Wang Jianlin, el multimillonario chino propietario del grupo Wanda, no gana para disgustos desde que se dejó guiar por el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, y se puso a meter dinero en la capital española. Primero la revisión de los planes de desmontar la fachada del Edificio España, que adquirió al Banco Santander convencido por Cerezo de que se le permitiría convertirlo a su manera en un inmenso centro comercial. Ahora, un varapalo para el equipo de fútbol del que Wang se ha convertido en uno de los principales accionistas, el Atlético de Madrid, que preside Cerezo.
La alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, ha dado esta semana la que puede ser la puntilla definitiva a los planes originales para el futuro estadio del Atlético: la Peineta. La clave está en que el cambio al nuevo campo forma parte de un plan mucho más ambicioso en el que están implicados el Ayuntamiento, el Club, Mahou y la constructora FCC y que tiene su epicentro a varios kilómetros de distancia de la Peineta, junto al río Manzanares.
Allí, el Atlético tiene que decir adiós al que ha sido su campo desde 1966, el Vicente Calderón, que según el plan original iba a ser derribado junto con la fábrica de cerveza que tiene a su vera. Además se preveía soterrar el tramo de la M-30 que pasa junto al estadio, construir ocho torres de hasta 20 plantas, dos rascacielos de 36 plantas y 2.000 viviendas. FCC se encargaba de las obras de la Peineta a cambio de quedarse con los 204.218 metros cuadrados de terreno que dejaba libres la desaparición del estadio, la fábrica de Mahou y el soterramiento. Sobre esa zona levantaría los citados edificios.
Todos parecían ganar, cuando se firmó el primer acuerdo, con Alberto Ruiz-Gallardón al frente del Consistorio, cuando Madrid aún soñaba con albergar los Juegos Olímpicos de 2012. El Ayuntamiento conseguía darle salida a una de las infraestructuras olímpicas, FCC lograba un inmejorable terreno junto al Manzanares al que sacar una alta rentabilidad y el Atlético, un nuevo estadio.
El estadio no Olímpico
Madrid no fue olímpico. Ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera. Quienes mejor parados salían de este hecho eran FCC y el club de fútbol, que se libraban de tener que acondicionar la Peineta durante dos años para las pistas de atletismo del evento deportivo en el que tanto se dejó Madrid. Pero cuando, después de diferentes recursos, parecía que todo empezaba a caminar hacia el objetivo de que el Atlético se mudase a la Peineta en la temporada 2017-2018, Ecologistas en Acción interpuso un recurso contra las construcciones previstas junto al río y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid decidió paralizar las obras. El Ayuntamiento dirigido por Ana Botella, el Atlético y Mahou presentaron sus respectivos recursos en contra.
En medio se había cruzado otro percance. FCC atravesaba en 2014 serias dificultades financieras. Esther Koplowitz no había logrado convencer a George Soros de las bondades de invertir en la constructora y, mientras negociaba con Carlos Slim, puso algunas operaciones a medio gas, entre ellas, las obras de la Peineta. Por lo que pudiera pasar.
Con Slim al timón de la gestión de FCC, las obras de la Peineta habían vuelto a coger cierto ritmo.
La quinta columna
Esta semana, sin embargo, Ecologistas en Acción daba la voz de alarma. Ahora Madrid, con Manuela Carmena al frente, había decidido dar la espalda a su discurso durante la campaña y, en lugar de retirar el recurso de Botella contra la paralización de las obras, había presentado el suyo propio. ¿Carmena quería que se reanudasen los planes originales de la Operación Calderón-Peineta? Para nada. Según dos de los agentes participantes en el plan lo que ha ocurrido es que Carmena está encontrando dificultades en controlar la actuación de un grupo de técnicos del Ayuntamiento afines al equipo de Gobierno anterior, que habrían presentado el recurso.
24 horas después de conocerse este hecho, el Ayuntamiento difundía una nota diciendo que retiraba dicho recurso porque mantiene “su posición respecto al Plan Parcial, a la vista de la existencia de elementos muy discutibles en este plan que deben ser revisados de manera exhaustiva”. Preguntados por EL ESPAÑOL sobre la disidencia nacida en el cuerpo de técnicos, no quisieron confirmar ni desmentir que exista pero comentaron que la presentación del recurso se ha debido “a una inercia anterior puesto que, según nuestra política respecto a dicha operación, no debe seguir adelante”.
Fuentes del Atlético de Madrid comentaron por su parte que mantienen el objetivo de cumplir con el plan original, aunque reconocieron que, de complicarse mucho, tendrán que sentarse a negociar entre todas las partes para dar forma a uno nuevo.