Unos días antes de las elecciones del 20 de diciembre, tres militantes socialistas participaron en un mitin ante centenares de personas en un auditorio de Madrid. Se trataba de un acto de perdedores, como se encargó de recordar José Bono, antiguo presidente de Castilla-La Mancha y del Congreso de los Diputados. El también exministro de Defensa perdió en el año 2000 en su pugna por el liderazgo del PSOE frente a un joven José Luis Rodríguez Zapatero. Juan Segovia, promotor del evento, perdió este verano las primarias por la secretaría general del PSOE madrileño. Eduardo Madina era el tercer mosquetero. En julio del año pasado, sucumbió frente a Pedro Sánchez en la hasta ahora última batalla por el timón del PSOE. En estas elecciones generales, también dijo adiós a su condición de diputado. Iba en séptimo lugar en la lista por Madrid, pero el PSOE sólo obtuvo seis diputados, comenzando por el propio Sánchez y terminando por la excomandante Zaida Cantera. Según dijo Bono en el mitin, si él fuese en la lista antes que Madina y éste no resultase elegido, no dudaría en no tomar posesión para que el socialista vasco se sentase en el hemiciclo.
Es lo que persiguen dos exdiputados socialistas de la Asamblea de Madrid, que al día siguiente de las elecciones iniciaron una petición en la plataforma Change.org para que Irene Lozano, la número cinco de la lista y exdirigente de UPyD, renunciase y permitiese la entrada de Madina. "Eduardo tuvo la valentía de presentarse para liderar este partido y, en un momento como este, no puede quedarse al margen", explica a EL ESPAÑOL Miguel Aguado, uno de los promotores de la iniciativa. "En el PSOE, entre nosotros nos llamamos compañeros. Probablemente suene a cachondeo con la que está cayendo, pero es verdad. Yo con ella no me siento compañero y es imposible no defender la figura de Madina", asegura tras explicar que ni lo apoyó en las primarias contra Sánchez ni consultó con él la puesta en marcha de la petición.
Este martes ya había logrado 1.875 apoyos.
Los nuevos parlamentarios sólo disponen de cuatro días hábiles más para acudir al Congreso, presentar su credencial de diputado electo, informar de sus bienes y actividades y hacerse una foto para la orla de la promoción que probablemente tenga poco recorrido en caso de que se repitan las elecciones. Hasta este martes lo habían hecho alrededor de la mitad de los 350 elegidos, incluyendo al líder de Podemos, Pablo Iglesias, el hasta ahora portavoz del PP, Rafael Hernando, y el del PSOE, Antonio Hernando. Más de 20 de los 90 socialistas, incluyendo a varios candidatos por Madrid, habían recogido su cartera de diputados, informaron fuentes de la cámara baja.
Lozano no se lo plantea
Preguntada por este diario, Lozano, que se encuentra de viaje en el extranjero, aseguró que no se ha planteado la renuncia pese a los casi dos millares de firmas, y recordó que las listas del PSOE son cremallera; es decir, que a cada hombre sigue una mujer y viceversa. "Aunque yo no hubiera ido, Madina no habría ocupado el puesto 4. Habría sido otra mujer", explicó. La norma interna existe y se ha cumplido en la elaboración de las candidaturas. Sin embargo, cuando alguno de los elegidos renuncia a su condición de diputado, haya o no tomado posesión de su escaño, la lista corre y entra el siguiente, en este caso Madina.
La inclusión de Lozano en la lista desató un vendaval de críticas internas dentro del PSOE. Varios dirigentes con peso abroncaron a Sánchez por su apuesta, en la que contó con el concurso de Hernando, el portavoz parlamentario, que conocía bien a Lozano. El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, llegó a exigir a la candidata disculpas públicas a los militantes ofendidos por sus feroces críticas al PSOE. Lozano, que en julio optó sin éxito al liderazgo de UPyD, partido por el que era diputada hasta el mismo día de su fichaje por el PSOE, llegó a llamar a la Junta de Andalucía "la dictadura perfecta" y un "cortijo" gobernado por los socialistas.
Aguado, el exdiputado madrileño que inició la petición, asegura que muchos socialistas madrileños la han suscrito, incluyendo algunos de peso. "No pretendo hacer ruído más allá de esta iniciativa", explica. Sin embargo, cree que la elaboración de la lista encabezada por Sánchez "tiene que ver" con el desastre electoral del PSOE en Madrid, que en las elecciones quedó en cuarto lugar, por detrás de PP, Podemos y Ciudadanos. El retroceso no es achacable a la irrupción de las nuevas formaciones, ya que en las últimas autonómicas, celebradas en mayo, el PSOE fue el segundo partido en votos. Entonces, con Ángel Gabilondo como candidato, convencieron a más del 25% de los votantes. Con Sánchez como cabeza de cartel en Madrid, sedujeron a menos del 18%.
"Podemos acabar como el Pasok"
"Hemos pasado a ser insignificantes y hay una división muy importante en el partido", explica Aguado, que ahora ha vuelto a la actividad privada. "Ahora podemos ser una parte de la solución o acabar como el Pasok en Grecia", augura en referencia al partido hermano en ese país, que pasó de omnipresente a marginal.
"Hace falta altura de miras, porque lo que nos han dicho los ciudadanos es que quieren que dialoguemos y dejemos de mirarnos el ombligo", según él. "Madina hizo más campaña en Madrid que Lozano, a la que casi no se vio. Y tuvo la valentía de dar un paso adelante para liderar este partido, algo que hay que respetar", advierte. Pero ni en la dirección federal del partido ni en la de Madrid se comparte ese criterio. Sánchez ofreció el séptimo puesto a Madina (cuarto entre los hombres) cuando éste le pidió ir en las listas, pero la desconfianza entre ambos es total y el socialista vasco lo ha criticado en los órganos del partido y en numerosas conversaciones privadas. Según algunas fuentes, en la noche electoral el equipo de Sánchez respiró aliviado. El séptimo escaño estuvo durante un rato en juego. Lograrlo hubiese amortiguado ligeramente el batacazo socialista. Al perderlo, Ferraz perdía también de vista a una de sus bestias negras, ahora cercano a Susana Díaz, archienemiga de Sánchez.
Fuentes de la dirección del PSOE en Madrid recordaron que la renuncia es "una decisión personal" que no le han exigido a Lozano y aseguran que sí ha hecho campaña. Además, quitan hierro al volumen de firmantes asegurando que probablemente muchos no sean socialistas ni madrileños.
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