Miguel Ángel Flores, principal acusado de la tragedia del 'Madrid Arena', señala a una mano negra que le está intentando cargar las muertes de las cinco niñas aquella noche del 1 de noviembre del 2012. El principal debate del juicio versa en si se vendieron más entradas del aforo permitido y ese exceso de gente provocó varias avalanchas que causaron la muerte de cinco jóvenes. También está encima del tapete las licencias del edificio, la seguridad del evento, el control policial y las deficiencias médicas. Pero probablemente, si el recinto no hubiese tenido el doble de personas que permitía su capacidad, aquella tragedia podría haberse evitado.
La Policía dice que aquella noche, durante la actuación del DJ Steve Aoki, llegaron a entrar unas 23.000 personas, cuando el aforo del local era de 10.600. Flores, que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de cuatro años de cárcel por homicidio imprudente, insistió este miércoles durante su interrogatorio que ordenó la paralización de la venta cuando se habían vendido 9.600 entradas, aunque reconoció que encargó imprimir 17.500, bajo el pretexto que cuando empezó a venderlas desconocía el aforo.
Pues bien, tras la tragedia, la Policía se incautó de las urnas donde se guardaron las entradas de aquella noche, y en el recuento salieron casi 17.000 entradas, numero muy parecido al de las emitidas. Pero Flores mantiene que no vendió más de lo permitido. Entonces, ¿qué hacían en las urnas 7.000 entradas más de las autorizadas? Una mano negra. Según la versión del propietario de la empresa Divertt, organizadora de la fiesta, alguien las metió allí. ¿Por qué razón? Para inculparle en la tragedia. ¿Para Flores quién es el responsable de lo ocurrido? El Ayuntamiento.
Según narró al tribunal que le juzga en la Audiencia Provincial de Madrid, se dio cuenta que alguien quería cargarle la culpa cuando descubrió que cuando la Policía procedió a la apertura de las urnas para el recuento, éstas estaban cerradas con bridas. "Nosotros nunca utilizamos bridas. Usamos candados con llave", aseguró.
De todo su interrogatorio, que duró cerca de cuatro horas, a la presidenta de la Sala el asunto de las urnas fue lo que más le llamó la atención. "Lo que dice es que alguien la abrió y manipuló para meter más entradas. ¿Y esas entradas de más de donde pueden salir?", preguntó la magistrada al acusado.
"Alguien las metió"
Flores tenía su respuesta preparada. Aquella noche, durante el acceso hubo mucha gente que intentó entrar con las fotocopias de entradas vendidas vía online y se descubrió que se estaba intentando entrar con localizadores repetidos. Cuando se detectaban esas entradas repetidas, se requerían y se metían todas en una caja. Todas esas entradas repetidas, y que fueron inhabilitadas, luego aparecieron dentro de las urnas. "Si todo eso aparece en las urnas es porque alguien lo ha metido", destacó Flores.
A su juicio, cuando la Policía llegó aquella noche, precintó y cerró el recinto donde se estaba celebrando la fiesta de cara a evitar la destrucción de pruebas y proteger lo más posible el escenario de los hechos. Sin embargo, no cerraron el edificio satélite del Madrid Arena, donde se guardaban las urnas. Por cierto, un edificio que, según alegó Flores, él no tenía acceso. Tenía que pedir permiso al servicio de seguridad contratado por Madritec -empresa pública que gestionaba la explotación del edificio- para que le abriera si quería acceder a ese punto. Además de las urnas, se guardaba todo el material utilizado para la fiesta y que iba a emplearse cuatro días después en otra fiesta que Flores tenía prevista.
¿Quién pudo hacer esa maniobra? Flores no señaló a nadie en concreto pero sí mantuvo durante todo el interrogatorio su tesis que Madritec y por tanto el Ayuntamiento de Madrid, no tenían los papeles en reglas ni las licencias pertinentes. Eso él se enteró después de la tragedia porque hasta ese momento, según su versión, a él siempre le habían dicho que tenían las licencias municipales para la organización de eventos en el Madrid Arena en regla.
La seguridad del recinto correspondía a Madritec; y el servicio médico que contrató lo izo voluntariamente porque por contrato no estaba obligado. Otro falló del que culpa al consistorio es que en todos los eventos que él había organizado en el Madrid Arena, y que ascendía a más de treinta, siempre se había celebrado previamente varias reuniones con el jefe de la Policía Municipal, delegación de gobierno, representantes de Madritec, y ellos para organizar el dispositivo. Pero esa vez nadie le dijo nada. No hubo ninguna reunión.
Ha lanzado también la responsabilidad a la falta de control policial. Aquella noche había muchos menos agentes de la Policía Municipal controlando la zona de la Casa de Campo que en otras fiestas que él había montado en el mismo recinto. Es más, el inspector jefe de la Policía en el momento de los hechos, Emilio Monteagudo, también está acusado por homicidio imprudente.
El tribunal debe resolver muchas incógnitas a lo largo de la vista oral. Esa mano negra a la que se refiere Flores también habría metido en las urnas los talones con las entradas que sobraron, talones que en otro momento de la declaración del empresario habrían sido destruidas.