Gabriel Rufián, graduado social de 31 años, ha estrenado esta semana su primer puesto político -un escaño en el Congreso de los Diputados como cabeza de lista de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)- junto a un cierto protagonismo. ¿Su hazaña? Rechazar ir a Zarzuela la semana que viene para cumplir con el trámite constitucional de reunirse con el rey dentro de la ronda de consultas para formar Gobierno.
“Todos los demócratas deberíamos estar preocupados. No se trata de un partido, ni de República o Monarquía, ni de Cataluña: se trata de que un señor al que no ha elegido nadie -Felipe VI- incurre en una clara falta de respeto institucional”, ha explicado a este periódico un portavoz de ERC. “Como mínimo es poco elegante no recibir a la presidenta de un Parlamento -Carme Forcadell- o no felicitar al presidente de la Generalitat -Carles Puigdemont-. Ellos representan a la soberanía popular. ¿Quién es él, que no ha sido elegido por nadie, para comportarse así?”.
El portavoz concluye: “Es más, si un día somos un Estado, seguiremos queriendo tener las mejores relaciones con los representantes del reino de España”.
Pellizcos de monja
Este capítulo protagonizado por Rufián, un activista hijo de granadino y jienense que ha encumbrado a ERC como segunda fuerza política de Cataluña, pone fin a una semana de pequeños-grandes gestos protocolarios y políticos entre la jefatura del Estado y un gobierno catalán en manos de independentistas que denotan una creciente tensión.
“Nosotros no hacemos valoraciones políticas”, señalan fuentes de la Casa del Rey en referencia al gesto de Rufián. “El Rey recibe una lista que le da el presidente del Congreso y se limita a ordenar las audiencias de los representantes políticos. Puro procedimiento constitucional”.
Ese proceso marcado por la Carta Magna tiene ya un calendario de consultas que se extenderá a lo largo de toda la semana y que incluirá a quince diputados. Zarzuela se ha tomado más tiempo de lo habitual debido a la fragmentación política y al rifirrafe con ERC. Finalmente, las audiencias del Rey empiezan, de menor a mayor, este lunes con Pedro Quevedo, de Nueva Canarias, y acaban el viernes con el presidente en funciones, Mariano Rajoy.
Tres audiencias diarias, mañana y tarde, que incluyen a los representantes de las tres marcas de Podemos (En comú Podem, Compromís y En marea). La lista, un trámite hasta ahora inocuo, fue entregada por el presidente del Congreso, Patxi López, este jueves. Ese mismo día, el socialista Pedro Sánchez, criticó suavemente a Felipe VI en TVE: “Creo que la Casa Real tiene un papel institucional que jugar, creo que lo está haciendo extraordinariamente bien, pero honestamente creo que no hubiera estado de más que se hubiera reunido con la presidenta del Parlamento de Cataluña”.
Antes ya lo había hecho el dirigente socialista catalán, Miquel Iceta, en RAC1: “No es un error grave, pero en la situación actual yo lo hubiese hecho -recibir a Forcadell- para señalar normalidad y formalidad. Como deferencia y atención a una situación muy especial”.
No recibir a Forcadell en Zarzuela y no felicitar a Puigdemont son lo que un veterano político de Madrid llama “pellizcos de monja” de Felipe VI frente a unas personas “que quieren acabar con lo que él representa: la unidad de la España monárquica”. Un tercer pellizco fue no incluir en el decreto de cese de Artur Mas publicado en el BOE la fórmula de agradecimiento “a los servicios prestados”. Para los independentistas catalanes esto suma tres ofensas en una misma semana. Frente a estas tres, una del frente catalán.
De momento, esta singular batalla del protocolo ha acabado así en la en la cuenta de Twitter de Rufián: “Nos reuniremos con Felipe de Borbón cuando respete a Catalunya y a sus instituciones. Aquí nuestros únicos reyes son nuestros hijos”.