Por escrito mejor que en directo. La secretaría general de la Casa del Rey ha remitido a los servicios del Parlament de Cataluña “una comunicación” en la que le pide que “la comunicación oficial” de la presidenta Carme Forcadell se realice “por escrito”, según ha informado oficialmente Zarzuela.
La Casa del Rey le indica a Forcadell cuál tiene que ser su manera de dirigirse a Felipe VI para informarle de la investidura de Carles Puigdemont: enviando una carta a Jaime Alfonsín, el jefe de la Casa, “con la finalidad de cumplir los trámites establecidos en la Constitución y en el Estatuto de Autonomía de Cataluña”.
Según fuentes de la Casa, si la carta de Forcadell llega hoy a Zarzuela, el rey procederá a firmar el decreto para su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), donde tendrá que ser refrendado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, “como todos los actos del monarca”.
La presidenta Forcadell así lo ha hecho muy poco después: Zarzuela ha recibido la carta por correo electrónico poco antes de la hora del almuerzo.
Dos opciones: audiencia o carta
El procedimiento es doble, por audiencia o por carta, pero a nadie se le escapa el simbolismo de recibir a una representante política que quiere romper con España y formar una república catalana independiente.
Hasta hora, lo habitual era que la presidenta acudiera a Zarzuela. La excepción se produjo en diciembre de 2012 con la investidura de Artur Mas porque Juan Carlos I estaba convaleciente de la segunda operación de cadera que sufrió ese año tras caerse en Botsuana. Entonces, la presidenta, Nuria de Gispert, tuvo que optar por la comunicación vía telemática.
En diciembre de 2010, sin embargo, De Gisbert acudió a Zarzuela a ver al rey y allí estuvo reunida con él durante 25 minutos. Cuando salió, le dijo a los periodistas que el encuentro había sido “cordial, positiva y agradable”. Según el relato de Gisbert, habló con el rey de la profunda crisis económica, una crisis global “que había cogido a España por sorpresa”.
Según Gisbert, don Juan Carlos le trasladó sus cordiales saludos a Mas y a Durán y Lleida, entonces líder de Unió y hoy retirado de la política. Curiosamente, Gisbert y Juan Carlos I hablaron de la infanta Cristina, que llevaba un año viviendo en Washington DC pero que “pronto”, según el rey, volvería a vivir en Barcelona.