“Venta mediante subasta de vehículos y material diverso procedentes del Ejército de Tierra Español. Se pueden encontrar los siguientes vehículos, maquinaria, remolques y materiales”. Con este anuncio, un portal de subastas por Internet ofrece a cualquier interesado la posibilidad de pujar por unidades blindadas con las que las Fuerzas Armadas han participado en escenarios como Afganistán o Irak. El precio, de momento, entre 1.410 y 4.800 euros.
El formato de venta, aunque relativamente novedoso en España, se viene aplicando desde hace doce años en lugares como Estados Unidos o Alemania. Es la salida que los Ejércitos encuentran a un material que, por antigüedad o averías irreparables, ya se encuentra obsoleto. La empresa encargada de la subasta no hace más que de intermediaria entre las Fuerzas Armadas y el futuro comprador.
“No paran de llamarnos desde que anunciamos el lote”, asegura María Díaz, una de las fundadoras de la firma Surus, que subasta, a través de su filial Escrapalia, material procedente de todo tipo de empresas u organizaciones; entre ellas, y por primera vez en España, el Ejército de Tierra. ¿Quién querría tener un vehículo blindado en su casa? “Nos han debido de llamar todos los paintballs del país”, cuenta riéndose. También coleccionistas, museos, agencias de publicidad, productoras audiovisuales e incluso particulares. El comprador se hace cargo del transporte bajo un control de seguridad establecido por la empresa intermediadora. Por el momento, todo el material suma más de mil pujas.
“La condición que pone el Ejército de Tierra es que los compradores desguacen el material”, explica Patricia Vela, encargada del departamento de marketing de la empresa. Como ejemplo, Vela recuerda el despiece al que se sometió a todo un buque de la Armada, el petrolero Marqués de la Ensenada. “Tuvimos que remolcarlo hasta un astillero en Turquía porque no podíamos hacerlo en territorio español -detalla la encargada-. Allí lo dividimos por lotes y lo vendimos todo”.
Atentado en Afganistán contra un BMR
Los blindados BMR albergan una tripulación de hasta diez hombres y su peso es de unas catorce toneladas, con una autonomía de hasta mil kilómetros. Este vehículo es uno de los emblemas del Ejército de Tierra español, de producción nacional y con tracción a las seis ruedas. Las Fuerzas Armadas lo han empleado en misiones como la de Afganistán, Irak, el Líbano y en la antigua Yugoslavia. El Ejército busca sustituirlo ahora por un nuevo modelo de ocho ruedas.
Efectivos que han participado en estos destinos señalan que el BMR es un vehículo “perfectamente capaz” y que, “aunque viejo en su diseño”, se le han cambiado algunos elementos para adaptarlos a las situaciones actuales. En cualquier caso, echan de menos un mayor blindaje ante artefactos y armas contundentes.
Esa fragilidad quedó patente en el suceso que tuvo lugar en Farah, al oeste de Afganistán, en septiembre de 2007. Un convoy español compuesto por cuatro vehículos se vio sorprendido por la explosión de un artefacto semienterrado por los talibanes. El primer vehículo, un BMR, fue el que pisó la bomba. En el ataque perdieron la vida tres hombres: los caballeros legionarios Germán Pérez Burgos y Stanley Mera Vera, y el intérprete Rohulah Mosavi. Otros seis militares resultaron heridos.
Además de los 30 BMR, en la subasta se ofrecen otros 25 lotes, entre los que se incluyen carretillas hidráulicas, camiones blindados, grúas, chatarra procedente de diversos vehículos y un equipo detector de explosivos en cartas. A todo el material se le ha borrado el número de bastidor y, hasta que finalice la venta, se encuentra en acuartelamientos de Valladolid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Melilla, Canarias y Madrid.