Un pasito adelante y otro atrás, pero siempre desde Sevilla. La presidenta de la Junta y principal rival interna de Pedro Sánchez por el liderazgo del PSOE no se decide. No lo hizo cuando Alfredo Pérez Rubalcaba dio un paso atrás y acabó apoyando a Pedro Sánchez como secretario general. No lo hizo hace unos meses al no disputarle en elecciones primarias la candidatura para las generales. Tampoco en el último Comité Federal del partido, el órgano de mayor poder entre congreso y congreso, que digirió como un trago amargo los resultados del 20-D. La presidenta vino con una dura resolución bajo el brazo, aceptó suavizarla en varios puntos clave y regresó a Sevilla sin dar la batalla.
Díaz sigue pensándoselo y varios de los dirigentes territoriales o barones que la apoyan se están empezando a poner nerviosos.
Fuentes cercanas a uno de los barones clave en la estrategia de Díaz advierten de que el paso adelante definitivo de la presidenta andaluza está tardando más de la cuenta en llegar. "Ella parece tenerlo claro, pero duda sobre el cuándo y el cómo", aseguran. Destacados dirigentes socialistas, muchos de ellos presidentes autonómicos, confían en Díaz para que evite la sangría de votos y convierta al PSOE en un partido ganador en caso de que ni Rajoy ni Sánchez logren la investidura por la compleja aritmética parlamentaria.
El convencido y los inquietos
El más convencido es Javier Fernández, el presidente de Asturias, unido a Díaz por su rechazo a Podemos, que ha boicoteado la formación de su Ejecutivo tras las elecciones de mayo. Ambos son los únicos presidentes autonómicos socialistas que han revalidado el cargo y los más castigados por el partido de Pablo Iglesias. Pero gobiernan sin su apoyo.
Tras Fernández hay cuatro partidarios de Díaz que han logrado la investidura gracias a Podemos. Son los más inquietos y, según fuentes socialistas, varios habrían recibido algún discreto toque de atención por parte del equipo de Iglesias, que podría amenazar con desestabilizar sus gobiernos regionales si derriban a Sánchez e impiden un pacto de izquierdas. En este grupo están Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Guillermo Fernández Vara (Extremadura) y Javier Lambán (Aragón). Todos han asegurado en privado apoyar la pugna de Díaz por el liderazgo frente a un Sánchez que sólo cuenta con una baronesa con mando en plaza: Francina Armengol, la presidenta de Baleares.
Los barones leales a Díaz creen, como ella, que el resultado electoral de 90 diputados cosechado en las últimas elecciones es muy preocupante y, aún más, la posibilidad de que Podemos pueda adelantar a los socialistas si se repiten los comicios. Sin embargo, también creen que, una vez de acuerdo en el diagnóstico con Díaz, es ella la que debe dar un paso al que se resiste.
"Este tren no pasa dos veces"
"Susana dice que lo tiene claro", según asegura un destacado socialista que la trata a menudo, "pero no acaba de decidirse. Puede ser el vértigo de dejar la seguridad de la Junta de Andalucía o que simplemente no cree que haya llegado el momento, pero lo que está claro es que si vamos con Pedro a las elecciones, será un desastre. Y este tren no pasa dos veces", afirma respecto a la oportunidad de Díaz de dar el salto a la política nacional.
En otras palabras: los barones no están dispuestos a ser más susanistas que Díaz, que debe decidir de manera definitiva que da el paso para que, junto a sus muchos apoyos, su aterrizaje en Madrid sea indiscutible.
Congreso y pacto de izquierdas
En juego hay muchos elementos que ordenar, muchos vectores que interactúan entre sí. El primero de ellos es el congreso del PSOE, que se convoca cada cuatro años y que debía celebrarse en febrero. Sánchez es partidario de retrasarlo argumentando que "primero es España, después el partido", según ha dicho su número dos, César Luena.
Si Sánchez no logra un pacto con Podemos, Ferraz no descarta incluso retrasarlo hasta que se celebren nuevas elecciones para evitar una guerra abierta por el liderazgo. En un congreso socialista se elige al líder, pero también se renueva su Ejecutiva y los principales órganos del partido. Si España vuelve a las urnas sin celebrarlo, sería la Ejecutiva pilotada por Sánchez la que organizaría unas primarias a las que Díaz también podría presentarse.
Los barones apuestan por un congreso cuanto antes, pero la reunión que debe convocarlo no tiene fecha en el calendario. En parte, por las dudas de Díaz, que no lo ha pedido explícitamente. "Los congresos siempre han salido bien al PSOE y es lo que necesitamos: no sólo un cambio de candidato sino un cambio en el proyecto para volver a ser un partido de mayorías que ahora no somos", en palabras de un dirigente importante en los últimos años del partido.
El segundo interrogante es el pacto de izquierdas que persigue Sánchez. El líder del PSOE asegura que ahora le corresponde a Mariano Rajoy formar Gobierno, pero ya ha iniciado los contactos con Podemos y Ciudadanos. De momento, han comenzado hablando de la composición de la Mesa del Congreso de los Diputados, el órgano que organiza la actividad de la cámara. Este acuerdo, que deberá lograrse el miércoles, cuando se constituyen las cámaras, es un test en toda regla para la capacidad de ceder y negociar de los diferentes partidos y podría allanar el camino de Sánchez a la Moncloa.
Díaz y el pacto de izquierdas
Una vez Rajoy se someta al debate de investidura y si, como es previsible, no logra los apoyos suficientes, Sánchez se propone seducir a Podemos. Como sólo su apoyo no es suficiente, explorará también a Ciudadanos, que podría facilitar su investidura con la abstención o incluso el voto a favor. Todo ello siempre que Podemos renuncie al referéndum de autodeterminación en Cataluña que es innegociable para En comú podem, su marca con Ada Colau en Cataluña.
Si no, entre los próximos a Díaz están convencidos de que lo intentarán con partidos minoritarios como ERC o incluso Democracia i Llibertat, la marca de Convergència Democràtica. Pero se enfrentaría al mismo problema.
"Primero la responsabilidad la tiene Rajoy y el PP. Si no lo consigue, tiene toda la legitimidad Pedro Sánchez y la tenemos en el PSOE para intentar conformar una alternativa", dijo este viernes la presidenta andaluza.
Pocos entre los que la apoyan se creyeron la sinceridad de esta frase, calcada del acuerdo del Comité Federal que siguió a las elecciones. Pero añade dudas sobre si Díaz está realmente dispuesta a cruzar el Rubicón.