El fin de semana pasado, mientras paseaba por una Valencia vibrante y llena de buen séptimo arte debido a la 39.ª edición de Mostra de Cine de esa ciudad, nada me hacía pensar que horas después la catástrofe se cerniría sobre aquel bello lugar.
Mientras disfrutaba del mejor cine de autor —generado en el Mediterráneo—, no sospeché que aquellas gotas dispersas y el vientecillo frío, pero agradable, eran los prolegómenos de un desastre que se ha cobrado muchas vidas humanas: una DANA.
En los últimos años, el término DANA se ha convertido en protagonista de los reportes meteorológicos, especialmente en la península ibérica, donde su impacto es cada vez más evidente. Pero, ¿qué es exactamente y por qué tiene el potencial de generar episodios de lluvias intensas y destructivas?
La DANA –acrónimo de "Depresión Aislada en Niveles Altos"— es un fenómeno complejo y fascinante desde una perspectiva científica que, también, plantea preguntas inquietantes sobre el papel del cambio climático en su evolución y frecuencia.
En esencia, es una baja presión que se aísla en las capas altas de la atmósfera y se separa del flujo de aire general en la troposfera. Este fenómeno fue descrito por primera vez en la década de 1930, cuando el meteorólogo alemán Heinrich von Ficker documentó estas depresiones de origen frío en niveles altos de la atmósfera, refiriéndose a ellas como "gota fría". Desde entonces, el término "gota fría" se popularizó para designar a estas depresiones que, al quedar desconectadas de la circulación atmosférica general, generan un aire frío que desciende rápidamente y desencadena lluvias torrenciales.
Con el avance de la meteorología, se adoptó el término técnico "DANA", que refleja con mayor precisión la naturaleza de este fenómeno. El paso de "gota fría" a DANA también representa un avance en el entendimiento de su funcionamiento, todo ello gracias a la mejora de los modelos climáticos y las observaciones satelitales que permiten estudiar los procesos atmosféricos en detalle.
¿Cómo se originan?
La formación de una DANA suele implicar la entrada de aire frío en niveles altos de la atmósfera, donde la baja presión —aislada de la circulación general— interactúa con el aire caliente y húmedo en capas inferiores.
Este choque genera una gran inestabilidad atmosférica que provoca intensas precipitaciones y tormentas eléctricas que pueden durar varios días. En un contexto geográfico como el Mediterráneo —donde se encuentran a menudo masas de aire húmedo provenientes del mar— las danas adquieren un carácter especialmente severo.
Sabemos que las danas afectan principalmente la vertiente mediterránea en España, donde la combinación de orografía montañosa y valles cerrados intensifica sus efectos. Las lluvias torrenciales y los desbordamientos de los ríos son frecuentes en comunidades como Valencia, Murcia o Andalucía. Allí generan inundaciones y daños considerables en infraestructuras. Algo que se ha sufrido con creces esta semana.
¿Alguna conexión con el cambio climático?
Con la crisis climática global, el comportamiento de las danas ha suscitado un renovado interés científico. La atmósfera, más cálida debido al aumento de la temperatura en todo el planeta, puede contener una mayor cantidad de vapor de agua, lo cual amplifica las lluvias asociadas a fenómenos como la DANA.
De hecho, los modelos sugieren que el cambio climático incrementa la cantidad de agua disponible para precipitar, alterando los patrones de viento y la estabilidad atmosférica. Esto, en conjunto, son condiciones propicias para el surgimiento de danas más frecuentes y complejas.
Según estudios de predicción, el aumento de la intensidad y la periodicidad de las danas es más que probable. Todo parece indicar que el calentamiento del Ártico ha debilitado una corriente en chorro que actúa de barrera y sirve para "organizar" las masas de aire en latitudes medias. Al ralentizarse esta corriente se generan las condiciones perfectas para que las bajas presiones queden aisladas, tal y como ocurre con las danas.
¿Cuál será el impacto en el futuro?
La mayor frecuencia y virulencia de las danas representa un desafío para la meteorología y la planificación urbana en la cuenca mediterránea. Las infraestructuras de muchas ciudades españolas aún no están preparadas para soportar lluvias tan intensas y continuas, y las inundaciones derivadas suponen un riesgo considerable para las comunidades costeras.
A medida que las danas se convierten en un fenómeno meteorológico cada vez más frecuente y extremo, la adaptación se perfila como una estrategia crucial. Inversiones en infraestructuras resilientes, sistemas de alerta temprana y planificación urbana adaptada al riesgo de inundación podrían minimizar el impacto de este fenómeno en las zonas más vulnerables.
Parece ser que las danas no solo son un reflejo de la fascinante complejidad atmosférica, sino también una llamada de atención sobre los efectos tangibles de la crisis climática. Con su capacidad de alterar significativamente el ciclo hidrológico, las danas representan un desafío tanto para la meteorología moderna como para las comunidades que deben convivir con ellas.
Es, quizá, importante tener en cuenta estos datos a la hora de reducir la inversión en unidades de emergencia y en la representación directa de la ciencia en los órganos de administración pública y gobierno. Ahorrar suele ser importante, mas poner en peligro nuestras vidas eliminando aquello que puede predecir y luego ayudarnos, no debería ser la solución.
Tuve la fortuna de que mis obligaciones me llevaran a regresar a la capital, alejándome de Valencia a pesar de mi desgana por no ver las películas programadas en La Mostra. Horas después, la naturaleza desató su fuerza.