Delinca. Vaya a prisión. Pórtese bien. Escriba un libro. O, si no le apetece o no tiene tiempo, contrate a alguien que lo haga por usted. Sortee -o compre- a la Comisión de Expertos encargada de aprobar o no el tema de la obra. Y reduzca, automáticamente, 30 días su condena. Ésta es la controvertida ley de la que se está aprovechando la comunidad reclusa rumana en masa. Claro que existen otras legislaciones que contemplan beneficios penitenciarios extravagantes: en Tailandia, por ejemplo, reducen su condena los presos que participan en combates de Muay Thai -un derivado local del kick boxing- y pelean con luchadores profesionales.
O en la región india de Madhya Pradesh, donde si los reclusos cumplen todas las sesiones de un curso de yoga -orientado a mejorar su autocontrol y disciplina- disminuyen 15 días su tiempo carcelario. El problema de Rumania es el curioso boom literario que está liderando un grupo de presos acaudalados y condenados por corrupción: desde 1969 hasta 2010, las cárceles rumanas sólo produjeron dos obras, pero en 2014 ya fueron 90 y en 2015 la cifra se ha disparado hasta 340 libros, según los datos ofrecidos por la administración penitenciaria del país.
Literatura pro reo
La literatura en Rumania se ha excedido de pro reo. La idea de la reinserción social a través del canal cultural y creativo se remonta al referido 1969, cuando aún el país -europeo desde 2007- formaba parte de la órbita soviética. Fue Nicolae Ceausescu -presidente de la República Socialista Rumana desde 1974 a 1989- quien, en medio de sus políticas radicales de corte maoísta, quiso forzar una revolución cultural en su ciudadanía. En su programa incluyó esta ley, que en principio estaba dirigida a los intelectuales encarcelados que no eran aptos para el trabajo físico.
La idea de la reinserción social a través del canal cultural se remonta a 1969, durante el gobierno comunista de Ceausescu
Esta norma ha sobrevivido, inauditamente, a los giros legislativos del país, y ya parecía enterrada en el imaginario jurídico hasta que hace dos años los abogados de los reos comenzaron a hacer uso de ella. Laura Stefan, analista en el think thank Foro de Expertos -que promueve el buen gobierno y la transparencia-, aseguró a Associated Prees que todos los presos que han exprimido esta ley en su beneficio tienen en común el ser "personas ricas y poderosas, bien relacionadas, que pueden darse el lujo de tener abogados de calidad" que les enseñan a fructificar la legislación vigente.
Plagios
Pero no sólo del abogado vive el recluso. Stefan explica que la calidad de estos libros es "pobre", y que algunos son "claramente una copia", haciendo ver que estas obras -de presunto valor científico- tendrán más que ver con el poder económico y la influencia de sus autores que con sus conocimientos. Otros tomos se engordan con copiosas fotos acompañadas de un ridículo texto. Esta oleada de autores prolíficos es aún más sorprendente teniendo en cuenta los recursos de los que disponen: no tienen acceso a libros ni internet y son muy pocos los que poseen mesa en su celda. La acusación plantea que los reos pueden estar recibiendo las obras desde fuera y sólo se dedican a copiarlas a mano.
Estos prolíficos autores disponen de escasos medios: no tienen acceso a libros ni internet y son muy pocos los que poseen mesa en su celda
Raluca Pruma, actual ministra de Justicia rumana, ya ha impulsado la derogación de la ley por decreto de emergencia alegando, en declaraciones a AP, que "el abuso del sistema" está "fuera de control". También la Fiscalía del país está investigando si los presos contrataban a negros literarios: el Ministerio Público ha citado el caso concreto del libro de un preso. Era un tomo de 212 páginas que fue escrito en apenas siete horas. "He observado un enorme aumento de publicaciones en un espacio muy corto de tiempo. Está claro que el procedimiento no se ha aplicado de manera estricta".
Los profesores, ¿compinches?
