Hace menos de dos semanas, Pedro Sánchez acudió al palacio de la Moncloa y se hizo una foto con Mariano Rajoy. Habían pasado unas horas desde el registro en el Parlament de Cataluña de la declaración soberanista y el presidente del Gobierno y el líder de la oposición querían mostrar unidad frente a una declaración que este lunes aprobó la cámara catalana.
Este martes, Sánchez ha dado la rueda de prensa que no hubo hace trece días. Fue en la sala donde comparece cada viernes Soraya Sáenz de Santamaría, que parecía haberle prestado por un día el papel de portavoz del Gobierno.
El Gobierno y el PSOE coinciden plenamente en la estrategia ante la declaración secesionista aprobada este lunes. Es más: prevén "caminar unidos" en este asunto hasta que se cierren los colegios electorales el 20 de diciembre, según ha anunciado Sánchez en nombre de Rajoy y en el suyo propio. En lo que difieren es en la estrategia después de las generales, ya que el PSOE promete una reforma de la Constitución que el PP rechaza.
El PSOE está decidido a no usar Cataluña contra Rajoy y se ha comprometido a celebrar con él "todas las reuniones que hagan falta" para demostrarlo. ¿En qué no está de acuerdo con Rajoy? "Lo importante hoy es subrayar los elementos de coincidencia", ha dicho. Para prueba, su mera presencia en Moncloa. "Estamos a pocos días de las elecciones generales y es poco habitual que el líder de la oposición se reúna con el presidente del Gobierno", ha dicho.
De momento, el candidato del PSOE ha comprometido su apoyo al recurso ante el Constitucional que el Gobierno presentará este miércoles y ha reconocido que lo podrían haber redactado los propios socialistas.
"La voluntad de ambas partes es la de caminar unidos" y "mantener un canal" de comunicación para coordinarse en todo momento frente a nuevos pasos de Junts pel sí y la CUP, ha dicho. Según él, la misión del Estado es ahora "restaurar la legalidad democrática". No se trata de un "derecho" sino de una "obligación" y un "deber".
La respuesta "proporcional" del PSOE
Sánchez, como el Gobierno, sigue sin querer mentar el artículo 155 de la Constitución, que no ha sido desarrollado legalmente y que por ese motivo podría dar un gran margen al Ejecutivo para suspender la autonomía catalana.
El PSOE se sitúa de momento en la exigencia de que se cumpla la ley sin avanzar nuevos pasos. "No hay debate" sobre la posibilidad de que el plan secesionista siga adelante porque la previsible suspensión que decretará el Constitucional "se tiene que cumplir", según él.
Sin embargo, es evidente que los mismos diputados que han apoyado la declaración no tienen la intención de arredrarse.
En ese sentido, Sánchez ha aceptado que el Constitucional recurra a los poderes reforzados impulsados por el PP en una reforma exprés este verano. "Es legal y por lo tanto el Gobierno puede aplicarlo", ha dicho el líder de la oposición, que rechazó en su día la reforma de las competencias del alto tribunal.
La respuesta tiene que ser en todo momento "proporcional", ha dicho, desalentando la utilización del artículo 155, el verdadero botón nuclear en manos de Rajoy.