El presidente del Gobierno y candidato del PP a las elecciones lanza al estrellato mediático a su 'número dos', Soraya Sáenz de Santamaría, por si el resultado electoral el 20-D finalmente es peor del esperado. La todopoderosa vicepresidenta ha pasado este domingo por el programa de aventuras de Planeta Calleja, donde ha recibido la bendición del presidente del Gobierno a través de una llamada telefónica.
Con un triple empate técnico en intención de voto entre PP, PSOE y Ciudadanos, Mariano Rajoy presentaba a su mano derecha ante millones de espectadores como la única persona capaz de subir en globo, vadear carreteras peligrosas y subir pendientes empinadas. Ante la audiencia, Soraya Sáenz de Santamaría se erige en la verdadera superwoman de la campaña electoral más reñida de la historia.
La vicepresidenta del Gobierno será también la gran protagonista del primer lunes de campaña, cuando se batirá en duelo con Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos). El objetivo del PP es que la ciudadanía, “harta de ver y oír el argumentario de Rivera e Iglesias todos los días”, descubra la “audacia” y la “capacidad” de la ministra de Presidencia ante todos los demás.
Hace solo un mes y medio, Sáenz de Santamaría arrasó en el plató de El Hormiguero, donde más de tres millones de españoles la vieron bailar la coreografía de Uptown Funk, de Mark Ronson y Bruno Mars, y durante toda la noche fue trending topic (lo más visto y comentado) en Twitter, donde generó más de 2.000 tuits a la hora.
El argumentario que utilizan en Génova 13 para esconder al candidato Rajoy en este debate a cuatro es que “somos un equipo” y, como tal, “las tareas se reparten”. Los estrategas del partido conservador recomiendan que el líder se prepare un único duelo, el cara a cara con Pedro Sánchez, a quien dan por amortizado antes de que empiece el partido.
“Ni Rivera ni Iglesias tienen representación parlamentaria” como para que “un presidente del Gobierno de España gaste energías en debatir con ellos”, responden desde el aparato nacional ante los ataques que tildan al presidente de ser un cobarde.
Discreta, moderada, moderna
Pese a que en público los altos cargos del PP intentan quitar hierro al debate a cuatro diciendo que es “un debate más”, en privado se habla mucho del papel tan destacado que juega Sáenz de Santamaría, en este duelo y en toda la campaña. Desde el círculo más cercano a la vicepresidenta destacan que es “discreta, moderada, moderna. Y, sobre todo, resolutiva”.
Si las elecciones finalmente no van como los populares esperan y el partido consigue ser la lista más votada pero pierde un buen número de escaños, sería “una hecatombe para un partido que se fijaría en Soraya”, resume un dirigente de la cúpula nacional a EL ESPAÑOL.
Tampoco pasó desapercibido para nadie, ni dentro ni fuera del partido, el artículo que le dedicó hace mes y medio el Financial Times, el referente mundial de la prensa económica. El rotativo británico la presentaba como "la persona clave" para el Ibex 35, la "cara amable" del partido y la eligía como la sucesora natural de Rajoy. El único punto en su contra que destacaron fue su "escaso peso" dentro del Partido Popular.
A su favor cuenta también con el grupo de comunicación Prisa, donde la vicepresidenta mantiene las mejores relaciones en el sector de la comunicación. Un ejemplo de la buena sintonía que existe entre los editores del diario El País y la número dos del Gobierno es que Soraya no dudó en apadrinar personalmente en Barcelona la puesta en marcha de la nueva edición del periódico en Cataluña. En numerosas ocasiones fuentes de la redacción del rotativo han denunciado cómo Soraya es intocable y, si se revisa la hemeroteca, apenas existen informaciones negativas sobre ella en el periódico de mayor difusión en España.
Operación Ana Botella
Si la investidura de Mariano Rajoy como presidente depende de Ciudadanos, difícilmente revalidará su cargo. El líder de la formación naranja, Albert Rivera, ha dicho en más de una ocasión que “no votará” al líder del PP y ha reconocido que, a partir del 20 de diciembre, “viendo cómo queda el mapa, tendremos que tomar decisiones”. Hay un círculo interno en el PP que no ve descabellada la idea de que el presidente del partido ceda a las presiones y se aparte para dejar paso precisamente Soraya Sáenz de Santamaría, “en una jugada similar a la que hizo Alberto Ruiz Gallardón para que Ana Botella fuera alcaldesa”.
El candidato a las elecciones al Ayuntamiento de Madrid en el año 2011 fue Alberto Ruiz Gallardón, que ya buscaba un hueco en un escalafón superior del organigrama. El alcalde sabía que si cosechaba unos buenos resultados y el PP ganaba meses después las elecciones generales, Mariano Rajoy le llamaría para ocupar alguna cartera ministerial. Por eso no fue casualidad que en las listas al consistorio Ana Botella, que hasta entonces había sido concejal de Medio Ambiente, fuera de número dos, el mismo lugar que ocupa la vicepresidenta en las listas que encabeza Rajoy.
Sus duelos con De la Vega
En el programa de Planeta Calleja, Sáenz de Santamaría ha reconocido que cuando empezó en el Congreso notaba el subidón de adrenalina, sobre todo en los debates con la entonces vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega. La rival que más le ha gustado. Fue en aquellos primeros enfrentamientos parlamentarios cuando demostró que, sin ser una brillante oradora, sacaba de sus casillas a la mano derecha del presidente Zapatero.
La vicepresidenta del Gobierno reúne buena parte de las condiciones que Rajoy busca en la gente que está a su alrededor y que no se identifica con el perfil conservador, católico y de renta alta que simboliza a la derecha española. De hecho, cuando el presidente le otorgó la cartera con más poder dentro del Gobierno, pesos pesados del partido desconfiaron del recelo que sentía al hablar públicamente sobre sus verdaderas convicciones políticas.
La 'superwoman'
Sin embargo, conforme la legislatura avanzaba y la crisis azotaba con dureza al Gobierno y al partido, la vicepresidenta fue ganando peso tanto dentro del PP como con la ciudadanía, que la ven como la ministra mejor valorada del Ejecutivo. Dentro del Gobierno cuenta con absoluta lealtad de un grupo de ministros -Cristóbal Montoro, Alfonso Alonso y Fátima Báñez- y secretarios de Estado, como José Luis Ayllón y Álvaro Nadal, el director de la Oficina Económica del presidente del Gobierno. Si Rajoy no tuviera más remedio que suicidarse políticamente para salvar al PP, con Sáenz de Santamaría al frente podría seguir “tutelando el partido” y cortar de raíz las aspiraciones de otros como Alberto Núñez Feijóo, a quienes muchos veían no hace tanto tiempo como su sucesor natural.
Con este escenario, el papel que Sáenz de Santamaría desarrolle en el debate con Sánchez, Rivera e Iglesias será “bueno para ella y para el partido”, reconocen hasta alguno de sus íntimos enemigos. Si consigue despuntar por encima de sus rivales, sobre todo de los emergentes, el PP se apuntaría el único gol del partido en tiempo de descuento. Si, por el contrario, la irrupción mediática de la vicepresidenta apenas se traduce en votos el 20-D y la investidura de Rajoy se complica, le valdría como pasaporte para presentarse como la superwoman, la única persona capaz de tomar las riendas para salvar “el partido y España”.