Las contradicciones comienzan a surgir entre los interrogatorios de los acusados por homicidio imprudente por la muerte de cinco jóvenes en la fiesta celebrada en el madrileño pabellón de Madrid Arena la noche del 1 de noviembre de 2012. Entre los acusados, empiezan a echarse las culpas entre unos y otros.
Si el principal acusado, Miguel Ángel Flores, aseguró que fue el coordinador de operaciones y proyectos de Madridec -la empresa pública que gestiona el Madrid Arena- quien dio la orden de que a una determinada hora de la noche se abriera el portón principal, lo que provocó la entrada en masa de 3.000 personas creando una avalancha, Francisco del Amo lo niega y desmiente la versión de Flores.
Del Amo, también acusado en la causa, explicó al tribunal que él no tenía que estar aquella noche en el pabellón. Había un responsable técnico encargado de todas las incidencias. Aún así, él, como coordinador, en eventos similares solía acudir a revisar y controlar. "Si yo me voy al pueblo a ver la tumba de mi padre no me hubiese pasado esto", se lamentó.
El día siguiente era el día de todos los santos, y es tradición llevar flores a las tumbas de los seres queridos. Del Amo no fue a visitar a su padre fallecido, sino que se quedó en la fiesta que montaba Flores, propietario de la empresa Diviertt, en el pabellón que él coordinaba. Tanto Flores como los principales responsables de la empresa promotora le culpan de ordenar a los agentes de seguridad que controlaban los exteriores del Madrid Arena abrir el portón principal del recinto, permitiendo que unas 3.000 personas entraran sin control a la pista donde estaba actuando el DJ Steve Aoki.
El principal acusado sostiene que esa fue una de las razones por las que la planta principal se colapsó y provocó las avalanchas que causaron el pánico y en la que murieron las cinco jóvenes. Del Amo se defiende: Madridec no tenía ningún interés en que se llenara el recinto.
Sin embargo, Divertt había recogido por contrato que le interesaba tener el mayor número posible de gente debajo del escenario "para hacer el numerito de la barca", por la que una barca sale del escenario y se pasea por encima del público con gente encima. "Nadie me pidió aquella noche que abriera el portón de cota cero. Así que no pude dar esa orden. No doy esa orden porque nadie me lo pide", exclamó.
No controlaron el aforo
Respecto del exceso de aforo dentro de la sala, el coordinador de Madridec reconoció que en ese evento en particular no requirieron a Flores el certificado de ventas para controlar que no hubiera vendido más entradas del aforo aprobado por el Ayuntamiento. Sin embargo, aseguró al tribunal que hasta que abandonó el Madrid Arena, cerca de las 3 de la madrugada, "no me dio la sensación que estuviera sobreaforado".
Además, explicó que en los más de veinte eventos que habían organizado con la empresa de Flores jamás habían tenido un problema de aforo. Por otro lado, culpó a la empresa contratada por Flores para la seguridad del interior, Kontrol 34, de dejar cerrados los vomitorios, impidiendo que en el momento de las avalanchas la gente pudiera salir por los puntos indicados.
Antes de que ocurriera la tragedia, el técnico responsable de Madridc alertó a Del Amo de que seis de las ocho puertas para las salidas de emergencia estaban cerradas con cadenas. Se les avisó de que las quitaran y dieron por hecho que lo habrían hecho. "Es una barbaridad que sólo hubieran dos vomitorios abiertos. Se ven en las cámaras que los de seguridad vuelven a meter dentro a la gente cuando intentaban salir", explicó a la Sala.