La primera sesión plenaria de la legislatura ha sido histórica, por las formas y por el fondo. El ciclón de energía con el que se han estrenado los 69 diputados de Podemos ha eclipsado todo lo demás. Los 122 diputados del Partido Popular, que ocupaban la bancada de la derecha que históricamente ha sido suya, miraban atónitos a su alrededor pasmados ante lo que se les ha venido encima. En los pasillos, la atención estaba en otras partes y los populares han tenido tiempo de conversar largo y tendido sobre cómo hemos cambiado. Este miércoles ha sido el día que han descubierto que su pírrica victoria el 20-D, 122 escaños descontando ya a Pedro Gómez de la Serna, puede no servir para nada.
Mariano Rajoy lució un gesto serio durante la mañana que duró “la función”, como algunos diputados de toda la vida calificaron la manera de hacer política de los noveles. “Menuda la que se lió cuando Pepe Bono echó la bronca a Miguel Sebastián por venir sin corbata al Congreso. ¡Si estuviera hoy aquí!”, recordaba uno de los más veteranos de la Cámara Baja. El semblante serio del presidente en funciones responde a su estado de ánimo. “Está muy preocupado porque cada día que pasa se siente más alejado de la Presidencia del Gobierno”.
Los conservadores se sienten “frustrados” porque los socialistas “no quieren negociar con nosotros. No tenemos interlocutor con quien acercar posturas. Ellos están negociando lo suyo y no piden nada”, comentaba con EL ESPAÑOL un alto cargo del PP en un receso de la primera sesión de la legislatura. Los integrantes del grupo popular también se quejan de que PSOE y Ciudadanos hayan vendido la coronación de Patxi López como presidente del Congreso como un triunfo de ellos. “Nos dejan fuera del pacto, cuando no presentar un candidato a la Presidencia de la Cámara Baja es una forma de pactar. Hemos votado en blanco, pero hemos accedido a que los socialistas ostenten el cargo más importante de la Mesa”, se quejaban.
Con las Cortes Generales ya constituidas y tras la visita de los presidentes del Congreso y del Senado este jueves con el Rey, el líder del PP buscará apoyos en la Cámara Baja con miras a conformar un nuevo gobierno. Los conservadores quien acelerar las negociaciones para devolver al país la estabilidad al país, sobre todo después de que Cataluña consiguiera un nuevo president que quiere desconectar a la región de España. “Casi con total seguridad la votación podría hacerse a finales de enero”, resume un vicesecretario con acta de diputado.
La falta de voluntad del PSOE
La obsesión de la cúpula del PP es convencer al PSOE de que la opción más favorable “para todos” es que se abstengan en la sesión de investidura de Mariano Rajoy y dejarles gobernar en minoría. “Se pueden alcanzar muchos acuerdos, pero hay que tener la voluntad de que se quiere negociar”. El único consuelo que le queda a los conservadores es que el gran pacto de izquierdas que añora Pedro Sánchez cada día está más alejado. Sea como fuere, saben que alargar al máximo el tiempo de formación de Gobierno es un tiempo que corre a favor del Partido Popular. “A quien no le interesa que se disuelvan las Cortes es al PSOE y a Ciudadanos”.
La estrategia de los conservadores pasa por hacer ver a la ciudadanía que son los otros los que no dan su brazo a torcer para responder al resultado electoral del 20-D. “Nosotros estamos abiertos al diálogo. Hemos cedido la Presidencia del Congreso cuando somos el partido más votado, ¿qué más quieren para sentarse a negociar un gobierno de consenso?”, se preguntaban en alto diputados conservadores.
El triunfo de la Mesa y el Senado
La única alegría de la jornada para los conservadores ha sido la reelección de Pío García-Escudero como presidente del Senado, la Cámara en la que el PP tiene mayoría absoluta. Con este triunfo, el PP puede compensar su debilidad en el Congreso y paralizar grandes reformas como la de la Constitución si el resto de formaciones quisieran llevarlas a cabo. El Senado también puede retrasar proyectos de ley de contrarreforma que pueda impulsar la izquierda desde el Congreso. Con este escenario, la Cámara Alta va a tener un peso sin precedentes en esta legislatura.
Colocar al socialista Patxi López en la Presidencia del Congreso ha empañado otro triunfo de los conservadores: entre PP (tres representantes) y Ciudadanos (dos) copan la mayoría de la Mesa de la Cámara, el órgano donde donde se organiza el trabajo de la Cámara, se elabora el presupuesto, se ordenan los gastos de la Cámara, se califican los escritos y los documentos, se decide su tramitación y se programan las líneas generales de actuación.