"Un nuevo Estado necesita un nuevo partido". Así justificó el domingo el presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, la decisión de enterrar para siempre las siglas CDC y crear una nueva formación que "deje de lado lo que ya no sirve". En lo que supone su último intento de mantenerse en el poder, Mas impulsa ahora un partido en el que tratará de aunar a "liberales, socialcristianos y socialdemócratas" para crear una formación que ocupe el centro del tablero político catalán. Un partido "bisexual", en palabras del dirigente Carlos Campuzano, que combine políticas tanto de derechas como de izquierdas.
Los casos de corrupción que salpican al partido, el paulatino descenso de votos y el peligro de verse arrasado por ERC en unos hipotéticos comicios en marzo han acelerado una refundación que lleva fraguándose en CDC desde que su fundador, Jordi Pujol, confesara en julio de 2014 que había evadido dinero al fisco. Durante este tiempo ha habido muchas especulaciones sobre cuándo y cómo llegaría esta metamorfosis.
Desde 2010, CDC ha ido perdiendo influencia cada vez que se han convocado elecciones. En el partido ya no hay trabajo para todos y los problemas de tesorería son recurrentes desde hace meses. Algunos trabajadores del partido han visto cómo les rebajaban su sueldo "para pagar abogados" y cómo en ocasiones no había recursos ni para costear el envío de cartas a sus militantes.
El partido fundado por Jordi Pujol en la montaña de Montserrat en 1974 finalmente dice adiós. Detrás quedan 28 años al frente de la Generalitat y un descenso gradual de la moqueta de las instituciones al fango de los juzgados. Estos son los principales motivos que han acelerado la desintegración de Convergència durante los últimos años.
Caso Adigsa
Las famosas palabras de Pasqual Maragall en el Parlament denunciando "el problema del 3%" dieron origen a este caso, cuya instrucción se cerró en febrero de 2014 después de nueve años de investigación.
La Fiscalía ha pedido hasta diez años de cárcel para los acusados de la trama, entre los que destacan tres ex responsables que estuvieron durante el último Govern de Jordi Pujol en Adigsa, la empresa pública de la Generalitat que se dedicaba a rehabilitar viviendas sociales. Los acusados deberán responder a las acusaciones de delitos de malversación y prevaricación.
Caso Palau
Los Mossos d’Esquadra irrumpieron en julio de 2009 en el Palau de la Música, una de las instituciones con más prestigio y solera de Cataluña, y se llevaron trece cajas de documentos. Después de seis años de investigación, la Justicia considera acreditado que Convergència canalizaba grandes donaciones a su partido a través de la fundación del Palau a cambio de adjudicaciones de obra pública.
Según la instrucción, la constructora Ferrovial pagó 6,6 millones de euros a CDC a cambio de la adjudicación de relevantes obras públicas como la Ciutat de la Justicia o la línea 9 del metro de Barcelona. Como medida cautelar, la instrucción decidió embargar las quince sedes del partido. El presidente del Palau Fèlix Millet y su mano derecha, Jordi Montull, confesaron que obtenían comisiones gracias a estas donaciones. La investigación ya está cerrada y el juicio está pendiente de celebrarse. Hay 16 personas imputadas, entre ellas el extesorero de CDC Daniel Osàcar.
Caso ITV
La detención en marzo de 2012 de dos altos cargos de la Generalitat por su presunta participación en una trama para obtener concesiones en el negocio de las ITV acabó estallando en el corazón del partido. Un año después de estas primeras detenciones, el secretario general adjunto y delfín de Artur Mas, Oriol Pujol, fue imputado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
La investigación consideró que Pujol "coordinaba, dirigía y daba el apoyo necesario" para que se adjudicaran centros de inspección de ITV a empresarios afines. Según la instrucción, Oriol Pujol "se valió de su influencia política como presidente de su grupo parlamentario" para obtener "un beneficio económico, para él y/o sus amigos y colaboradores".
La imputación de Oriol Pujol acabó con el que todos veían como el heredero de Mas en el seno de Convergència. Incluso en el partido se consideraba al propio Mas un simple instrumento para aguantar la "travesía del desierto" en la oposición y aguardar a que Oriol Pujol, hijo del fundador del partido, asumiera las riendas de la formación.
