Julio Moreno se apoya sobre su bastón en una esquina de la plaza de la Mancha, en el corazón de Chinchilla de Montearagón. Desde su posición observa pasar a grupos de soldados que vienen y van por el pueblo para cumplir con sus recados. “Hay algunas escenas que me recuerdan a cuando era niño”, cuenta Julio. Porque, a sus 83 años, mantiene vivas las imágenes del estallido de la Guerra Civil y cómo se vivió en esta pedanía próxima a Albacete, en la que viven 4.000 personas. Un municipio que estas semanas vive su particular versión de la película Bienvenido, Míster Marshall, con un comercio que espera un aumento en sus ingresos antes de que llegue el frío invernal.
Los efectivos que Julio Moreno ve pasar ante sus ojos forman parte del contingente que la OTAN ha desplegado en el campo de maniobras de Chinchilla de Montearagón, más de 3.500 soldados. El área corresponde a una de las ocho ubicaciones que la Alianza Atlántica, en cooperación con el Ministerio de Defensa español, ha elegido en España para el desarrollo de la Trident Juncture 2015.
En total, 20.000 efectivos forman parte de la fase real de la operación en territorio nacional; un ejercicio que arranca hoy, miércoles, en el que se medirá la capacidad de respuesta de la Alianza Atlántica ante nuevas amenazas. Los otros dos países anfitriones son Italia y Portugal, que acogen, entre ambos, a otras 10.000 unidades. Para ello se recreará un escenario ficticio en el que las tropas se enfrentarán a los imprevistos preparados por sus superiores.
Muy cerca de donde se encuentra Julio Moreno se erige la tienda de ultramarinos Fajardo. María José Castellanos atiende desde detrás del mostrador y espera que la visita militar suponga una “inyección económica” para el pueblo. “En otras maniobras sí que han venido a por provisiones, no sé si lo harán en esta”, cuenta esta mujer, quien da la bienvenida a las unidades. “Suelen venir más en fin de semana -explica-. A veces, a esta tienda; a veces, a otras. Pero es bueno que compren en el pueblo”.
200 euros de caja
A la vuelta de la esquina, Sebastián Ortiz, de 65 años y propietario del bar Junco, sirve cafés a un par de clientes. “Hay días que no hacemos ni veinte euros de caja”, lamenta. Hace tres semanas, no obstante, recibió la visita de un nutrido grupo de soldados: “Ese día recaudamos más de 200 euros. Nos viene muy bien, porque el invierno aquí es muy duro y, en pocas semanas, no habrá nadie en la calle a partir de las seis de la tarde”.
“Los mejores días son los sábados y los domingos”, agrega Ramón Navalón, al frente del restaurante Dalia. “En algunas ocasiones han venido hasta cincuenta soldados, por eso compramos más cantidad de productos -explica-. Quizá demasiados. Ahora tenemos algo de excedente y esperamos que haya alguna recuperación durante el tiempo en el que se desarrollan las maniobras”. Los ejercicios se extenderán hasta el 6 de noviembre.
“Tuvimos un arranque espectacular”, considera Juan José López Sevilla, de 39 años, que trabaja como camarero en el Café Boss. “El bar se llenaba, el estanco también, los tenderos estaban satisfechos -prosigue-, pero ahora ya no vienen más que algunas patrullas por aquí”.
El motivo, apuntan algunos comerciantes, estaría relacionado con algunas protestas vecinales contra las maniobras de la Alianza Atlántica. La Plataforma contra la Militarización de Albacete promovió una manifestación el pasado 6 de septiembre en la que se tildó la Trident Juncture como un ejercicio de “hipocresía”. En el pueblo, efectivamente, se leen algunas pintadas que rezan “OTAN, no”, aunque igualmente se encuentran otras a favor de la alianza militar.
“Una bienvenida calurosa”
Las razones que han llevado a los soldados a visitar con menos frecuencia el pueblo seguramente correspondan a que ya han cubierto la mayoría de los suministros necesarios para el desarrollo de las maniobras. El capitán Alberto Ballesteros, de la Agrupación de Apoyo Logístico número 11, se trasladaba ayer a una tienda del pueblo en busca de unos cartuchos de tóner de impresora. Al bajarse del vehículo, junto a dos compañeros, unos niños les saludan con la mano desde la acera contraria. “La bienvenida en Chinchilla siempre es calurosa”, argumenta el soldado.
Sobre los lazos que mantienen con los habitantes durante los casi dos meses que permanecerá en esta ubicación -los encargados de logística llegan antes que las demás unidades y se marchan los últimos-, el capitán Ballesteros los califica como “excelentes”. “El alcalde (el socialista José Martínez Correoso) siempre ha colaborado con nosotros, tanto en el suministro de agua como en otro tipo de cuestiones”.
Precisamente, desde la alcaldía se favoreció el alquiler de dos naves industriales sin uso de una empresa maderera. Ante la falta de espacio en la base de Chinchilla, se acondicionaron estos espacios para la recepción de las tropas, procedentes de Reino Unido, Dinamarca, Italia, Estados Unidos y Noruega. “El planeamiento supone dos terceras partes de los ejercicios”, apunta Ballesteros, quien reconoce que cada uno de los Ejércitos, dependiendo de su origen, tienen unas preferencias u otras.
Trident Juncture 2015
El dossier de información que el Ministerio de Defensa ofrece sobre los ejercicios de la Alianza Atlántica explica que el objetivo perseguido es poner a prueba la “fuerza de respuesta de la OTAN”: “[Se trata de] una fuerza multinacional de alta disponibilidad y tecnológicamente avanzada para responder, de forma inmediata, a una situación de crisis simplificando el proceso de generación de fuerzas como respuesta a una situación de conflicto”.
Concretamente, se pretende mostrar la capacidad de “defensa colectiva y la gestión de crisis” ante las “amenazas presentes y futuras”. En la actualidad, el principal riesgo en el escenario internacional corresponde con el terrorismo y el avance de los radicalismos, especialmente en Oriente Medio y en el norte de África.
Precisamente, el escenario que se pretende recrear en la Trident Juncture 2015 es el de un conflicto entre países ficticios en el Cuerno de África. “El país agresor, Kamon, invadirá Lakuta, y Tytan quedará bajo amenaza. En este supuesto, la OTAN ensayará operaciones de combate, de control de territorio, de estabilización y resolución de crisis humanitaria”, señala el Ministerio de Defensa.
“Por unas semanas es como si estuviésemos en un país completamente diferente”, señala el capitán Ballesteros. En ese mismo momento, suena su teléfono y atiende la llamada de su mujer. Sonríe. “Incluso nos da tiempo a echar de menos a los nuestros”.