Alguien en el partido republicano de Estados Unidos llamó el 10 de octubre de 2012 a Martha Raddatz, la veterana periodista de la cadena de televisión ABC. Al día siguiente, Raddatz tenía que moderar el único debate entre los dos candidatos a vicepresidentes de EEUU, el demócrata Joe Biden, que sigue en el cargo, y el republicano Paul Ryan, hoy presidente de la Cámara de Representantes.
"Estaba conduciendo y recibí una llamada. 'Lo hemos acordado y lo vas a llamar señor Ryan en vez de congresista Ryan'. Se suponía que no podía estar hablando con esta persona. Le pregunté qué pasaba con la Comisión y me respondió que no había problema", reveló meses después en una mesa redonda.
Es el único contacto que la veterana periodista, experta en política exterior, tuvo con un partido político mientras preparaba la cita. Los republicanos querían presentar a Ryan como un hombre cercano y de la calle frente al vicepresidente Biden, un sabueso de Washington. "Sinceramente, lo saqué de mi cabeza", confesó más tarde. Al día siguiente, Raddatz ni se lo pensaba y le hacía las preguntas que consideraba oportunas al "congresista Ryan".
Así funciona la comisión de EEUU
La Comisión de Debates Presidenciales (CPD) organiza en Estados Unidos los cara a cara entre candidatos a presidente y vicepresidente. Se fundó en 1987 y desde entonces se ha encargado de la celebración de todos los duelos entre los aspirantes de demócratas y republicanos. No hay ninguna ley estadounidense que obligue a los candidatos a asistir a los debates y, sin embargo, a ninguno se le ocurriría no comparecer.
Se trata de un organismo "privado, no partidista" que tiene como "misión principal asegurar, a beneficio del electorado de EEUU, qué debates sobre las elecciones generales se celebran cada cuatro años", según un documento del organismo disponible en su web. No está financiada por fondos públicos ni por los partidos sino que depende de donaciones de particulares y las actividades que organiza.
Las principales características de esta comisión podrían resumirse en cuatro:
1.- Ninguna injerencia de partidos políticos, que no financian la organización.
2.- Una junta directiva con nombres de gran prestigio, entre los que hay periodistas, académicos o antiguos responsables públicos (ninguno en activo).
3.- Total independencia del moderador a la hora de plantear las preguntas.
4.- Los candidatos tienen que tener al menos la posibilidad matemática de llegar a la presidencia y un mínimo del 15% en intención de voto, dato que se obtiene de una media de cinco encuestas a nivel nacional.
Una comisión así es ciencia ficción en España, donde sólo ha habido debates presidenciales en tres ocasiones: 1993 (Felipe González-Aznar), 2008 (Zapatero-Rajoy) y 2011 (Rubalcaba-Rajoy), todos ellos encorsetados por los pactos entre partidos y sin preguntas del moderador, Manuel Campo Vidal, que se limitó a presentar los temas y marcar el tiempo de intervenciones.
En esta campaña habrá al menos tres debates. El primero, el próximo lunes, organizado por El País, donde intervendrán los candidatos del PSOE, Ciudadanos y Podemos. Rajoy no estará porque ha declinado la oferta. Después, el día 7 de diciembre habrá otro similar en una cadena de Atresmedia (Antena 3 o La Sexta) y un único cara a cara el 14 en Mediaset (Telecinco, Cuatro).
El PSOE pide copiar el modelo
El PSOE es el único partido que por el momento ha hecho una propuesta. En su programa, los socialistas se comprometen a "regular la celebración de debates electorales, con la creación de una Comisión Independiente de Organización de Debates formada por profesionales del periodismo de reconocido prestigio". El programa no va más allá, pero el programa aprobado por las bases de Podemos ni siquiera menciona estos encuentros televisivos y el PP y Ciudadanos se resisten a desvelar sus cartas.
"Sólo ha habido debate cuando ha gobernado el PSOE", dice a EL ESPAÑOL Óscar López, senador del PSOE involucrado en las negociaciones para esta campaña. La afirmación es cierta, aunque tiene su letra pequeña. Con González como presidente hubo tres elecciones sin debates electorales, incluyendo la de su derrota en 1996.
"En el PSOE queremos garantizar que hay debates para que el PP no se escape", dice López recordando que Sánchez participará incluso aunque Rajoy no acuda.
El senador cree que lo deseable es empezar reconociendo en la ley la importancia de los debates y crear después una comisión independiente que sea la que fije las reglas. Así, aunque hubiera candidatos que tuviesen la tentación de no acudir, la presión sería mayor.
"Esa comisión sería la encargada de poner sobre la mesa una propuesta, emitir recomendaciones y establecer un reglamento. Así se evitaría que los partidos organizasen los debates, una función que no les corresponde", según él. Las formaciones políticas tienen que "atender la petición de los medios. Con una comisión así, ¿quién podría negarse a una obligación casi de carácter moral?", se pregunta.
