Los Objetivos de Desarrollo Sostenible propiciados desde Naciones Unidas son un fin en cada uno de las 17 metas propuestas. Todos tenemos un compromiso con ellos para que la sostenibilidad medioambiental, social y económica quede garantizada a las generaciones futuras, a las que hemos de dejar un legado de sostenibilidad adecuado y suficiente que garanticen la vida y la salud en su máxima expresión y con la mayor rotundidad posible.
1. Lo barato puede a veces costar muy caro
No te guíes exclusivamente por el precio. Echa un vistazo a la etiqueta o a la letra pequeña, desconfíe de todo aquello que no ofrezca garantías. La cultura del low cost también tiene sus límites y, por ello, el consumo responsable comienza por exigir a los demás lo que nos exigimos a nosotros mismos. Es decir, compromiso con la sostenibilidad medioambiental, social y económica, respeto por el planeta, por el ser humano y por las diferentes especies que lo habitan.
2. No plastifiques el mundo, es el único que tenemos
Recuerda, reciclarse para reciclar adecuadamente es el punto de arranque de la denominada economía circular (rechazar, reducir, reutilizar, reparar, restaurar, remanufacturar, rediseñar, reciclar y recuperar).
Los contenedores urbanos facilitan la tarea: color azul para el papel y el cartón; amarillo para los plásticos, envases metálicos y briks; verde para el vidrio (no el cristal); marrón para la materia orgánica; y gris para todo aquello que no es susceptible de ser reciclado.
No olvides que el punto limpio de cada ciudad está para ser utilizado, no suponen un engorro añadido. Responden a una necesidad, la de proteger nuestro planeta y protegernos a nosotros mismos.
3. No generes malos humos
La contaminación atmosférica es fuente de múltiples enfermedades especialmente en personas frágiles y vulnerables. El uso del transporte público y los medios de locomoción amigables con el medio ambiente es clave.
No olvidemos que nuestras emisiones directas o indirectas, nuestra huella de carbono, también se genera a través de los sistemas de calefacción y climatización o de los diversos dispositivos y electrodomésticos que utilizamos en el domicilio. Por ello, es muy importante disponer de una vivienda cuya eficiencia energética sea lo más adecuada posible y además esté acreditada.
4. Diviértete, pero respeta el descanso de los demás
La contaminación acústica es uno de los principales problemas de los núcleos urbanos. Construir y generar ciudades sostenibles pasa también por la responsabilidad individual. No podemos olvidar que la contaminación no es solo atmosférica, la acústica especialmente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud.
Sólo en Europa, según la Agencia Europa del Medio Ambiente (AEMA), causa al año 16.600 muertes prematuras y más de 72.000 hospitalizaciones. Pero también la lumínica y la electromagnética generan no pocas enfermedades y deficiencias en la calidad de vida y el bienestar.
5. Tu cuerpo es el único que tienes, cuídalo
Para ello, nada mejor que generar hábitos saludables a través de una alimentación responsable, respetuosa con el medioambiente y con la biodiversidad. Practica ejercicio, si puede ser mejor al aire libre. Y evita todo tipo de tóxicos como el alcohol, el tabaco u otro tipo de drogas que en nada benefician a quienes las consumen.
Este aspecto provoca una utilización muy elevada de recursos sanitarios que podrían ser utilizados en otras áreas como las de prevención y protección de la salud y el cuidado del entorno medioambiental.
6. No te enredes: usa con responsabilidad las redes sociales
La nueva forma de contaminación viene dada por el mal uso de este tipo de canales de comunicación a través del sobreúso, la sobreexposición, la desinformación y la generación de noticias falsas. Los estereotipos basados en el cuerpo perfecto y en el éxito económico y social a ultranza provoca no pocos problemas de salud mental que tanto suponen para el individuo, para su entorno y para la sociedad en su conjunto.
7. Enchúfate al ahorro energético, eso "mola"
Puedes hacer un montón de cosas para que esto forme parte de su vida, piensa que el uso responsable de la energía es parte de la supervivencia de nuestra sociedad, a la vez que cada pequeña acción en este sentido contribuye a hacer un planeta, nuestra casa común, más sostenible.
Apaga luces, no dejes conectados a la red aparatos cuando no los estás utilizando, procura consumir en momentos valle, sustituye bombillas por las de bajo consumo, modera el uso de calefacción y aire acondicionado y consume agua caliente solo cuando sea necesario. Todo ello, junto a una adaptación de la vivienda a los criterios de eficiencia energética más exigentes posibles, son medidas de responsabilidad individual.
8. Eres agua, protégela para protegerte y proteger
Es el oro transparente, ten en cuenta que en torno al 60% de tu organismo es agua y hay 700 millones de personas en nuestro planeta que sufren escasez de la misma. Be water my friend decía Bruce Lee, leyenda de las artes marciales. El agua puede fluir y también puede golpear. Se caracteriza por no tener forma, simplemente se adapta a la de su recipiente.
Este silogismo además de compendiar una actitud ante la vida, encierra en sí misma la importancia de un elemento básico para la vida como es el agua y, por ello, es nuestra obligación preservarlo, cuidarlo y mimarlo haciendo un uso responsable de tan preciado bien en todo momento.
Usa la ducha en vez de la bañera, pon aireadores en los grifos, utiliza sólo la indispensable, cierre el grifo cuando no lo estés utilizando y no uses el inodoro para tirar desperdicios. Llena las cisternas sólo con la cantidad de agua necesaria, reutiliza el agua para el riego de tus plantas y así hasta un sinfín de recomendaciones que puedes llevar a cabo.
9. La belleza está en el interior
Sentirnos a gusto y conformes con nosotros mismos es un ejercicio muy importante que impacta en nuestra salud. La utilización de cosméticos, fotoprotectores, espráis de todo tipo, es bueno siempre que sean respetuosos con el medio ambiente y no se conviertan en un elemento de agresión al mismo.
De nuevo, comprueba su composición revisando sus características y peculiaridades, este es un ejercicio de responsabilidad muy sano. Lo mismo se puede decir de los artículos de limpieza que utilizas en el hogar.
10. Ser generoso con uno mismo y con los demás
Quienes vivimos fuera de los denominados países periféricos o menos desarrollados y de las zonas de pobreza tenemos un compromiso que aceptar, procurar por un mundo mejor alejado lo más posible de las asimetrías y grandes desigualdades sociales. Hay más felicidad en dar que en recibir dice el dicho popular, saber dar a quien más lo necesita es un buen ejercicio de sostenibilidad económica y social.
Hacer proselitismo de la necesidad de dotar de sostenibilidad a todas nuestras acciones no es tarea fácil. Sólo con la implicación individual ganaremos la voluntad y la actitud colectiva que genere a través de nuestras acciones un mundo mejor en todos los sentidos y para todos, no tan solo para unos pocos.
***Juan Abarca es presidente de Fundación IDIS