“La gente dice que fuimos valientes, pero yo creo que no teníamos opción”. Chris Norman, ciudadano británico de 63 años, sigue soñando con el momento en el que vio al yihadista dispuesto a perpetrar una masacre. Era el 21 de agosto de 2015 y el terrorista se había propuesto grabar a fuego esa fecha en la memoria de los franceses. Armado con su fusil, viajaba a bordo de un tren que conectaba Amsterdam con París, dispuesto a abrir fuego contra medio millar de pasajeros. “Sentí miedo cuando vi al terrorista, pero decidí actuar”, señala este consultor, con voz firme. Gracias a su decisión y a la de tres jóvenes marines norteamericanos -Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sandler-, redujeron a Ayoub El Kahzzani, que contaba con 300 disparos en la recámara. El colectivo de víctimas del terrorismo Covite ha galardonado este viernes, en San Sebastián, a Norman por aquel gesto que evitó otra matanza en el corazón de Francia: “El terror yihadista es diferente al que ha habido aquí [refiriéndose a ETA], pero hay lecciones que se pueden aprender”.
Recordará con detalle cada momento de aquel 21 de agosto.
Hay algunas cosas que no muy bien, pero sí la imagen de ese tipo viniendo por el pasillo. Escuché ruido y a los tres chicos -los tres marines- que decían: “¡A por él!”. Al principio me acobardé, sentí miedo al ver al terrorista, pero entonces decidí actuar. Trabajamos como un equipo y logramos reducir al yihadista.
¿Qué se piensa en ese momento?
“¡Mierda! ¡Así va a terminar mi vida!”. Eso es lo que pasó por mi cabeza. Me negué a eso y por eso di el paso a la acción.
¿Cómo era el terrorista? ¿Qué expresión tenía?
Tenía los ojos muertos, no había nada detrás de su mirada. No dijo nada. Al principio intentó luchar un poco, pero después se rindió. Me gustaría saber cómo se puede deshumanizar tanto a un ser humano.
¿Cómo le cambia a uno la vida el haber vivido un episodio así?
Al principio hubo mucho caos: premios, entrevistas... Pero también me ha dado un poco más de perspectiva. Problemas como el pago del alquiler pasan a un segundo plano y veo todo con un ángulo diferente. Además, me ha llevado a preguntarme cómo puedo ayudar en esta lucha contra el terror que nos quieren imponer, cómo puedo contribuir en ese proceso.
¿Ha encontrado respuesta a esa pregunta?
No, todavía no. Sé que hay algunas cosas que puedo hacer para ayudar: dar alguna charla o contribuir en la sensibilización de lo que nos está ocurriendo. También tengo alguna experiencia en ciberseguridad y en el futuro creo que vamos a sufrir algunos ataques de este tipo, así que puedo aportar algo en este terreno.
¿Cómo debe enfrentarse a esto la sociedad?
Manteniéndose alerta y entendiendo que la seguridad es responsabilidad de todos. Eso no quiere decir que tengamos que ir por la calle como vigilantes, pero sí debemos asumir que puede suceder en cualquier momento. También hay que comprender que la Policía o las fuerzas del orden están para protegernos, pero que ellos también forman parte de la sociedad, que debemos contribuir en su seguridad. Esto es cosa de todos.
Apenas tres meses después de aquel episodio del que fue protagonista, los terroristas perpetraron la masacre de París…
Antes he hablado de que siempre recordaré al terrorista viniendo por el pasillo del tren. Esa es la primera imagen que me vino a la cabeza cuando escuché que en París estaba ocurriendo aquello. Sé que estoy vivo porque el yihadista con el que me enfrenté no iba tan preparado como estos últimos. (Silencio) No es fácil encontrar palabras. Se siente una inmensa tristeza. Después del atentado de agosto dije que iban a venir otros, pero no esperaba que ocurriese algo de tal envergadura. Presento todas mis condolencias a aquellos que se han visto afectados por el atentado, pero eso no debe de detenernos: tenemos que esforzarnos en vivir, disfrutar cada día de nuestra vida. La clave está en entender por qué ocurren estos atentados y evitar que vuelva a ocurrir en un futuro.