La insoportable levedad de criterio de la Comisión de Expertos -compuesta por profesores universitarios- se ha puesto también en entredicho, ya que es su labor determinar si los libros tienen mérito científico. Pruna ha propuesto una nueva legislación que equipare la creación literaria con actividades como la pintura o el teatro. Sólo en conjunto se tendrían en cuenta a la hora de valorar la libertad anticipada.
La infracción ha persistido impune estos años por la escasa atención que le presta el sistema rumano al delito de plagio. Hasta el ex primer ministro Victor Ponta hizo lo propio con su tesis doctoral en 2003, con alegría y sin represalias legales. Alianzas matrimoniales en la política de los príncipes rumanos de Valaquia y Moldavia -acusado de plagio- o Franquicias vs Gestión en la industria hotelera son algunos de los últimos títulos publicados.
Los más listos de la clase
El rey de la literatura rumana entre rejas es, hoy por hoy, el empresario George Copos, ex propietario del club de fúbol Rapid de Bucarest, que ya ha conseguido reducir cinco meses su pena de cuatro años por evasión fiscal. Otro caso es el de George Becali, líder del partido PNG-CD y propietario del club de fútbol Steaua Bucarest: hace poco reconoció que los cuatro libros que firmó durante su estancia en la cárcel no eran de su autoría. Su temática se movía entre el amor misericordioso y el Monte Athos.
George Becali, uno de los beneficiados por la norma, reconoció que los cuatro libros que firmó durante su setancia en la cárcel no eran de su autoría
Pero tal vez la obra más controvertida publicada en estas condiciones es la del magnate de los medios de comunicación Sorin Ovidiu Vantu, registrado en 2008 como uno de los hombres más ricos de Rumania: su libro trataba sobre los vacíos legales que le permitieron enriquecerse tras la caída del comunismo.
Literatos prisioneros y consagrados
Son muchos los autores célebres que se hubiesen beneficiado de esta medida de haber sido condenados bajo la actual legislacion rumana: Santo Tomás Moro, San Juan de la Cruz, Cervantes, Quevedo, Voltaire, Miguel Hernández... algunos incluso inspirándose en la propia temática del encierro, como el escritor irlandés Oscar Wilde, quien, encarcelado por su tendencia homosexual, redactó una gran carta para su amor Lord Alfred Douglas en la que contaba cómo era su vida, las características de su sentencia y cuáles consideraba que eran sus posibilidades de redención. El germen de todo eso fermentó en De profundis, publicada en 1897.
¿Podría pasar en España?
Lo cierto es que en el Reglamento Penitenciario español no caben estas triquiñuelas. "Existen beneficios penitenciarios por la realización de talleres o trabajos ocupacionales y/o por la participación en las actividades socioculturales y deportivas organizadas por la Administración Penitenciaria", explica José María Baños, abogado de Letslaw. "Estos beneficios permiten la reducción de condena impuesta en la sentencia firme y suponen el adelantamiento de la libertad condicional y el indulto particular del preso que los solicita", alega Baños, "pero como medida para evitar la realización de prácticas ilegales por parte de los presos para obtener estas ventajas, contamos con el Fraude de Ley".
En España sí que contamos con un contrapeso a los beneficios penitenciarios socioculturales: el fraude de ley
El Fraude de Ley -recogido por el artículo 6.4 del Código Civil-, como detalla el abogado, consiste en llevar a cabo conductas que en un primer momento se presumen lícitas -gracias al amparo de una determinada ley- pero que producen un resultado prohibido por otra normativa vigente. "Por tanto, estos actos demostradamente ilícitos no impedirían la debida aplicación de la norma que se hubiese intentado eludir", recuerda Baños.
El problema del sistema jurídico rumano es que no posee una norma que haga de contrapeso a su ley, aunque ésta pudiese ser positiva en lo que a reinserción se refiere -si se aplicase lícitamente-. La derogación viene en camino, para desgracia de los corruptos que utilizan la literatura como trampolín a la libertad. También para el próximo Oscar Wilde. Si es que llega.