Caso Clotilde
El exdiputado de CDC y exalcalde de Lloret, Xavier Crespo, fue condenado el pasado 6 de noviembre a 9 años y medio de inhabilitación y a una multa de 450.000 euros. El TSJC le condenó por haber beneficiado a un empresario vinculado a la mafia rusa a cambio de un fin de semana en Moscú, un reloj de 2.200 euros y 270.000 euros para los clubes de hockey y fútbol locales, en cuya dirección había estado el propio Crespo o gente de su entorno. En la misma sentencia se condenó también al exconcejal de Urbanismo, Josep Valls.
"Si el señor Crespo sigue diciendo que las acusaciones son falsas, lo que hago es fiarme de él, porque hace muchos años que lo conozco", dijo Mas de Xavier Crespo en enero de 2013, cuando fue detenido.
Caso Pujol
Cercado por la justicia, el fundador del partido y expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, reconoció en julio de 2014 haber ocultado dinero al fisco durante 34 años. La confesión supuso un auténtico cisma en el partido, que vio cómo su principal símbolo perdía el trato de 'molt honorable' y pasaba a ser un repudiado en el establishment catalán.
El presunto trasiego de billetes ocultos en bolsas que llevaba a cabo entre España y Andorra el primogénito de la familia, Jordi Pujol Ferrusola, motivó el inicio de las investigaciones en 2012. La investigación considera acreditado que la familia Pujol actuó como un "grupo organizado" dedicado a la evasión fiscal y el blanqueo de dinero. Hasta ocho miembros de la familia están imputados.
La ruptura de la federación con Unió
La deriva soberanista en la que se sumió Convergència acabó en junio de 2015 con la federación que el partido había mantenido con Unió Democràtica (UDC) durante 37 años. Tras meses de división interna, CDC lanzó un ultimátum a su socio para que decidiera si se sumaban a su candidatura para el 27-S, que sería "independentista de forma innegociable". Después de una votación en su ejecutiva, el partido liderado por Josep Antoni Duran Lleida acordó que su camino era el del pacto con el Estado y decidió romper con la formación de Artur Mas. Los tres consejeros del partido que ocupaban cargos en el Govern abandonaron sus puestos.
La creación de Junts Pel Sí
Ya con diversos casos de corrupción en los juzgados y con las encuestas a la baja, Artur Mas obligó a ERC a presentarse en una coalición con CDC a las elecciones del 27-S. Mas articuló una "lista unitaria" en julio de 2015, junto a las entidades civiles soberanistas y el partido de Oriol Junqueras, para afrontar unas elecciones que calificó de "plebiscitarias". A cambio del apoyo de ERC, Mas accedió a que en las listas entraran varios candidatos independientes -la mayoría de perfil progresista- y casi la mitad de miembros de ERC.
La coalición articuló un programa con un marcado perfil socialdemócrata, muy alejado de los postulados habituales de CDC, y defendió la vía unilateral hacia la independencia. El sector más moderado de la formación se acabó de descolgar del partido ante este nuevo camino.
Caso Torredembarra
Un pequeño caso de corrupción local denunciado por una edil de ERC acabó con la detención del alcalde de Torredembarra Andreu Masagué, de CDC, en 2014. La investigación fue tirando del hilo y descubrió una trama que se repetía en diversos ayuntamientos controlados por el partido y a través de los cuales se adjudicaba obra pública a empresas que después daban un 3% del importe a las fundaciones de la formación.
La Guardia Civil registró en agosto y octubre de 2015 la sede central de CDC así como las de sus fundaciones en busca de documentos que acreditaran el pago de comisiones por obras públicas. La última de las operaciones se saldó con la detención del tesorero del partido, Andreu Viloca, acusado de destruir pruebas. Viloca estuvo en prisión varias semanas hasta que CDC abonó la fianza de 250.000 euros y lo restituyó en su cargo.
El fin de CDC: Democràcia i Llibertat
Después de haber intentado repetir sin éxito la coalición con ERC para las elecciones generales, CDC escondió sus siglas detrás de un nuevo nombre: Democràcia i Llibertat. Lo que tenía que ser un simple nombre para unos comicios en particular se ha acabado convirtiendo en la génesis del nuevo partido post-convergència. "En esta lista está la semilla de un nuevo partido que empezará a caminar a principios del año que viene, haya investidura o no", aseguró Mas.
Según la actual dirección de CDC, el partido fue creado para gestionar una autonomía y ahora se necesita uno nuevo que pueda gestionar un Estado independiente. "Una candidatura de gente honesta", añadió Francesc Homs, su cabeza de lista.