De la teoría a la práctica
"En teoría suena bien, pero es difícil de llevar a la práctica", explica Luis Marañón, consultor político que ha participado en la negociación de debates electorales en España. Hecha la ley, hecha la trampa. "Se puede hacer una norma que los regule, pero el problema es la letra pequeña: ¿se regula si tiene que ser en televisiones privadas a las que no puedes imponer sobre qué tienen que informar o quién debe participar? ¿Se fijaría en la ley los candidatos que tienen que aparecer? Si los temas del debate se dejan en manos del moderador, ¿no entraríamos en una guerra por quién modera?", se pregunta. Son preguntas que la propuesta de los socialistas no aclara, fiándolo todo a la organización de la comisión independiente.
De la misma opinión es Carmen del Riego, presidenta saliente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). "Nunca nos hemos planteado que haya una regulación. Es imprescindible que haya debates. Interesan a la gente, como demuestran las audiencias. La sociedad debería denunciar o sancionar con el voto a quien no se someta a debates", asegura. Pero España no es EEUU, recuerda. No hay un sistema presidencialista sino uno parlamentario y mucho más plural en la representación de partidos que el estadounidense.
López reconoce que "antes el mundo era mucho más sencillo. Había menos operadores y partidos". Ahora hay más canales de televisión y la situación política ha cambiado. "Vivimos una situación paradójica, con dos partidos que están en el Parlamento y van a ir a peor y dos que no están y van a ir a mejor", en referencia a PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, respectivamente. Por esa razón, los socialistas prefieren una promesa sin concreción a pillarse las manos. Además, según López, la exigencia taxativa de los debates, algo que no existe en EEUU, por ejemplo, podría ser inconstitucional.
Miguel Álvarez, que asesora a Podemos en la elaboración de sus propuestas en materia de comunicación, cree que más que reglarlos lo que es imprescindible es "la autorregulación de los medios públicos". "Muchas veces son las televisiones privadas las que hacen el servicio público y garantizan la pluralidad", lamenta.
Para Podemos, con una TVE fuerte e independiente, los debates tendrían lugar porque se encontraría la fórmula para contar con todos los candidatos y los partidos no podrían negarse. Según él, debe reforzarse el papel del consejo de informativos, hacer que sus recomendaciones sean vinculantes, crear la figura de un defensor del usuario que realmente funcione y en definitiva "desgubernamentalizar la televisión pública para que esté al servicio de la gente" y pueda organizar "debates a dos, a tres, a cuatro o más partidos".
Ciudadanos se ha mostrado abierto a participar en todo tipo de debates. "Desde Ciudadanos estamos preparados para todo: nosotros no ponemos las reglas ni las quitamos, así que participaremos en lo que nos propongan", ha dicho Fernando de Páramo, secretario de Comunicación, en un artículo. Sin embargo, el partido de Albert Rivera no ha aclarado a este diario si estarían a favor de regularlos. El PP alude a que el programa no ha sido presentado para no pronunciarse.
La ronda de los elefantes alemana
Alemania ya cuenta con un modelo más inclusivo. Antes de cada cita electoral se celebran encuentros con dos formatos diferentes. Uno es el Elefantenrunde, o ronda de los elefantes, donde todos los partidos con representación parlamentaria son invitados a participar. Se celebra desde hace cuatro décadas. Otro es el llamado "duelo televisivo" entre los dos grandes partidos, CDU y SPD. El modelo tendría dificultades para aplicarse en España en estas elecciones. Hay partidos sin representación que serán clave en el próximo Congreso de los Diputados y algunas encuestas sitúan a Ciudadanos por encima del PSOE, por lo que las dos primeras plazas no están aseguradas.
Según Del Riego, un sistema que garantizase un debate con muchos participantes y un duelo a dos sería el deseable en España. En las elecciones autonómicas se han ensayado diferentes modelos. Antes de las últimas elecciones catalanas se celebró uno en la televisión pública TV3 y otro en una privada, 8TV, con la participación de los siete principales cabezas de lista. En la campaña de las andaluzas, en marzo, hubo un duelo a tres entre PSOE, PP e IU y otro que incluyó a más partidos. En Madrid, por ejemplo, el debate enfrentó a los candidatos de dos en dos.
"Una vez que haya una norma a nivel estatal, las autonómicas seguirán", asegura López. Para Marañón, "la situación ya ha cambiado mucho en 10 años y hay muchos más debates que antes. Más que una regulación estricta se trata de conseguir madurez democrática para que nadie pueda negarse", explica.
Según dijo hace años el reputado periodista Jim Lehrer, moderador de 12 cara a cara en EEUU, los debates "son las únicas veces en el transcurso de una campaña presidencial en las que los candidatos están en el mismo escenario, en el mismo momento, hablando de lo mismo de manera que se puede comparar para que todos los que vayan a votar puedan verlos en acción". Los partidos españoles parecen estar de acuerdo en esto, pero no en todo lo demás.