríamos decir, son "similares a los ingredientes producidos". Además, se trata de un tronco ancho, lo que, indica la emprendedora, es "igual que la empresa que pretende tener una base sólida de la cual partir". En último lugar, es una especie capaz de alcanzar una altura bastante considerable, un elevado crecimiento al que también aspira su creadora.
Un objetivo que no parece difícil de alcanzar porque, como afirma Fradejas, este proyecto "es un win-win (ganar-ganar)" entre los agricultores locales y ella.
Por un lado, explica, quienes se dedican al campo puede 'hacer negocio' a través de materia prima que "si no acabarían tirando" y, por otro lado, Kamarere tiene la posibilidad de acceder productos más baratos "totalmente aptos para su consumo". Todo ello, partiendo de una misma línea conductora: "ser sostenibles".
Sostenibilidad por bandera
Con una realidad donde "el 30% de la comida que cultivamos se pierde", esta mujer no podía mantenerse al margen y, además de apostar por un proyecto centrado en reducir este desperdicio, decidió hacerlo utilizando métodos con menor impacto medioambiental.
Fue así, cuenta, como se decantó por la deshidratación por convención natural como el método a implementar en su negocio. ¿El motivo? Se trata de "una tecnología más económica porque requiere menos consumo energético", especialmente en lo que a los sistemas de eliminación de agua se refiere.
Además, explica, ha optado por utilizar envases como "el vidrio o el papel", dependiendo del producto, para que siempre esté garantizada la conservación en las mejores condiciones, pero sin perder el foco de reducir el impacto en el medioambiente.
De este modo, "el proyecto contribuye a concienciar sobre el concepto", porque aún hay "mucha gente que piensa que se trata de frutas o verduras podridas". Y lo explica: "La lejanía que hay muchas veces entre el consumidor final y el campo hace que una gran parte de la gente piense que un producto bueno para el consumo tiene el mismo aspecto, color y brillo que el de los supermercados".
Sin embargo, esta práctica no muestra la realidad del campo. "Se realiza una criba para eliminar los que son feos, demasiado grandes, demasiado pequeños o, incluso, en ocasiones son descartados porque es necesario subir precios y que no haya tanto oferta", asegura Fradejas.
Cuestión de confianza
Ahora, tras un año desde su creación, aunque desde el 2022 dando forma a esta idea de negocio, esta emprendedora asegura que "el desarrollo de producto y la búsqueda de un nicho de mercado" fue lo más complicado. Aunque deja claro que "la recompensa llega finalmente".
Con muchas ganas de seguir creciendo, los próximos cinco años señala que pondrá el foco en "disponer de una pequeña fábrica en la que poder producir a mayor escala y con procesos más automatizados". Todo ello, cuenta, con el objetivo de "ser más competitiva en el mercado".
Porque, si algo tiene claro Fradejas, es que "si verdaderamente quieres emprender y, por el motivo que sea, el proyecto fracasa, te llevas igualmente una gran experiencia personal y profesional".
Por ello, anima a todas aquellas mujeres que están dudando a 'lanzarse a la piscina', sobre todo, si es a través de iniciativas como Programa TalentA —ahora con posibilidad de apuntarse para la sexta edición—, o empresas como Corteva y asociaciones como FADEMUR que, asegura, "nos ayudan a creer en nosotras y en nuestros proyectos para seguir apostando por ellos".