Sin tregua. Una semana después de hacer el comunicado más duro emitido hacia su propio partido, José María Aznar reaparece públicamente para revalidar cada una de las críticas que hizo hace siete días a los dirigentes del PP. Lo ha hecho respaldado por la cúpula de Vocento, en la Casa de América, a escasos metros del despacho que ocupó su mujer hasta el 24 de mayo. Preguntado sobre si Mariano Rajoy debía ser el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, Aznar evita respaldar a la persona que él mismo designó como su sucesor en agosto de 2003. “Es una decisión que debe tomar el PP”. Acto seguido, le deseó “mucha suerte”.
Justo en el momento en el que el PP lo tiene más complicado que nunca para conseguir aunque sea una mayoría simple en las elecciones del 20 de diciembre, el presidente de honor expone en público las diferencias que existen desde hace tiempo en el PP. Muchos dirigentes comparten la crítica de Aznar, pero ninguno está de acuerdo con las formas ni con el tiempo: tras la comparecencia del presidente del Gobierno para analizar el desastre catalán y dos horas antes de que la cúpula se reuniese en la sede de Génova para dar un cambio de timón a la estrategia electoral. “Así no se hacen las cosas. Que venga aquí y ofrezca un discurso constructivo, no tan destructivo en un momento tan delicado”, se quejaba un dirigente de la cúpula de Génova el mismo día que leyó el comunicado.
Tras leer las palabras de Aznar, que advertía de que Ciudadanos había sacado la delantera al PP en Cataluña porque es visto como la mejor opción que defiende el orden constitucional, Rajoy dio una orden: que nadie conteste en público las duras acusaciones del presidente de honor. Y así lo hizo la secretaria general, María Dolores de Cospedal, que dio la cara en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. La expresidenta de Castilla-La Mancha evitó nombrar a Aznar y dijo que “como cualquier militante” puede opinar lo que quiera cuando quiera.
Solo Cristina Cifuentes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, se atrevió a salirse del guion marcado por el presidente y afeó la conducta de Aznar. En las inmediaciones del cuartel general del PP, en la madrileña calle de Génova, dijo que si tenía algo que aportar que viniese al Comité y dijera lo que tuviera que decir.
Aznar respondió siete días después, en la conferencia que ofreció ayer junto con el periodista colombiano Juan Carlos Iragorri. En mitad de la intervención, el expresidente del Gobierno aseguró que, ante “el diagnóstico” que formuló tras el 27-S, empezó a recibir “descalificaciones personales” sin contraargumento. Además, hacía gala de que nadie había “desautorizado” sus palabras. Razón por la cual se siente aún más si cabe reafirmado en sus convicciones de que algo falla en el PP para que Ciudadanos le coma el terreno.
Como ya dijo en la resaca electoral catalana, la teoría del presidente de Faes, el laboratorio de ideas del PP, de que Albert Rivera se haya posicionado como el referente en la derecha en Cataluña es porque allí los electores “han entendido que esa formación es mejor defendiendo el orden constitucional que los populares”. Y aseguró que sería un grave error reformar la Constitución, ya que provocaría “más confusión” y porque él está radicalmente en contra de cambiar la Carta Magna. Lo que sí pide Aznar al PP es “defender mejor el orden constitucional” porque, para él, “la Constitución no es un problema para España”.
Otro desplante del 'marianismo'
Nadie del Ejecutivo de Mariano Rajoy estuvo presente en la conferencia que ofrecía el expresidente del Gobierno. Solo estuvo arropado por la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo; el exministro Eduardo Zaplana e Ignacio Astarloa, presidente del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid que tiene contados los días, ya que Cifuentes se ha comprometido con Ciudadanos a eliminar este organismo que cuesta a las arcas autonómicas cuatro millones de euros anuales.