La Navidad es especial, no hace falta ser como el Grinch para ser sostenibles, sólo tener claro en qué y cómo gastar los 160 euros que, por cabeza, de media dice el Instituto Nacional de Estadística (INE) que empleamos con ilusión y diversión estas fechas.
Para no complicar al planeta, mejor comprar a granel. La receta para un menú sostenible de Navidad está en el mercado y los mercadillos. Además del cariño que hay en ellos y de poder contribuir con negocios familiares, evitamos la cantidad de plásticos que en estas fechas inundan los contenedores.
Se calcula que el incremento de residuos en estas fechas aumenta el 30% en comparación con el resto del año. Y ya que compramos a granel, el carro y las bolsas reutilizables son la guinda sostenible del pastel.
Comprar en el mercado, a su vez, reduce la huella de carbono porque estos lugares cuentan con productos frescos, estacionales y de proximidad que reducen los desplazamientos de los ingredientes.
Las castañas, por ejemplo, son un producto de temporada muy saludable y entrañable tanto para guarnición como para crear postres caseros. También lo son la granada, la manzana, las endivias o la escarola. Los dátiles nunca han de faltar en la bandeja de los turrones, muy de nuestra tierra y de Navidad.
Las uvas, también a granel. Atrás quedó la época de comprarlas separadas y en papel.
A los comensales, mejor no pedirles que cada uno aporte un plato porque, al final, siempre sobra. Y al día siguiente, otra comilona nos espera con menú renovado de comida y cena. Por ello, mejor calcular las raciones por número de invitados y aprovechar los ingredientes para evitar el desperdicio alimentario. Y, claro está, reaprovechar lo que finalmente sobre es esencial para que el menú no pierda en sostenibilidad.
Stop al despilfarro
En estas fechas se estima que es demasiado lo que acaba en la basura: más del 20% de la comida que se compra. Uno de cada cinco españoles se reconoce culpable en este despilfarro que tiene lugar en las fiestas.
La plataforma contra el desperdicio de alimentos Too Good To Go señala que Nochevieja es el día en el que más alimentos acaban en la basura, seguido de la Nochebuena y el día de Navidad.
Según su estudio El desperdicio de alimentos en Navidad, “el 43% de las personas compra alimentos sólo por el hecho de ser típicos navideños. Es por ello que turrones y polvorones son los que más se desperdician”. Para atajar el problema y no tirar lo que ha sobrado, se puede optar por hacer una quiche, un pastel o cualquiera de las recetas de aprovechamiento del ebook Recetas Remix, creado por la plataforma.
Probar productos nuevos
Son fechas de pavo, marisco y asado, pero quizá poco a poco podamos introducir otra proteína de las denominadas plant-based y concienciarnos. En estas fechas cuesta más porque es el momento del desahogo, el capricho y el exceso, pero siempre hay alternativa.
Por ejemplo, se puede hacer como en los restaurantes Flax & Kale, que en sus menús navideños no quieren dejar a nadie fuera: veganos, vegetarianos, flexitarianos, omnívoros, celíacos, intolerantes… Para ello, su proteína no es lo que parece: sus carnes y quesos son veganos y están elaborados de forma sabrosa y suculenta para que cualquiera disfrute de ellos.
Decoración eco
Para decorar la casa y la mesa también hay que usar la cabeza. Los centros de mesa naturales con piñas y velas de cera de abejas natural son una idea. No sólo por su escaso impacto medioambiental, sino porque la magia de la Navidad no deja de residir en el calor y el mimo del hogar.
Para familiares y desconocidos
El espíritu navideño no deja a nadie atrás. Si quiere colaborar con los demás busque iniciativas como Te invito a cenar, con la que cada Navidad más de 500 voluntarios y genios de la cocina, como el chef Juan Pozuelo, dan de cenar a más de 1000 personas sin recursos en un entorno singular.
Eso sí, al terminar. Todos a reciclar. Porque nada se a tirar sin separar para tener una feliz navidad.