Un atentado terrorista a 8.000 kilómetros de España en el ecuador de una campaña política histórica ha torpedeado un fin de semana que se presentaba amable para Mariano Rajoy: este sábado, mientras desde Telecinco el presidente dedicaba a su mujer la canción “Te quiero con locura” de Nino Bravo (1970), el pacto antiyihadista se reunía en Madrid para obtener información precisa sobre el ataque talibán que ha costado la vida en Kabul a dos policías españoles.
Desde el mitin de Orihuela (Alicante) hasta el programa “Qué tiempo tan feliz” de María Teresa Campos ha pasado 24 horas cruciales para Rajoy, que hace apenas un mes reaccionó con cautela y astucia a los atentados yihadistas en París. Este viernes, “preso del pánico del 11-M”, según fuentes diplomáticas, Rajoy optó por agarrarse a un clavo ardiendo en vez de ser “claro, directo y conciso y reconocer que la situación era confusa”. El presidente del Gobierno prefirió insistir en que el ataque talibán iba dirigido a una casa de huéspedes y no a la colindante embajada de España.
Repitió la tesis original el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, al aterrizar en Cartagena de Indias (Colombia) en la mañana del sábado. Margallo insistió en que el objetivo fue la mencionada cada de huéspedes, de la que llegó a decir en términos dudosamente diplomáticos que albergaba sobre todo a “ciudadanos de EEUU”. Fue poco claro el ministro al referirse el ministro a las circunstancias de la muerte del segundo policía, pero de sus palabras se derivan que Jorge Tudela murió como consecuencia de los disparos de los talibanes que asaltaron la embajada de España.
Insistió Margallo en que la seguridad de la embajada española era suficiente a pesar de que ésta se encuentra fuera de la Zona Verde donde si éstán las grandes legaciones occidentales, como EEUU, el Reino Unido o Francia. Apenas dos horas más tarde de Margallo hablara en Colombia ante un grupo de periodistas seleccionados para viajar junto a él en el avión propiedad de la Fuerza Aérea española, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se hizo con el control de la situación.
Los medios ya habían desvelado el escalofriante contenido de los mensajes de los policías españoles refugiados en el búnker de la embajada durante 12 horas cuando el ministerio de la Presidencia emitió un comunicado en el que daba marcha atrás en la postura inicial y poco solidaria de Rajoy en Orihuela con respecto al resto de los aliados occidentales: “El ataque no iba contra nosotros” .
En el comunicado, el Gobierno ha afirmado: “Estamos ante un ataque terrorista en el que han fallecido dos ciudadanos españoles y en el que nuestros intereses han sufrido grandes daños. Es, por tanto, un ataque contra España y contra su colaboración en la consoidación de la democracia en Afganistán”. Con cautela, ha añadido “no se descarta ninguna hipótesis” pero ha recalcado que “el objetivo del atentado no era la Embajada de España”.
También Jorge Fernández, el ministro del Interior, ha repetido esa tesis matizada ante los miembros del pacto antiyihadista: no se descarta ninguna hipótesis y se investiga el objetivo del atentado. “Será la investigación puesta en marcha la que determine lo que ha sucedido”, ha dicho Fernández Díaz durante la hora y media que ha durado la reunión.
¿Qué pasó en Kabul? ¿Fue un ataque directo a la embajada española? Lo que ya se sabe es que hubo 12 horas de infierno en la legación española después de la explosión del coche bomba. También, que el presidente-candidato Rajoy acepta como buena y comparte de inmediato la información inicial sin confirmar de que en la embajada no estaba pasando nada. “Es imposible que con la que estaba cayendo en la emabajada de Kabul, con la gente refugiada en un búnker, Rajoy tuviera la certeza de que solo había sido atacada la casa de huéspedes”, afirman fuentes diplomáticas.
La casualidad ha querido que mientras los 9 partidos que ya forman el pacto antiyihadista se reunían en Madrid, Rajoy deleitara a los telespectadores de Telecinco destacados detalles de su vida, como su nacimiento en Santiago de Compostela; su paso por Piedrahita hasta los tres meses de vida o por Carballino hasta los tres años. La entrevista, enlatada, fue grabada el viernes por la mañana y se emitió casi a las siete de la tarde este sábado.
"Me encuentro muy bien y muy a gusto”, anunció un Rajoy ajeno al horror que horas más tarde se produciría a miles de kilómetros de Madrid. Durante casi una hora, el presidente-candidato desgranó su pensamiento político y personal con frases como éstas: “Incluso te puedes hacer amigo de alguien que piense distinto”; “Me he puesto un método, porque es la “forma de mantenerse” o “La educación, con perdón, es lo que mamas en tu casa”. También habló de sus marchas por
“Nueva York, Guatemala y Senegal” porque “es muy bueno hacer un poco de deporte, aunque sea caminar”.
Reveló que desayuna con sus hijos, que “se van a las 8.20 al colegio” mientras él “a las 8.21” está en el despacho; que su abuelo fue redactor del Estatuto de Autonomía de Galicia en los años 30 del siglo pasado, pero que luego “vino la guerra y todos los problemas”; que “la labor de un concejal es de una enorme importancia porque es la persona que está más cerca de la gente” y que su mujer, Elvira, le conminó en 2008 a seguir en política a pesar de haber perdido por segunda vez las elecciones.
También aprovechó para recordar que “hay partidos que han surgido hace media hora”, como Podemos y Ciudadanos, a los que no mencionó, mientras que “el nuestro es un partido que lleva mucho tiempo, hay solidez, experiencia y posibilidad de hacer bien las cosas”.
La entrevista de María Teresa Campos se ha prolongado durante más de una hora. Esa ha sido la única aparición pública de Rajoy este sábado. Por él han hablado en cambio Margallo, Fernández Díez y Sáenz de Santamaría vía comunicado oficial.