Pedro Sánchez se reunió este miércoles por la mañana en secreto con tres de sus predecesores en la secretaría general del PSOE para tratar la gravedad del desafío secesionista en Cataluña, según ha podido saber en exclusiva EL ESPAÑOL. La reunión, que duró una hora y cuarto, se celebró en la sede del PSOE, en la calle Ferraz. En ella se debatió sobre la respuesta política que el Estado debería poner en marcha para evitar la proclamación de la independencia de Cataluña.
En el cónclave participaron los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, así como Joaquín Almunia, líder del PSOE entre 1997 y 2000. Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general hasta que Sánchez tomó las riendas en julio del año pasado, estaba invitado pero finalmente no acudió porque dijo tener compromisos en la Universidad Complutense, donde ha regresado como profesor.
Los tres exsecretarios generales estuvieron de acuerdo en la necesidad de dar una respuesta política y no exclusivamente judicial al desafío soberanista. Para todos ellos, el Estado debería tomar la iniciativa y poner sobre la mesa un nuevo marco de relación entre Cataluña y el Estado en el que pudiera abordarse la necesidad de una mejor financiación autonómica, la política fiscal o la sanitaria. La propuesta debería enmarcarse en la reforma de la Constitución que desde hace años defienden los socialistas.
Cónclave monográfico
El contenido de la reunión fue monográfico. Sólo se habló de Cataluña y no de la estrategia del PSOE para la campaña electoral o las encuestas que colocan a los socialistas por detrás de Ciudadanos. Sánchez recibió además el apoyo de sus predecesores en una reunión insólita en la historia reciente del partido. No hay precedentes conocidos de una convocatoria de todos los líderes del PSOE, entre otras cosas por la desconfianza que ha reinado entre varios de ellos a lo largo de los años.
En la reunión no se abordó la posibilidad de utilizar el artículo 155 de la Constitución, que faculta al Gobierno a suspender la autonomía de Cataluña en caso de que “no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España”.
Si es desatendida una más que probable impugnación de la resolución soberanista por parte del Tribunal Constitucional, los socialistas creen que podrían darse las condiciones para la aplicación de ese artículo, pero no lo consideran deseable. El 155 no está desarrollado por la ley y dejaría al Gobierno un gran margen de interpretación, pero también una gran incertidumbre jurídica, además de las graves consecuencias de tener que aplicarlo en la práctica.
La campaña electoral "limita" la respuesta
El ambiente fue cordial, según fuentes conocedoras del encuentro. También entre Zapatero y Sánchez, que en los últimos meses han discrepado mucho sobre el rumbo del partido. Por su parte, González, muy activo en la campaña electoral catalana, trasladó la idea de que los tribunales están para controlar a los políticos, pero no para sustituir su labor. Sin embargo, el final de la legislatura y la campaña electoral “limita mucho” las posibilidades, según se puso de manifiesto en la reunión.
Los cuatro líderes esperan de Rajoy que el lunes, en caso de que se apruebe la declaración soberanista, tenga preparada una panoplia de medidas. Según ellos, sólo con una respuesta política que Rajoy ha negado durante cuatro años se puede hacer que se rompa el bloque independentista y parte de él se sume a una iniciativa negociada con el Estado.
Según fuentes cercanas a uno de los convocados, sólo se logrará abrir una brecha en el independentismo cuando se ofrezca esa respuesta política. En el caso de Reino Unido, David Cameron logró que la balanza se decantara hacia el unionismo cuando se ofreció la llamada "devolución" de competencias. Sánchez ha hecho varias propuestas durante esta legislatura. También lo intentó Rubalcaba hasta en tres ocasiones de forma directa en el parlamento y en privado.